martes, 8 de septiembre de 2015

Catalunya Misteriosa (Caldetes, "La Torres de los Encantados" [III])

La Mujer de Agua

Otra de las leyendas que se cuentan de la Torre de los Encantados, de Caldas de Estrach, es la de una mujer de agua, que habitó la torre, según los naturales del país, durante muchos años.
Todas las noches, los habitantes del pueblo y sus alrededores veían a la mujer de agua pasearse por las almenas de la torre, cubierta con un manto blanco. 
Otros aseguraban que la habían visto bajar, al amanecer, hasta la orilla del mar, donde se bañaba largo rato en sus olas. Era creencia popular que la mujer traía suerte al pueblo, y todos la respetaban y veneraban. No obs­tante, de pronto sobrevino en toda la comarca una temporada de malas cosechas, que arruinaron al pueblo y a los caseríos de sus contornos.
Apurados los payeses y pescadores, convocaron al pueblo, por medio del signo clásico, o sea con un especial repique de campanas. Una vez reunidos, discutieron el sistema de reparar el mal que les había caído encima. 
Un anciano dijo que él estaba convencido de que todo el daño venia ahora de la mujer de agua que vivía en la Torre de los Encantados. Ella era la que tenía la culpa de que las cosas anduvieran mal. 

Después de discutirlo mucho, se decidió ir a visi­tar a la mujer de agua y pedirle por favor que se marchara a otro sitio, para ver si así tenían mejor suerte.
Nombraron una comisión, y aquella misma tar­de se presentaron en la Torre de los Encantados y hablaron con su fantástica habitante. 
Ésta les dijo que podía demostrarles que no les quería ningún mal. Al día siguiente podían es­perarla, a las doce del mediodía, en la plaza Mayor. 
Todo el pueblo se congregó allí a la hora indica­da. Y, puntual a la cita que ella misma había dado, apareció la mujer de agua; que llevaba en la mano una varita de fresno.
Todos esperaban sus palabras, y ella, colocándo­se en el centro del círculo que el pueblo había for­mado, dijo que debajo del suelo tenían una mina de plata. Ella les descubriría el filón, y ya, desde entonces, no tendrían por qué temer las malas cose­chas ni la escasez de pesca. 
Sin añadir una palabra más, acercóse a una peña cercana, y, cual nuevo Moisés, tocó la roca con su varita de fresno. Inmediatamente se hizo en la peña un agujero y brotó de él el manantial de agua salu­tífera que ha dado a Caldetas la fortuna y la fama de que goza  

fuente:  http://tiocarlosproducciones.blogspot.com.es
 
 
 

Catalunya Misteriosa (Caldetes, "La Torres de los Encantados" [II])

la Leyenda de la Princesa Fátima y Busquets

Hace mucho tiempo, los habitantes de la población empezaron a ver formas fantasmagóricas que se paseaban por los alrededores de la torre. Pero estas apariciones no se debían a presencia de fantasmas sino que se trataba de los miembros de la escolta de la princesa sarracena Fátima, que había llegado a Caldes para esconderse de una terrible enfermedad.

Según la leyenda, la Princesa sabía de las cualidades del agua de Caldes gracias a su esclava Leonor, capturada por los sarracenos unos años antes cuando paseaba por la playa.
Cada noche, la Princesa bajaba con su séquito a tomar las aguas, vestidos todos ellos con ropajes blancos que les daban ese aspecto misterioso y fantasmagórico.

Leonor era una muchacha bellísima de Caldes que fue hecha prisionera en una expedición de corsarios que saquearon la población.
Su belleza impidió que fuera maltratada por los piratas y fue entregada como esclava a la princesa Fátima, que padecía la lepra.
Los médicos no encontraban ningún remedio a su enfermedad y Leonor, que se había ganado la confianza de la princesa, le recomendó los baños termales de su villa. Así fue como Fátima decidió viajar a Caldes acompañada de Leonor y se hospedaron en la torre que quedaba a las afueras de la población.

El tratamiento fue un éxito, y la Princesa se curó no sólo de su enfermedad si no que se convirtió en una persona mucho más amable, generosa y benévola.
En agradecimiento a su curación, Leonor obtuvo su libertad. Durante la estancia de la Princesa en Caldes, conoció a Busquets, quien daba nombre a otra de las torres de vigilancia no muy lejana a las que ellas habitaron , de quien se enamoró y con el cual pasado un tiempo se casó.
Como señal de su amor plantaron un olivo en la torre de Busquets que aún existe hoy en día.
Para recordar esta historia los dos gigantes que representan a la ciudad tienen el nombre de los protagonistas de la historia: Fatima y Busquets.

