Yang Xinhai, nació el 29 de julio de 1968 en Zhumadian (Henan [China]). Su familia era una de las más pobres del 
pueblo, y él fue el más joven de entre cuatro hijos.
Desde temprana edad, Yang mostró ser un 
chico inteligente e introvertido. Tenía lo necesario para terminar sus 
estudios elementales sin dificultad, pero en 1985, con 17 años de edad, 
abandonó su institución educativa y su hogar, ya que estaba frustrado, 
cansado y harto de las penurias que día a día debía afrontar a causa de 
la pobreza de su familia.
Para sobrevivir después de separarse de 
su familia, Yang se dedicó a viajar y a subsistir a base de trabajos 
ocasionales como obrero. Nunca duraba mucho en esos empleos, ya que no 
era suficientemente responsable y comprometido, además tenía una fuerte 
tendencia a llevarse cosas que no eran suyas, y cuando lo descubrían, 
además de ser despedido, debía sufrir la cólera de sus patrones y hasta 
las reprimendas policiales.
Por un tiempo, Yang pudo sortear las 
dificultades que le acarreaba su tendencia al hurto, pero después empezó
 a meterse en casas y a robar, y eso hizo que, entre 1988 y 1991, pasase
 realizando trabajos forzados en el campo por haber robado en Xi’an, 
Shaanxi y Shijiazhuang.
Cuando por fin salió, Yang no estaba 
reformado en lo más mínimo: los trabajos forzados solo habían aumentado 
el resentimiento social en él, y la ira que tenía acumulada podía 
estallar con cualquier detonante apropiado. Sin embargo permaneció en 
relativa calma, lógicamente por temor y no porque se hubiese reformado, 
hasta que en 1996 sus bajos impulsos lo dominaron e intentó violar a una
 niña en Zhumadian, por lo que volvió a ser encerrado, aunque acabarían 
reduciéndole la pena a tres años por el buen comportamiento que 
astutamente mostró.
En 1999, Yang salió de prisión gracias a
 su buena conducta. Las autoridades creían que el criminal había tomado 
conciencia, pero no era así: en realidad estaba peor que antes.
Ya libre, Yang tenía los bolsillos vacíos, el rencor a flor de piel, y 
el nefasto conocimiento de que le sería muy difícil ganarse la vida 
honradamente. Pese a eso, en esos tiempos logró hacerse con una 
bicicleta y hasta entabló una relación amorosa con una mujer que acabó 
siendo su novia, aunque ésta le dejó cuando se enteró de su oscuro 
pasado criminal: ese era el detonante que se necesitaba, pronto 
empezarían las matanzas