martes, 2 de febrero de 2016

Leyendas en Catalunya (El Gran casino de la Rabassada [II])

A principios de s. XIC, se comentaba que el hotel-casino era en realidad un burdel de lujo donde los empresarios catalanes disfrutaban de las más bellas señoritas de la época, los rumores de la época, y aún hoy existen, indican que se ejerció la prostitución en el Casino, donde se ofrecía a sus clientes millonarios todas las emociones fuertes que podían desear, incluyendo las formas más siniestras e ilícitas de placer sexual.
Aunque la más inquietante de las historias es, sin duda, la de la llamada "habitación del suicidio". Se propagó el rumor de que el casino contaba con una habitación dispuesta para que los jugadores que se arruinaran se suicidaran discretamente. Se cuenta, incluso, que esa sala estaba embaldosada para que fuera fácil limpiar la sangre después del suicidio (generalmente con una pistola que el personal del Casino ofrecía a los arruinados) y no tenía ventanas. Enclavada en los sótanos del edificio para que nadie pudiera oír lo que sucedía ahí, la sala quedó olvidada después del cierre del casino. Sólo algunas personas la recordaban, conscientes de que aquel podía ser el lugar perfecto para un crimen impune. Era la unia sala que no estaba construida en madera como el resto del edificio para facilitar la limpieza de la sangre de la victima. Sorprende que una de las "visitantes" al casino era Enrriqueta Martí (la "Vampira de Barcelona"), para contactar con la alta sociedad, a la que vendia sus brebajes y unguentos fabricados con la sangre, tuetanos y "grasas" de crios, aunque tampoco seria raro que enviara a más de uno de esos "menores" secuestrados, para saciar las apetencias sexuales de esos millonarios

Leyendas en Catalunya (El Gran casino de la Rabassada [I])

El Casino de la Arrabassada fue un hotel y casino situado en la carretera de la Arrabassada en el término de San Cugat del Vallés (Barcelona).
Actualmente está en ruinas y sólo quedan algunos restos dispersados aleatoriamente por el terreno. Si bien en su tiempo fue uno de los edificios más emblemáticos de la Barcelona de principios del siglo XX, hoy es un lugar lleno de ruinas y de misterio.
En 1899 se construyó el Gran Hotel de la Arrabassada, decorado por el taller del pintor francés Edmon Lechavallier Chevignard, que se amplió en 1911 con la construcción de un casino, proyectado por el arquitecto Andreu Audet i Puig, y una zona de atracciones.
Fue una obra faraónica que contó con un presupuesto de 2,5 millones de pesetas, insólito en la época. Más de 300 invitados asistieron a su inauguración el 15 de julio de 1911, diez años después de que se hubiera inaugurado el Tibidabo.
Este majestuoso casino fue el símbolo del lujo de una ciudad en plena expansión económica. No le faltaba de nada y hasta tenía su propio parque de atracciones, restaurante con amplios comedores y chefs venidos de París, orquesta, hotel con habitaciones de lujo, salones recreativos, oratorio público, y grandiosos jardines con vegetación exótica procedente de diversos lugares del planeta.
La zona de atracciones estaba inspirada en otros parques de Londres, Nueva York o París, como lo demuestra el nombre que recibían algunas de sus atracciones: Scenic Railway, Cake Walk Building, Palais du Rire, Feu de Boules, etc.
La montaña rusa discurría, en gran parte del trayecto, por largos túneles subterráneos, algunos de los cuales aún se conservan bastante bien, en concreto, tres. Dos tienen cuatro metros de ancho por cinco de altura y conservan la salida. El tercero, en cambio, fue tapiado y no tiene salida posible.
A lo largo del tiempo se usaron para hacer pasar las vagonetas y guardarlas y más tarde como bodegas y almacenes. A poco más de cincuenta metros de estos túneles, y en dirección hacia Barcelona, se encuentra un lago que supuestamente se situaba bajo la montaña rusa.
Su declive comenzó a perfilarse en 1912 cuando el gobernador prohibió el juego, lo que provocó la quiebra de la sociedad al cabo de un año. El complejo siguió funcionando como hotel, restaurante y parque de atracciones. Cogió un cierta impulso con motivo de la Exposición Internacional de 1929, pero el general Primo de Rivera volvió a prohibir el juego ese mismo año, lo que provocó el cierre progresivo de todas las actividades hasta que en 1930 se clausuraba definitivamente el restaurante.
Entonces el edificio se fue deteriorando y durante la guerra civil española se utilizó primero, como refugio contra los bombardeos y después como cuartel. Las instalaciones se derribaron en el año 1940 y hoy sólo quedan en pie restos de paredes y columnas, algunas habitaciones medio destruidas, esculturas escondidas entre la vegetación, entradas y túneles, fosas cerradas con hierro forjado, arcos, fuentes, fragmentos enteros de escalinatas y otros pequeños rincones.
Los jugadores llegaban en funicular o con los automóviles de la misma sociedad del hotel que salían del centro de Barcelona. El 19 de julio de 1911 se inauguró la línea de tranvía de la Arrabassada respondiendo a la necesidad de crear una comunicación fácil entre la ciudad y el casino y parque de atracciones. La línea fue estrechamente ligada a las vicisitudes del casino y pasó por momentos muy lánguidos y por varias suspensiones del servicio, dado el objetivo para el que servía. Para la inauguración se alquilaron 4 tranvías de Marsella que tuvieron que retornarse unos años más tarde, ya que eran poco aptos para el servicio que tenían que hacer. Se instauró de nuevo el servicio en régimen de alquiler para la compañía Las Tramways de Barcelone que asignó coches de la serie 200 y la línea salía de la plaza de Cataluña.
La línea estuvo en servicio hasta finales del año 1938 cuando fue utilizada por los barceloneses que huían de los bombardeos y por el personal del cuartel en que se había reconvertido el casino. El material y las instalaciones permanecieron inactivos e intactos hasta 1956, cuando se decidió su supresión definitiva.