viernes, 3 de junio de 2016

Historia de Catalunya (Los Condados [XII])

Aun así, apenas hubo tomado posesión de estas fortalezas, el vizconde debió sentirse bastante fuerte como para romper la fidelidad jurada y retomar las hostilidades, y así, además de hacer matar a dos leales importantes del conde, otorgó el Castell de Pellendia, en el Conflent, a enemigos de Ramón Guifré; asoló los dominios de Sant Miquel de Cuixà; atacó por su cuenta el condado de Besalú, a pesar de existir una tregua con él, y, sobre todo, intentó apoderarse de nuevo de Iravals, pero, no pudiendo conseguirlo, decidió instaurar un peaje concurrente en Merencs, que arruinó el del conde en Iravals. Con el apoyo del vizconde de Berga y del de Fenolleda, así como del obispo Guillem Guifré, Bernat Sunifred debió fortalecer considerablemente su posición.

En un nuevo juicio, celebrado en Cornellà de Conflent en 1061, el vizconde consiguió ser readmitido a la fidelidad de Ramón Guifré a cambio, únicamente, de devolver el Castell de Queralt, algunos feudos menores más y de indemnizar con mil sueldos a la condesa, conservando el control de los peajes de Pimorent que Ramón Guifré, con el apoyo de los campesinos de Merencs contra la alianza de Bernat Sunifred con el conde de Foix, no consiguió recuperar hasta 1064. Esta victoria, que permitió a Ramón Guifré extender su dominio de nuevo a la cara norte del Pimorent, no conllevó la restauración del poder condal en Cerdanya. Bernard conservó no sólo el título de vizconde, sino también sus dominios, muy amplios en la región occidental del condado.

Tras la muerte de Bernat Sunifred, un hijo suyo, Ramón, recibió el tituló de vizconde de Cerdanya y otro, Bernat Bernat, el de vizconde de Urtx, con lo que esto suponía como mengua del poder condal, que no pudo conseguir aniquilar a su oponente. A pesar de la victoria del conde Guillem Ramón I (1068–1095), hijo y sucesor de Ramón Guifré (1035–1068), sobre el conde Guislaberto II de Rosello en el conflicto por la posesión de Cuixà y de la iniciativa condal de la fundación de Vilafranca de Conflent, entre 1088 y 1092, la dinastía vizcondal, protagonista de la revuelta nobiliaria en la Cerdanya, pudo consolidar sus posiciones en la parte occidental del condado. Además, la ausencia del conde Guillem Jordà (1095–1109), que en 1101 marchó hacia Tierra Santa como cruzado, debilitó el poder condal.

Historia de Catalunya (Los Condados [XI])

Cerdanya [III]

En la Cerdanya, el conde Guifré II (988–1035) abdicó y se hizo monje en Sant Martí del Canigó. Su hijo y sucesor Ramon Guifré (1035–1068) entró en conflicto, de una parte, con los condes de Foix y los de Tolosa por el control del paso de Pimorent y, por otra, por su intento de crearse un dominio propio en la frontera del reino de Lleida, con los condes Ramón Berenguer I de Barcelona y Armengol III de Urgell, a los cuales se alió Guillem I "el Graso" de Besalú. Ramón Guifré se enfrentó, además, con el obispo de Elna a causa de los expolios infligidos por el conde al monasterio de Sant Miquel de Cuixá por lo que Ramón Guifré llegó a ser excomulgado. Esta situación bélica debilitó seriamente el poder condal; los nobles se aprovecharon vendiéndose al mejor postor. Así, si Ramón Guifré consiguió sobornar el vizconde Mir Guillem de Urgell para que traicionara a Armengol III; también encontramos barones de la Cerdanya al servicio de Ramón Berenguer I de Barcelona, y de otros como el obispo Guillem Guifré de UrgelI que, según le convenía, se mantenía fiel a su conde, Armengol III, o se aliaba con su hermano, Ramón Guifré.

En este momento de marasmo político, en Cerdanya se produjo la revuelta del vizconde Bernat Sunifred. Sus dominios se encontraban en el área septentrional del condado, en la Vall del Segre, en el Conflent y también en el Arieja donde, mediante adquisiciones, no muy claras, Bernat Sunifred se había hecho con un territorio propio con centro en Merencs, villa que había hecho poner bajo soberanía nominal de los condes de Tolosa, para sustraerse a la autoridad de Cerdanya.

En el siglo XI, el atractivo de la Cerdanya ya no es, como en la época de los luchas entre árabes y francos, su condición de reducto aislado y de fácil defensa, sino su situación geográfica, como lugar de paso obligado para dirigirse a Al-Ándalus desde las comarcas pirenaicas de la Galia. Entonces, el principal punto estratégico del condado era el paso de Pimorent, donde se cobraba peaje a los mercaderes que transitaban. El control de dicho paso, que ya había provocado luchas entre Ramón Guifré y los condes de Foix y los de Tolosa, fue el motivo del alzamiento de Sunifred. El vizconde, arbitrariamente, incorporó todo el valle de Querol hasta Iravals, donde se cobraba el peaje, a su dominio de Merencs. En un primer momento, parece como si el conde intentara imponerse. Ramón Guifré consiguió obligar a Bernat Sunifred a comparecer delante de una asamblea de magnates, celebrada en Cornellà de Conflent el 28 de enero de 1047, donde el vizconde renunció a Iravals y admitió el dominio del conde de Cerdanya sobre sus posesiones de más allá del Pimorent, como Labra y Merencs. Además, por un posterior pacto de pacificación, el vizconde cedió a Ramón Guifré su castillo alodial de Jóc en Conflent, para recuperarlo después junto con tres fortalezas más: Sant Martí d'Arabó, Miralles y Queralt, situadas en el valle del Segre, por las cuales, Bernat Sunifred juró fidelidad a Ramón Guifré.

