martes, 2 de febrero de 2016

Leyendas en Catalunya (El Gran casino de la Rabassada [II])

A principios de s. XIC, se comentaba que el hotel-casino era en realidad un burdel de lujo donde los empresarios catalanes disfrutaban de las más bellas señoritas de la época, los rumores de la época, y aún hoy existen, indican que se ejerció la prostitución en el Casino, donde se ofrecía a sus clientes millonarios todas las emociones fuertes que podían desear, incluyendo las formas más siniestras e ilícitas de placer sexual.
Aunque la más inquietante de las historias es, sin duda, la de la llamada "habitación del suicidio". Se propagó el rumor de que el casino contaba con una habitación dispuesta para que los jugadores que se arruinaran se suicidaran discretamente. Se cuenta, incluso, que esa sala estaba embaldosada para que fuera fácil limpiar la sangre después del suicidio (generalmente con una pistola que el personal del Casino ofrecía a los arruinados) y no tenía ventanas. Enclavada en los sótanos del edificio para que nadie pudiera oír lo que sucedía ahí, la sala quedó olvidada después del cierre del casino. Sólo algunas personas la recordaban, conscientes de que aquel podía ser el lugar perfecto para un crimen impune. Era la unia sala que no estaba construida en madera como el resto del edificio para facilitar la limpieza de la sangre de la victima. Sorprende que una de las "visitantes" al casino era Enrriqueta Martí (la "Vampira de Barcelona"), para contactar con la alta sociedad, a la que vendia sus brebajes y unguentos fabricados con la sangre, tuetanos y "grasas" de crios, aunque tampoco seria raro que enviara a más de uno de esos "menores" secuestrados, para saciar las apetencias sexuales de esos millonarios

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