Jesse Harding Pomeroy, nacido el 29 de Noviembre de 1859 en el pueblo de
 Charleston (Massachusetts [USA]) - fallece el el 29 de septiembre de 1932 . Fue el segundo hijo de Thomas y Ruthann 
Pomeroy, personas que vivían en la medianía económica de ese entonces. 
Se dice que el padre de familia era un sujeto abusivo y alcohólico, no 
muy diferente de la gran mayoría de hombres de su condición. Por 
cualquier motivo que lo enfureciera, llevaba a sus hijos a una cabaña 
donde los desnudaba y aporreaba hasta aplacarse. De estas palizas Jesse 
no asimiló la idea de la buena conducta, sino una forma pervertida del 
placer y la diversión.
De acuerdo a los relatos de la época, la
 apariencia de Pomeroy inspiraba miedo. El mismo estaba conciente de que
 era un sujeto diferente. Su cuerpo era muy grande para su edad, así 
como su cabeza, orejas y rasgos faciales poco favorecedores. Su ojo 
derecho carecía de iris y pupila, confiriéndole un aspecto aterrador. Ni
 su propio padre podía mirarlo sin experimentar un escalofrío.
Como siempre ocurre, en consecuencia o a
 causa de ser diferente, Pomeroy era un sujeto retraído y solitario. 
Nadie lo recordaba sonriendo pero sí lo recordaban por los extraños 
ataques nerviosos que de vez en cuando lo atacaban. Por lo tanto, 
durante su tierna niñez seguramente fue pasto de los niños abusadores 
del barrio.
En casa de la familia Pomeroy no podía 
haber mascotas. De forma inesperada, aparecían muertas. Una vez, los 
canarios de la señora Pomeroy aparecieron con las cabezas arrancadas y, 
después de que descubriera a Jesse torturando al gato de los vecinos, se
 decidió que no entrarían más animales al domicilio. Esta conducta 
violenta contra los animales forma parte de la clásica triada fatídica 
observada en la mayoría de los asesinos seriales del mundo. Los animales
 proporcionan la experimentación para el sadismo y la violencia que en 
un futuro el psicópata ha de aplicar a sus semejantes.
     
Jesse Pomeroy – El Niño Psicópata
admin 
     2 marzo, 2011
     
    
Su ojo derecho carecía de iris y pupila,
 confiriéndole un aspecto aterrador. Ni su propio padre podía mirarlo 
sin experimentar un escalofrío. Su naturaleza interior, igual de 
escalofriante, le llevó a ser condenado a cadena perpetua con apenas 15 
años.
El Niño Psicópata
El padre de 
Pomeroy era abusivo y alcohólico. Por cualquier motivo que lo 
enfureciera, llevaba a sus hijos a una cabaña donde los desnudaba y 
aporreaba hasta aplacarse. De estas palizas Jesse (arriba) no asimiló la
 idea de la buena conducta, sino una forma pervertida del placer y la 
diversión, forma que empezaría a practicar con animalitos como los 
canarios de su madre a los cuales decapitó.
 

Uno de los primeros casos conocidos 
acerca de niños asesinos es el del norteamericano Jesse Harding Pomeroy,
 nacido el 29 de Noviembre de 1859 en el pueblo de Charleston, 
Massachusetts. Fue el segundo hijo de Thomas y Ruthann Pomeroy, personas
 que vivían en la medianía económica de ese entonces. Se dice que el 
padre de familia era un sujeto abusivo y alcohólico, no muy diferente de
 la gran mayoría de hombres de su condición. Por cualquier motivo que lo
 enfureciera, llevaba a sus hijos a una cabaña donde los desnudaba y 
aporreaba hasta aplacarse. De estas palizas Jesse no asimiló la idea de 
la buena conducta, sino una forma pervertida del placer y la diversión.
 
De acuerdo a los relatos de la época, la
 apariencia de Pomeroy inspiraba miedo. El mismo estaba conciente de que
 era un sujeto diferente. Su cuerpo era muy grande para su edad, así 
como su cabeza, orejas y rasgos faciales poco favorecedores. Su ojo 
derecho carecía de iris y pupila, confiriéndole un aspecto aterrador. Ni
 su propio padre podía mirarlo sin experimentar un escalofrío.
Como siempre ocurre, en consecuencia o a
 causa de ser diferente, Pomeroy era un sujeto retraído y solitario. 
Nadie lo recordaba sonriendo pero sí lo recordaban por los extraños 
ataques nerviosos que de vez en cuando lo atacaban. Por lo tanto, 
durante su tierna niñez seguramente fue pasto de los niños abusadores 
del barrio.
En casa de la familia Pomeroy no podía 
haber mascotas. De forma inesperada, aparecían muertas. Una vez, los 
canarios de la señora Pomeroy aparecieron con las cabezas arrancadas y, 
después de que descubriera a Jesse torturando al gato de los vecinos, se
 decidió que no entrarían más animales al domicilio. Esta conducta 
violenta contra los animales forma parte de la clásica triada fatídica 
observada en la mayoría de los asesinos seriales del mundo. Los animales
 proporcionan la experimentación para el sadismo y la violencia que en 
un futuro el psicópata ha de aplicar a sus semejantes.
En una suerte de lenta pero trágica 
evolución, Pomeroy decidió descargar sus locuras contra nuevas presas, 
eligiéndolas de acuerdo a su edad: niños más pequeños que él. El primero
 fue el niño William Paine, que fue hallado un día de diciembre de 1871 
por dos hombres que caminaban por una calle solitaria. Habían escuchado 
un lloro quedo y apagado y, al acercarse a una pequeña cabaña, pudieron 
escucharlo con mayor claridad, y al entrar quedaron sorprendidos al ver 
al pequeño niño de 4 años colgando de las manos, que estaban atadas con 
una cuerda suspendida del techo del lugar. Apenas consciente lloraba 
Paine, cubierta su espalda de laceraciones y fuertes moretones. No pudo 
denunciar a su atacante.