Catalunya Misteriosa (Caldetes, "La Torres de los Encantados" [I])

Caldetes o Caldes d' Estrach (Caldas/Caldas de Estrach en castellano) es un municipio de la provincia de Barcelona, situado en la Comarca del Maresme. Sus inicios se remontan al s. XIII, levantado alrededor de un antiguo hospital y de una iglesia. El emplazamiento de una fuente de aguas termales, dio el nombre al municipio. Desde 1870 hasta 1920, Caldetes vivió una primera edad de oro, al ser centro de veraneo de la burguesía catalana. Importantes poetas y escritores catalanes como Apel.les Mestres, Joan Maragala (abuelo del excalde Pasucual Maragall), Jacinto Verdaguer o Josep Palau i Fabre, vivieron en el municipio. Aunque se considera que el diminutivo de Caldetes, (aplicado especialmente al barrio marítimo o vila nova) nació en el s. XVIII, el nombre ya fue utilizado el año 1600, en la Geografía de Cataluña de Pere Gil. Durante la Guerra Civil Española, Caldetes, fue considerada ciudad abierta, al tener varias embajadas dentro del municipio, lo que significaba que no podía ser bombardeada

Leyenda

La Torre de los Encantados es una torre de vigilancia situada en el término municipal de Arenys de Mar, justo al límite con el término de Caldes d'Estrac. Situada en el Puig Castellar, en un lugar privilegiado, fue construida encima de un poblado ibérico del que se sacaron los bloques de piedra para su construcción. Los orígenes no son del todo claros, algunos estudiosos la sitúan en el siglo XI o XII. Durante el siglo XVI fue reforzada y fortificada con una corceles y una muralla a su alrededor para defenderse de los ataques constantes de los corsarios berberiscos. Durante el siglo XIX fue utilizada como estación de telegrafía óptica.
La Torre de los Encantados recibe el nombre a partir de una leyenda popular de Caldetes entre Fátima, una princesa sarracena, y en Busquets, hijo de Caldes.


Las leyendas circulan sobre la "Torre de los Encantados"...
Una muchacha, hija de una de las familias más pobres del pueblo, desapareció sin dejar rastro. Durante muchos días todos los vecinos buscaron a la joven, sin obtener ni la mas pequeña pista de su paradero, y cuando ya todos la daban por perdida, una mañana apareció ante la puerta de su casa, llevando con ella gran cantidad de joyas y monedas de oro, suficientes para alejar la pobreza de la familia.
Contó la joven que, estando una tarde paseando cerca de los Encantados, un águila enorme se abatió sobre ella, y aprisionándola fuertemente en sus garras, pero sin causarle el menor daño, la llevo hasta el interior de la Torre.
Dejó a la joven en el suelo, y en el acto, el águila se convirtió en un apuesto joven que le pidió disculpas por la forma en que la había arrebatado, y le rogó que le ayudara a deshacer el encantamiento que sufrían él y su prometida, por las malas artes de un malvado mago, envidioso del amor que se profesaban. Sólo se podría deshacer el embrujo si una joven accedía a quedar encerrada en la Torre hasta que una paloma viniera a posarse en sus manos.
La muchacha decidió quedarse y ayudar en lo posible a deshacer el terrible hechizo y el joven le prometió que de nada habría de preocuparse mientras allí estuviera.
Un ejército de duendecillos trabajaba afanosamente para mantenerlo todo perfectamente limpio y ordenado. Media docena de ellos le preparaban sabrosas comidas y otros tantos le confeccionaban suntuosos vestidos y elegantes zapatos. Además de todo eso, cada día, al despertar, encontraba sobre su
almohada una espléndida joya o un puñado de
monedas de oro.

Pasó mucho tiempo hasta que una mañana la muchacha vio una paloma que volaba derecha a su ventana, seguida de cerca por el águila. La paloma se acercó a ella y suavemente se posó sobre sus manos. En el mismo momento, el águila volvió a recuperar su forma humana y la paloma se transformó en una preciosa joven de dorados cabellos.
Locos de alegría por haber logrado deshacer el encantamiento, añadieron joyas y regalos a los muchos que ya tenía la joven campesina, le agradecieron mil veces su paciencia y desaparecieron, quedando la joven en libertad para volver con su familia.

