jueves, 7 de abril de 2016

Asesinos en Serie (Yoo Young-Chul [XI])

El jueves 15 de julio, Yoo fue arrestado por golpear a una prostituta en un motel del sureño barrio Yeoksam de Seúl. Los policías en ese momento no sabían que tenían al asesino serial en sus manos, y Yoo fue más astuto que ellos y fingió una pierna herida y ataques epilépticos para apelar a la compasión de los policías, quienes en un momento del interrogatorio se descuidaron, cosa que fue aprovechada por Yoo para escapar, pese a que estaba esposado.
Tras huir, Yoo se apareció en casa de su madre. Estaba deprimido, acabado, desmoralizado. Dijo por ello su madre sobre aquel día:
- "Me encontré con mi hijo un 15 de julio. Él solo dijo: '¡Quiero morir! ¡Quiero morir!'. Yo no era capaz de decir nada. Lloré.2
Entretanto, esa misma noche los proxenetas locales sabían que algo estaba pasando, por lo que aunaron fuerzas y, con la ayuda del oficial Yang Pil-ju, planearon tenderle una trampa. Aquello fue posible gracias a que Yoo había tenido el descuido de llamar a más de una víctima con el mismo número de celular, de modo que los proxenetas, que solían revisar los horarios en que sus trabajadoras entraban y salían con los clientes, pudieron notar que un número de celular determinado figuraba como el número del cliente que contactó con ciertas chicas justo antes de que éstas desapareciesen.
Yoo debió haber permanecido quieto después de escapar de la Policía, pero tuvo la torpeza y la impulsividad de planear un crimen la madrugada del viernes 16 de julio. Ocurrió entonces que, intencionalmente, el proxeneta de la agencia contactada le mandó una mujer vieja y poco atractiva, sabiendo que Yoo la rechazaría y pediría una chica joven y de buen aspecto, tal y como en efecto sucedió entre la una y las dos de la madrugada.
Fue justo en ese largo intervalo de tiempo (el proxeneta le dijo a Yoo que debía esperar cierto tiempo para que llegue la chica pedida) que los proxenetas contactaron con el oficial Yang y coordinaron todo con la Policía. Así, a eso de las cuatro de la madrugada, policías y proxenetas se pusieron alertas cuando el celular de la chica que serviría de cebo sonó y Yoo, desde el otro lado de la línea, le solicitó que se metiera por un callejón y que siguiese tales y cuales desvíos, dando con ello a notar que existía algo extraño en la ubicación programada para el encuentro.
Momentos después interceptaron a Yoo en un callejón oscuro y lo condujeron a la comisaría, donde Yoo confesó todas sus horrendas proezas.
En apenas diez días la Policía finalizó las investigaciones necesarias para entregar el caso a los fiscales, por lo que el lunes 26 de julio del 2004 Yoo fue transferido a la oficina del fiscal. Mientras Yoo se dirigía a su destino, una masa enorme de curiosos, reporteros y fotógrafos pululaba en torno a él.
La pena de muerte para Yoo Young-Chul fue pedida por la fiscalía el 29 de noviembre del 2004. El 9 de junio el veredicto final del Tribunal Supremo ratificó la pena de muerte. Días más tarde, el Ministerio de Justicia envió a la Asamblea Nacional una carta oficial en que se criticaba a los movimientos legislativos que exigían la derogación de la pena de muerte. Entre otras cosas, en esa carta la pena de muerte era justificada a través de palabras que aludían indirectamente a Yoo:  
- "Si los asesinos brutales no son condenados a la pena capital, se estaría yendo contra el sentimiento público de justicia y el rencor de las víctimas, y sus sentimientos de venganza personal aumentarían."
Actualmente Yoo Young-Chul está en el corredor de la muerte, esperando su final junto a otros 60 convictos. Se le imputaron 20 asesinatos aunque él mismo confesó que hubo más muertes.

fuente: http://www.asesinos-en-serie.com


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