miércoles, 6 de julio de 2016

Historia de Catalunya (Los Comtes de Barcelona [Ramón Berenguer IV])

Ramón Berenguer IV [II]

De esta manera quedaron unidos, bajo un solo monarca, dos de los más importantes reinos peninsulares. Era una unión patrimonial, ya que ambos reinos conservaban sus leyes y sus instituciones, y Ramón Berenguer IV poseía los territorios de Aragón sólo en usufructo, pues éstos, según las capitulaciones matrimoniales, correspondían a los hijos de Petronila. Su diplomacia consiguió que tanto las órdenes religiosas como Alfonso VII de Castilla aceptaran esta situación, para lo cual hubo de conceder amplios privilegios a las primeras y prestar vasallaje al castellano por las plazas al oeste del Ebro.

Su política exterior se centró entonces en la expansión de catalanes y aragoneses hacia el sur, y en la defensa de sus derechos en Occitania. Tomó Tortosa en 1148 y un año más tarde, Lleida, Fraga y Mequinenza. En 1151, con el "Tratado de Tudellén", pactó con Alfonso VII el reparto de la conquista de las tierras musulmanas, así como el del reino de Navarra.

Historia de Catalunya (Los Comtes de Barcelona [Ramón Berenguer IV])

Ramon Berenguer IV [I]

Nació en  Barcelona 1113/1114 -  Muere Borgo San Dalmazzo (Italia), el 6 de agosto de 1162. Paso a la historia como "el Sant" fue Comte de Barcelona, Girona, Osona y Cerdanya, y princeps de Aragón (o a veces también de Sobrarbe y Ribagorza), que en la época significaba "primus inter pares".
Hijo de Ramón Berenguer III y de Dolç I de Provença. Era nieto por línea paterna de Ramón Berenguer II y de Mafalda de Apulia-Calabria, y por línea materna de Gilberto de Gévaudan y Gerberge de Provença.

A la muerte de su padre en 1131 recibe el Comtat de Barcelona, mientras que su hermano gemelo Berenguer Ramón le sucede en Provença. Fue caballero templario, como lo había sido su padre, aunque con carácter temporal (miles ad terminum).
El 26 de mayo de 1135 acudió a León para la coronación de Alfonso VII como Imperator totius Hispaniae (Emperador de toda España) ante el legado pontificio y los principales nobles de España y el sur de Francia, incluyendo musulmanes.
Gracias al apoyo mostrado a Ramiro II de Aragón en contra de Alfonso VII de León, aquel le ofreció a su hija Petronila, de un año de edad, en matrimonio.

La boda (a pesar de la enorme diferencia de edad) se celebró en Lleida, mucho más tarde, en el mes de agosto de 1150. El 13 de noviembre de 1137, Ramiro depositó en su yerno el reino pero no la dignidad real, firmando este en adelante como Comte de Barcelona y Príncipe de Aragón. Luego renunció al gobierno (aunque no a su título de rey, pues seguía siendo el Señor Mayor de la Casa de Aragón en tanto que su nieto Alfonso no cumpliera la mayoría de edad) y volvió al convento. De esta manera, Ramiro cumplió la misión de salvar la monarquía y así también se uniría el Reino de Aragón con el Coomtat de Barcelona.

Los acuerdos matrimoniales por los que se rigió el enlace se establecieron según el derecho aragonés y, según la mayoría de los historiadores, se establecieron bajo la forma de Matrimonio en Casa. Esto supone que, al no haber heredero varón, el esposo cumple la función de gobierno, pero no la de cabeza de la casa, que solo se otorgará al heredero. A partir de este contrato, quien tiene la última potestad no es el esposo, sino el "Señor Mayor de la Casa de Aragón", hasta que el heredero legítimo adquiera la potestad (y en el caso del reino de Aragón, el reino, título de rey y cabeza de la Casa de Aragón) y, por tanto, asumía el linaje de la "Casa de Aragón" él y sus herederos in saecula saeculorum