Leyendas en Catalunya (Montserrat [III])

El Sant Grial

El Santo Grial fue llamado así por el designio de  los Caballeros Templarios a la Copa de vino donde Jesucristo bebió en la última cena antes de su crucifixión, según cuenta la leyenda, quienes bebieran de esta Copa sanarían sus enfermedades y tendrían vida eterna. 
Montserrat encierra un mundo legendario por estar ligado a la ruta del Grial. Ciertamente un "Grial" apareció en Huesca en el período anterior a la invasión árabe. Un tal Audaberto, obispo de Huesca, huyó en 713 de su sede episcopal llevándose entre otras pertenencias, el preciado Grial. Audaberto escondió la copa en la cueva del monte Pano. Allí se fundaría el monasterio de San Juan de la Peña, que se convirtió en uno de los focos de la Reconquista. El 14 de diciembre de 1134, un documento consigna que en dicho cenobio de San Juan de la Peña se custodiaba el Cáliz de Cristo.
El rey Martín el Humano, encontrándose en Zaragoza reclamó la copa. El documento de donación se conserva en Barcelona fechado el 29 de septiembre de 1399. El "Grial", custodiado en el palacio de la Aljafería, pasó a la capilla de Santa Ágata, en Barcelona donde se encontraba el 31 de mayo de 1410, fecha de la muerte del rey Martín el Humano. De allí pasó al Palacio Real de Valencia bajo el reinado de Alfonso el Magnánimo. En 1424 fue trasladado a la Catedral donde puede verse en la actualidad
En una leyenda cátara asegura que poco antes de caer el castillo de Montsegur, en 1244, el Grial fue guardado en las entrañas de la montaña. Y junto al Grial, el tesoro y la Biblia cátara. A lo largo del siglo XX distintos investigadores, han intentado encontrar en el "pog" de Montsegur las cuevas del Grial, utilizando incluso dinamita para abrirse paso. Nada han encontrado; el bloque de piedra sobre el que está asentado el castillo parece compacto y sin fisuras. En cambio en Montserrat es todo lo contrario. 
La leyenda habla tambien del caballero Otger Catalò, de cuyo nombre posiblemente descienda el toponimo Catalunya, era un Cataro y más tarde Caballero Templario y esta enterrado en Montserrat (según la leyenda) y a él se le atribuye el traslado del "Sant Grial" a esta zona desde Montsegur.
Según varios autores es conocida la creencia, que en el castillo de Montségur, fué custodiado el famoso "Grial", así como el tesoro de los cátaros, de donde existe la leyenda del lago junto al castillo de Montségur, al cual, si se arrojaba una piedra, estallaba una pavorosa tormenta, a fin de aterrorizar a los buscadores del tesoro cátaro de Montségur, y desistieran de tal empaño.

fuente: http://www.thule-italia.net

Leyendas en Catalunya (Montserrat [II])

La leyenda

Según la leyenda, la primera imagen de la Virgen de Montserrat la encontraron unos niños pastores en el año 880 en la Santa Cova. Tras ver una luz en la montaña y unos canticos que surgian del interior de la tierra, los niños encontraron la imagen de la Virgen en el interior de la "cova". Al enterarse de la noticia, el obispo de Manresa intentó trasladar la imagen hasta esta ciudad, pero el traslado fue imposible ya que la estatua pesaba demasiado. El obispo lo interpretó como el deseo de la Virgen de permanecer en el lugar en el que se la había encontrado y ordenó la construcción de la ermita de Santa María, origen del actual monasterio.
Se comenta que el color negro de la cara de la Virgen y del niño se debe a las velas o cirios que se encendían en su honor en el interior de la cueva en la que ella se encontraba. Debido al calor que emitían las velas sus caras fueron quemándose, tomando este color negro.
 La actual figura de la Virgen es románica del siglo XII y esta tallada en madera de olivo. El niño Jesús está sentado en su regazo. La Virgen con su mano derecha sostiene el universo.