Historia de Catalunya (Los Condados [X])

Cerdanya II

Por eso, a la muerte de Guifré "el Pilós" (897) sus hijos: Guifré Borrell, Miró, Sunifred y Sunyer, pasaron a gobernar conjuntamente todos los dominios de su padre, administrándolos bajo presidencia del primogénito, Guifré Borrell. Aunque pronto, cuando cada uno de los condes cogobernantes tuvo descendencia, hizo falta abandonar la idea de herencia conjunta y, entonces, cada hijo transmitió individualmente a sus herederos la parte del conjunto condal que regía: Guifré Borrell y Sunyer, Barcelona, Girona y Osona; Sunifred, Urgell; y Miró, Cerdanya, Conflent y Berga. Este reparto de la herencia de Guifré "el Pilós" tuvo como consecuencia la separación de los condados de Urgell y Cerdanya, que habían estado unidos durante todo el siglo IX; la evolución posterior de la historia de las dinastías condales catalanas hizo que esta separación fuese irreversible. Por otra parte, al condado de Cerdanya fueron anexionados los pagi de Berga, Conflent, Fenolleda y Capcir; además, a la muerte del conde Radulfo de Besalú, acontecida entre los años 913 y 920, el conde Miró de Cerdanya se anexionó el condado de Besalú.

A la muerte de Miró (927), sus condados pasaron a sus hijos en régimen de cogobierno indiviso, pero, como eran menores de edad, ejerció la regencia su madre la condesa viuda Ava, hasta que, hacia el 941, al hacerse mayores de edad, asumieron plenamente las funciones condales: el primogénito, Sunifred (927–965), tomó el gobierno de Cerdanya, Guifré II, subordinado a Sunifred, fue conde de Besalú (927–957), Oliba Cabreta colaboró con Sunifred en el gobierno de Cerdanya, y Miró Bonfill se hizo eclesiástico.

Tras las muertes de Guifré II (957), asesinado a raíz de una revuelta en el condado, y de Sunifred (965), posiblemente soltero, la nueva cabeza del linaje fue Oliba Cabreta; éste gobernó Cerdanya y encomendó el condado de Besalú a Miró Bonfill (965–984) que, actuando como subordinado suyo, lo rigió incluso después de haber sido nombrado obispo de Girona, en 971. Cuando murió Miró Bonfill (984), Oliba Cabreta quedó como único gobernante del condado de Cerdanya, que comprendía la Cerdanya, el Baridà, la Vall de Ribes, el Vall de Lillet, el Berguedá, Besalú, el Ripollés, el Vallespir, la plana alta del Rosello desde Illa hasta Saint-Estève, el Conflent, la Fenolleda, el Capcir, el Donasà y Perapertusa.

En 988 Oliba Cabreta se retiró al Monasterio de Montecasino, donde se hizo monje. Entonces, sus condados se los repartieron sus hijos Oliba (Ripoll y Berga), Guifré II (Cerdanya y Conflent), y Bernat Tallaferro (Besalú). El 1002, Oliba se hizo monje en Ripoll; entonces Berga fue anexionada a la Cerdanya, y Ripoll a Besalú.

Historia de Catalunya (Los Condados [IX])

Cerdanya [I]

El Condado de Cerdaya fue uno de los constituidos en el territorio denominado Gotia. En sus orígenes, el condado de Cerdanya estuvo formado por el alto valle del Segre.
A principios del siglo IX, tras la conquista del territorio por los francos, que puso fin al dominio árabe, el Condado de Cerdanya fue gobernado por Borrell de Osona, que también era conde de Urgell (798?–812), que estaba bajo la autoridad de los condes de Tolosa. Tras el gobierno de Borrell, los condados de Urgell y Cerdanya fueron regidos por los condes aragoneses Aznar I Galíndez y su hijo Galindo I Aznárez. El 834, estos dos condados fueron concedidos a Sunifred de Urgell-Cerdanya, a quien se le atribuye ser hijo de Borrell de Osona. Sunifred los rigió hasta que murió hacia 848, quizás asesinado por hombres fieles a Guillem II de Tolosa, hijo de Bernat de Septimania, conde ejecutado el 844 en Tolosa por haberse rebelado contra el rey Carlos "el Calvo", al que Sunifred se había mantenido leal.

Tras la muerte de Sunifred, los dos condados fueron regidos por el conde Salomó de Urgell-Cerdanya (848–870), de quien no sabemos casi nada por escasez de documentación. En 870, Carlos "el Calvo" concedió los condados de Urgell y Cerdanya a Guifré "el Pilós", seguramente hijo de Sunifred de Urgell-Cerdanya; ocho años después, en 878, Guifré "el Pilós" recibió de Luis "el Tartamudo" las investiduras de los condados de Barcelona y Girona.

La muerte del rey Luis "el Tartamudo" (879) señaló el principio de la disgregación del Imperio carolingio; durante el último cuarto del siglo IX, los reyes francos perdieron el poder y, en todas partes del antiguo imperio, los condes y gobernantes locales dejaron de ser unos funcionarios que el rey nombraba y destituía a su voluntad por erigirse en pequeños soberanos que habían convertido sus cargos en hereditarios y, en consecuencia, habían originado dinastías.

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