Leyendas en Catalunya (Dama Blanca de Auvinyà [II])

No obstante, en esas mismas fechas un gran lobo feroz comenzó a causar estragos por la zona. Pocos fueron capaces de escapar de sus fauces, y los pocos afortunados que lo consiguieron afirmaron ver en los ojos de la bestia la mirada desesperada de una persona, de un obispo… Por eso, la Dama Blanca es considerada la protectora de los valles de Andorra.
A los pocos días, "el síndic" organizó una batida para acabar con el lobo, y fue un cazado del propio "sindic" quien le puso fin a la vida del obispo convertido en lobo.
Muy pronto, el cazador se empezó a encontrar mal, y comenzó a tener mucha fiebre que le producía pesadillas con lobos enormes. Viendo que empeoraba más y más cada día, los familiares fueron a buscar a la Dama Blanca de Auvinyà, y ésta les dijo que nada podía hacer para curar al hombre. Que lo que había matado en realidad era el obispo de la Seu.
El hombre murió y la Dama Blanca desapareció para siempre. Y hay quien dice, que desde entonces todos los obispos aprendieron bien la lección y que respetaron a partir de entonces todas las leyes y privilegios otorgados a los Andorranos por el emperador Carlomagno siglos atrás. "


Aunque siempre hay que tener en cuenta aquello tan famoso de "la historia detrás de la leyenda".
Este relato está recogido por diversos viajeros ingleses en muchos de sus viajes por la zona, donde los aldeanos les contaban la historia como algo totalmente cierto. Es cierto que ya desde el siglo X las autoridades laicas y eclesiásticas de Urgell intentan imponer su autoridad sobre los territorios andorranos, aunque con poco éxito: en el 992 un vasallo del conde de Urgell lenvató un castillo en Bragafolls, al sur de Andorra, el cual fue asaltado por los habitantes y destruido. Nunca ningún señor pudo imponerse del todo en estos valles.

Leyendas en Catalunya (Dama Blanca de Auvinyà [I])

Una de sus leyendas más misteriosas e inquietantes es la de la "Dama Blanca de Aubinyà". Nos cuenta la leyenda que en este lugar, dominando el camino hacia las tierras de Urgell, existía una torre fuerte y bien construida propiedad de un noble andorrano, que al morir la dejó en herencia a su única hija, llamada por los lugareños "la Dama Blanca", a causa de los vestidos que solía llevar de ese color.
Por esta época, era la iglesia de Urgell la que se había atribuido el control de estas tierras, avasallando a sus habitantes con fuertes impuestos y exigencias. La "Dama Blanca" era descrita como una mujer fuerte y con convicciones, así que inmediatamente de heredar la torre y las tierras de su difunto padre, prohibió en numerosas ocasiones la entrada del obispo de Urgell en los valles andorranos. Pero éste, haciendo alarde de su orgullo, entraba y salía con total impunidad aumentando a su vez las cargas sobre los indefensos campesinos.

Sucedió que una noche, tras un largo día de cobros y exigencias, la comitiva del obispo se dirigía de vuelta a la sede del obispado cargados del dinero y los bienes de los campesinos andorranos. Era una noche de luna llena y se respiraba un ambiente de tranquilidad y desasosiego mientras el obispo cruzaba el borde de un bosque junto a Aubinyà, cuando de pronto escuchó una dulce y celestial voz de mujer que emergía de entre la arboleda. El obispo bajó de su corcel y dejó que la comitiva siguiera unos pasos y éste se adentró en la negrura bosque, cuando de pronto vio a una hermosa mujer bañada por la intensa luz de la luna, vestida totalmente de blanco y haciéndole signos para que se acercara a ella. El obispo, seducido, se acercó a ella y ésta le cogió dulcemente de la mano; él la abrazó por la cintura y ambos se adentraron en la espesura del bosque. Ésta fue la última vez que se vio al obispo, de nada sirvieron las batidas realizadas por sus secuaces días después en su búsqueda.