Leyendas en Catalunya (Montserrat [I])

Montserrat es un macizo rocoso considerado tradicionalmente la montaña más importante y significativa de Catalunya. Está situada a 50 km al noroeste de Barcelona entre las comarcas de la Anoia, del Baix Llobregat y del Bages. En esta montaña se sitúa el Santuario y Monasterio Benedictino de Montserrat dedicado a la Virgen de Montserrat.
Se trata de un macizo de forma singular que se alza bruscamente al oeste del rio Llobregat hasta los 1.236 metros de altura del pico de Sant Jeroni. Otros picos destacados son el Cavall Bernat, las Agulles, el Serrat del Moro, el Montgròs, Sant Joan y la Palomera.
La palabra mont significa monte y serrat significa serrado en català. Tal nombre le viene dado a causa de su peculiar morfología en la que parece como si alguien hubiese intentado serrarla con una sierra gigante. Tanto la palabra serrat como serralada (cordillera) provienen de serra,  todas provinientes de la palabra la palabra latina "serra", que es el instrumento que sirve para serrar los troncos. En las representaciones heráldicas (estudio de los escudos), Montserrat aparece como un grupo de montañas de Oro sobre un campo de gules con una sierra de oro que la corta por encima

Misterios en la Peninsula Iberica ("La Casa de las Camachas", unas brujas de relato [III])

Fenómenos paranormales en Montilla

En el 2003, un grupo compuesto por dos mediums, que trabajan para el programa de Canal Sur: "Flash Back", entraron en la casa para intentar conectar con ese pasado misterioso de la casa
Nada más cruzar el dintel de la puerta de acceso a esta casa construida, como hemos dicho, en el siglo XVI, las dos mujeres comenzaron a mostrarse inquietas y a sentir malestar físico, náuseas, temblores y mareos. Estas manifestaciones se intensificaron a medida que recorrían las diversas dependencias de la vivienda, donde detectaron presencias de supuestos hechos anteriores vinculados a esta edificación. En concreto, una de las paredes del patio captó su interés, así como la cocina, en cuya chimenea aparece esculpida una curiosa cabeza de rasgos indefinidos. Uno de los sótanos más estrechos y oscuros de la casa atrajo, igualmente, su atención
Una de las medium, Antonia Martínez, diria haber percibido claramente la existencia de ritos iniciáticos que se remontan a los orígenes de la casa y confirma que ha detectado sensaciones de violencia relacionadas con la práctica de la brujería, incluso actos trágicos que desembocaron en la muerte de varias mujeres y niñas.

Posiblementa la verdad de todo sea algo más fácil de contar y con menos leyenda. Se cuenta que ganaba mucho dinero y que compro muchas viviendas, terreno y deberiamos investigar cuántas mujeres fueron condenadas por el Tribunal de la Santa Inquisición, y cuyo único delito, por muchos demonios que quieran meter de por medio, sería que deseasen vivir su vida con una cierta libertad, independencia y su derecho a pensar libremente no eran muy bien vistas por aquellas epocas donde la sociedad machista, consideraba a la mujer como un ser "inferior".

Todos sabemos que la historia de la humanidad está plagada de injusticias y vejaciones de todo tipo que las mujeres de todas la épocas han tenido que soportar cuando han querido levantar la voz, o realizar sus sueños, han sido acusadas de brujas, de prostitutas...
Y no creais que los tiempos han cambiado mucho desde el s.XVI hasta hoy, ahora no las matan los dominicos, aunque algunas religiones sigan haciendo en ese "trabajo", pero siguen muriendo, muchas mujeres, por el mismo motivo... por querer ser libres del yugo del hombre

Misterios en la Peninsula Iberica ("La Casa de las Camachas", unas brujas de relato [II])

