En 1370 el rey Pere el Cerimoniós regaló a su esposa, Elionor de Sicília, una residencia de verano, el Palacio Real Menor,
muy próximo a la plaza del Rei, donde se hallaba su domicilio oficial.
Según documentos del archivo de la Corona de Aragón, el jardín de la
primera vivienda de la pareja estaba repleto de animales exóticos
-leones, ciervos, guepardos, avestruces, escorpiones, faisanes,
halcones, peces y plantas procedentes de otros hábitats- que fueron
trasladados al palacio con el que Pere el Cerimoniós quiso obsequiar a
su mujer, del que hoy todavía se conserva la capilla en la calle Ataülf.
Los salvajes gustos del soberano de la Corona de Aragón eran habituales
entre la realeza de la Edad Media, aunque lo suyo no era tan solo un
capricho: su amor por los animales lo llevó a descontar parte del sueldo
de los altos funcionarios para destinarlo a pagar la manutención de las
fieras. Esto ocurrió después de que en 1391 se destruyera el Call y,
con ello, los judíos dejaran de abonar un impuesto que se creó para
costear la comida y el cuidado de la fauna salvaje residente en la
ciudad.
http://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20161020/411125850457/anecdotario-de-barcelona-roser-messa-pep-brocal.html
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