La última de las leyendas, seguramente la que mejor ha llegado hasta 
nuestros días, que atribuye la fundación de Barcelona a Hércules toma 
como base la anterior, pero esta vez la barca que se extravía, la nona, 
es en la que se encuentra el propio héroe y la expedición de la cual 
formaba parte esta no era para fundar una nueva ciudad, si no que  esta 
no era otra que la de Jasón y los Argonautas en busca del vellocino de 
oro, esta nueva leyenda se popularizó tras la celebración en Barcelona 
del XIX capítulo de la Orden del Toisón, presidido por Carlos V y que 
fue el primero en celebrarse fuera de los históricos territorios del 
ducado de Borgoña.
Seguramente la pervivencia de estas leyendas hasta nuestros días se deba
 en parte a la celebración de dicho capítulo en Barcelona, la 
popularidad de Hércules sigue siendo tal que aún hoy se pueden observar 
en las calles de la ciudad numerosas esculturas y fuentes, así como la 
existencia de una calle que lleva su nombre en el corazón de la ciudad. 
Esta popularidad no le debe de hacer mucha gracia a otro personaje, este
 real, que durante siglos compitió por ser el fundador de Barcelona, 
Aníbal Barca.