Leonor Rodríguez "La Camacha"
Por lo que se conoce de Leonor Rodríguez "La Camacha", nació en Montilla (Córdoba), más o menos por 1532, siendo sus abuelos paternos Antón García Camacho y Leonor Rodríguez, tuvieron tres hijos: Leonor y Elvira García, y a Juan Camacho, este último falleció antes de 1531. La segunda hija de aquel matrimonio, Elvira García, casó con Alonso Ruiz Agudo, de cuyo matrimonio nació una sola hija, Leonor Rodríguez, a la que le impusieron en la pila bautismal el nombre de la abuela y adoptó su apellido.
El apodo de "Las Camachas·, viene derivado del segundo apellido paterno, es decir, que ya a la abuela, madre y tía, así les llamaban por este apodo, cosa por otra parte muy corriente y usual en la mayoría de los pueblos de España. Pero solo Leonos pasaría a la historia con este apodo familiar.
Esta Leonor Rodríguez, "La Camacha", se casó con Antón García de Bonilla, que murió porque, según las habladurais del pueblo, "lo volvio loco", de cuyo matrimonio nacieron dos hijos varones, uno, que al igual que a su padre lo volvió demente, y Antón Gómez Camacho, que vivía cuando fue juzgada por la Inquisición, y aún le sobrevivió durante muchos años.
En 1567 desapareció durante cuatro meses de Montilla, según cuenta se fue a Granada, donde al parecer se inició en el arte especialmente con una mora que le enseñó los primeros rudimentos y le facilitó las hierbas necesarias para hacer ungüentos, pociones, reparar virgos...
Se enorgullecía de haber aprendido de los más notables y aventajados moros y cristianos, y fueron tantos sus anhelos de superación en conocer nuevas técnicas, que no tenía ningún pudor ni rubor en declarar que estuvo fornicando algún tiempo con un moro, "sin bautizar" (debemos recordar, que por aquellos días eran perseguidos los "no bautizados, tanto moros como judios) para que le diera lecciones.
ERan muchos los que requerían sus servicios, siempre les decía que ella no sabía gran cosa de ello, pero, les prometía hacerle algún conjuro para tratar de conseguirlo, o bien, que se lo encargaría a otra hechicera que lo hiciera por su mediación, con lo cual aumentaba sus honorarios.
Conocía a la perfección quién había hecho pacto con el diablo, y las huellas o marcas que habían dejado su convenio.
Entre las aspirantes a hechiceras gozaba de un gran prestigio, por lo que sus lecciones eran estimadísimas y ganaba dinero con las clases, concertaba previamente lo que le habían de abonar por cada lección, que unas veces era en metálico y otras en especie o las dos cosas a la vez, siendo de su preferencia en Cuaresma, las "asaduras y los pollos".
Por todas estas y otras muchas cosas más, presumía de ser una magnífica profesional, y a pesar de ello, para estar al día de cuantas innovaciones y nuevos métodos en el "arte" se iban produciendo, cuando se enteraba de que en algún lugar existía una hechicera, daba igual si era mora, cristiana o judia, que supiera algo más que ella, sin reparar en gastos ni molestias, se lanzaba en su búsqueda para tratar de conseguir ampliar sus conocimientos.
Segun esta leyenda tenía un "laboratorio" bastante bien pertrechado de elementos, entre los que se encontraban, además de los utensilios propios de la cocina como ollas, jarras, redomillas, etc. el pertinente cuchillo de cachas prietas para realizar los cercos, sapos y salamanquesas muertas y disecadas, escarabajos, el cedazo, cera, velas, orines de negra, figuras de hombres recortadas en lienzo, gran cantidad de alfileres, que decía habían estado en el infierno, infinidad de hierbas para la confección de ungüentos, cáscaras de cebollas, y otros "materiales" que tenían como finalidad el arte de la brujeria y el culinario, tales como garbanzos, habas, huevos, vino, sal, pimientas, y otras especies.
Su fortuna y hacienda eran considerables, pues a las dos tiendas y el mesón, que había heredado de su madre, se unía al producto de su "trabajo", por eso, los Inquisidores, además de secuestrarle los bienes, le impusieron de multa la importantísima cantidad de 56.250 maravedís, equivalente a ciento cincuenta ducados.
La causa de la prisión de "La Camacha", ya la sabemos: fue por la acusación de los Padres Jesuitas de Montilla, que comunicaron al tribunal de Córdoba, que en dicha villa existían "más de cincuenta personas que tenían familiares", que habian acudido a la "bruja"
A pesar de los "favores" pretados a sus conciudadanos, no debió gozar de mucha simpatia en su pueblo natal a juzgar por el crecido número de personas que testificaron contra ella; veintidós vecinos eran muchos para una villa relativamente pequeña por aquellas tiempos, que no solamente la acusaron, sino que ampliaron los cargos y aunque se mantuvo por algún tiempo negando cuanto le habían imputado y adjudicándoselo a otras hechiceras o personas fallecidas, como hacían la gran mayoría de ellas, a pesar de sus muchos poderes mágicos, no pudo escabullirse de "ser puesta a cuestión de tormento", por lo que, ante medios tan "persuasorios", no tuvo más remedio que confesar de plano y con todo lujo de detalles.

