viernes, 3 de junio de 2016

Historia de Catalunya (Los Condados [XI])

Cerdanya [III]

En la Cerdanya, el conde Guifré II (988–1035) abdicó y se hizo monje en Sant Martí del Canigó. Su hijo y sucesor Ramon Guifré (1035–1068) entró en conflicto, de una parte, con los condes de Foix y los de Tolosa por el control del paso de Pimorent y, por otra, por su intento de crearse un dominio propio en la frontera del reino de Lleida, con los condes Ramón Berenguer I de Barcelona y Armengol III de Urgell, a los cuales se alió Guillem I "el Graso" de Besalú. Ramón Guifré se enfrentó, además, con el obispo de Elna a causa de los expolios infligidos por el conde al monasterio de Sant Miquel de Cuixá por lo que Ramón Guifré llegó a ser excomulgado. Esta situación bélica debilitó seriamente el poder condal; los nobles se aprovecharon vendiéndose al mejor postor. Así, si Ramón Guifré consiguió sobornar el vizconde Mir Guillem de Urgell para que traicionara a Armengol III; también encontramos barones de la Cerdanya al servicio de Ramón Berenguer I de Barcelona, y de otros como el obispo Guillem Guifré de UrgelI que, según le convenía, se mantenía fiel a su conde, Armengol III, o se aliaba con su hermano, Ramón Guifré.

En este momento de marasmo político, en Cerdanya se produjo la revuelta del vizconde Bernat Sunifred. Sus dominios se encontraban en el área septentrional del condado, en la Vall del Segre, en el Conflent y también en el Arieja donde, mediante adquisiciones, no muy claras, Bernat Sunifred se había hecho con un territorio propio con centro en Merencs, villa que había hecho poner bajo soberanía nominal de los condes de Tolosa, para sustraerse a la autoridad de Cerdanya.

En el siglo XI, el atractivo de la Cerdanya ya no es, como en la época de los luchas entre árabes y francos, su condición de reducto aislado y de fácil defensa, sino su situación geográfica, como lugar de paso obligado para dirigirse a Al-Ándalus desde las comarcas pirenaicas de la Galia. Entonces, el principal punto estratégico del condado era el paso de Pimorent, donde se cobraba peaje a los mercaderes que transitaban. El control de dicho paso, que ya había provocado luchas entre Ramón Guifré y los condes de Foix y los de Tolosa, fue el motivo del alzamiento de Sunifred. El vizconde, arbitrariamente, incorporó todo el valle de Querol hasta Iravals, donde se cobraba el peaje, a su dominio de Merencs. En un primer momento, parece como si el conde intentara imponerse. Ramón Guifré consiguió obligar a Bernat Sunifred a comparecer delante de una asamblea de magnates, celebrada en Cornellà de Conflent el 28 de enero de 1047, donde el vizconde renunció a Iravals y admitió el dominio del conde de Cerdanya sobre sus posesiones de más allá del Pimorent, como Labra y Merencs. Además, por un posterior pacto de pacificación, el vizconde cedió a Ramón Guifré su castillo alodial de Jóc en Conflent, para recuperarlo después junto con tres fortalezas más: Sant Martí d'Arabó, Miralles y Queralt, situadas en el valle del Segre, por las cuales, Bernat Sunifred juró fidelidad a Ramón Guifré.

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