El lunes 8 de diciembre de 1572, festividad de la Inmaculada Concepción, salió en Auto público de fe, con su coroza, e insignias de hechicera invocadora de demonios, en el cual se le leyó su sentencia y "adjuró de levi" (es decir obtenía una pena menos ri se retractaba de sus acciones u opiniones contrarias a la ortodoxia, jurando repetir su pecado). Gracias a esto fue siendo sentenciada, además de pagar la multa, se le desterro por diez años de Montilla, de los cuales los dos primeros había de servirlos en un hospital, de Córdoba, y cien azotes por las calles de dicha ciudad y otros tantos en su villa natal.
Al día siguiente según norma de la Inquisición, cabalgando sobre un asno, por las principales calles cordobesas, recibió los cien azotes ordenados, con el consiguiente jolgorio y regocijo de la chiquillería y satisfacción de mayores, naturales y foráneos. A los pocos días, en cumplimiento de la sentencia, fue trasladada a Montilla, donde, con el mismo «ceremonial», le propinaron los otros cien azotes.
Sin duda, ya le habían devuelto sus bienes y obtenido un permiso especial para trasladarse a Montilla, al objeto de ordenar sus negocios. Allí se encontraba el 6 de febrero de 1573 otorgando carta de venta y de imposición de censo y tributo a favor de su hijo, ahora se llamaba como su padre: Antón Gómez de Bonilla, y a sus herederos, de 3.501 maravedís y medio de censo de tributo cada año, a razón de 14.000 maravedís, además, como su hijo había afrontado los gastos que "La Camacha", había tenido durante su estancia forzosa en las cárceles inquisitoriales de Córdoba; por un memorial, le reconoce las deudas contraídas, entre las que figuran la compra de los tejidos. Tras una vida tan intensa dedicada a las artes mágicas y a sus innumerables negocios, entregó su alma a Dios o al diablo en el 1585, apenas contaba con 53 años de edad

fuente: http://historiamujeres.es/

Misterios en la Peninsula Iberica ("La Casa de las Camachas", unas brujas de relato [I])

Montilla es un municipio de la provincia de Córdoba. Se sitúa en la comarca de la Campiña Sur Cordabesa.
Históricamente destaca por ser cuna de Gonzalo Fernández de Córdoba, "El Gran Capitan", nacido en 1453 en el castillo cuyas ruinas presiden la ciudad, propiedad de su padre, Pedro Fernández de Cordoba, Señor de Aguilar.


La Casa de las Camachas

Construida alrededor del siglo XVI en Montilla, este nombre le viene dado por su proximidad al lugar en que se encontraba el mesón desaparecido donde vivieron las pintorescas "Camachas". En las leyendas populares son señaladas como brujas y alcahuetas: la Camacha, la Montiela y la Cañizares. Una de ellas, Leonor Rodriguez la “Camacha” es incluso nombrada por Miguel de Cervantes en su Novela Ejemplar: "El Coloquio de los Perros"
La historia sobre la que Cervantes centra su novela, pudo ser escuchada personalmente por el propio escritor durante su estancia en Montilla, en los últimos años del siglo XVI. Así, Miguel de Cervantes recogería de las habladurias, la historia de una bruja que fue juzgada por el Santo Oficio. Como todas las leyendas posiblemente fue aumentada por ese gracejo andaluz de la exageración y la maledicencia. En esta novela ejemplar, el escritor describe a Leonor Rodríguez "La Camacha" con expresiones que definirían a la bruja de alcahueta, celestina y proxeneta....


Según la leyenda.

Al mesón de "la Camacha", ya desaparecido, y situado antiguamente cerca de la casa, llegó don Alonso de Aguilar, un joven rico, para pedir a las brujas ayuda con el objetivo de seducir a doña Mayor de Solier, una dama Montillana.
Tras la intervención de las tres brujas, la mujer quedó embarazada. Esta aseguró a su madre que su maternidad era fruto de los hechizos de las brujas, y denunció el caso ante la Inquisición. Para evitar el escándalo, don Alonso influyó de tal modo que la violación fue disfrazada de brujería.
Según se dice en el proceso Inquisitorial, la dama fue encontrada desmayada en una de las habitaciones de la casa, tras haber visto a don Alonso convertido en un hermoso caballo.
Cabe decir, que estos hechos pudieron suceder de manera distinta y haber sido la madre de doña Mayor quien pidiera ayuda a las hechiceras para atraer al joven hacia su hija.

fuente: https://labitacoradelmiedo.wordpress.com