martes, 13 de septiembre de 2016

Leyendas en Catalunya (Caso Carmen Broto [II])

Se desplazan entonces a varios lugares de alterne de las calles Rosellón y Casanova. Aunque Carmen bebe mucho, tiene gran resistencia al alcohol, por lo que todavía deben tomar una última copa. Cuando da muestras de estar suficientemente bebida, la llevan al coche y se ponen en marcha, en busca del mejor lugar para perpetrar el crimen.

Al pasar delante del Hospital Clínico Viñas decide que ha llegado el momento de actuar, y mientras Carmen está distraída la golpea fuertemente en la cabeza con un pesado mazo de madera. Pero la mujer se revuelve y pelea con su agresor. Jesús detiene el automóvil para ayudar a Viñas, y Carmen aprovecha para escapar. Pero apenas puede dar algunos pasos antes de desmayarse y ser de nuevo introducida en el vehículo por sus agresores. Estos van al huerto de la calle Legalidad, donde han convenido encontrarse con el padre de Jesús, y allí, una vez que comprueban que Carmen ha muerto, se apoderan de sus joyas y luego entierran su cadáver.

Pero los asesinos dejaron demasiadas huellas y pistas fáciles para la policía: habían abandonado el auto, lleno de manchas de sangre, a pocos metros del huerto y una vez que los investigadores hallaron allí el cuerpo, les fue fácil atar cabos y dar con ellos. Rápidamente Jesús Navarro Manau es detenido y no tarda en confesar. Su padre y Jaime Viñas se suicidan, tomando cianuro, antes de ser aprehendidos.

Navarro Manau fue condenado a muerte. Sin embargo, logró que le conmutaran la condena por 30 años de cárcel, gracias a las gestiones de sus abogados. Tras permanecer más de una década en el Penal de Ocaña, fue liberado por buena conducta.
La versión oficial del crimen no satisfizo a muchos. Sexo, poder y dinero se mezclaban tras las enigmáticas existencias de Carmen y sus asesinos, lo que dio pie a sospechar que aquélla fue eliminada porque molestaba a alguien muy poderoso, inmerso en peligrosos negocios ilegales. Se dijo que había tratado de chantajear a uno de sus clientes más poderosos con fotografías tomadas mientras mantenía relaciones sexuales con menores de edad, que era la indiscreta querida del gran estraperlista textil Julio Muñoz, que suministraba menores al pederasta obispo de Barcelona, que ayudaba a traer a dicha ciudad a muchachas de Galicia para después derivarlas hacia la prostitución, que era la querida de un capitoste del Régimen franquista y varias cosas más. Otra de las pintorescas versiones del drama la dio el propio Jesús Navarro, que llegó a afirmar que la Broto fue "eliminada" porque era confidente de la policía y delatora de los enemigos del régimen, por lo que se la consideraba culpable del fusilamiento de varias personas.

Leyendas en Catalunya (Caso Carmen Broto [I])

Nacio en la Casa de Perdina en Guaso (Huesca), el 9 de abril de 1922 o 1924 - Barcelona, 11 de enero de 1949. Fue una prostituta española cuyo asesinato conmovió a la sociedad barcelonesa de fines de la década de 1940 y dio origen a morbosos rumores que implicaban en el hecho a jerarcas del régimen franquista e incluso la propia Iglesia Católica en la persona de uno de sus dignatarios. Llegó a Barcelona como muchas otras muchachas pobres de su tiempo y trabajó como sirvienta, hasta que descubrió que de esa forma jamás dejaría atrás su pasado lleno de privaciones.

Se dedicó entonces a la prostitución, frecuentando algunos salones y bailes donde entró en contacto con personajes como Ramón Pané, que le ayudó a montar uno de sus pisos y que le pasó durante un año y medio una cantidad fija al mes, o Juan Martínez Penas, el empresario gallego del teatro Tívoli, que vivía en el hotel Ritz y la utilizó como coartada para enmascarar su homosexualidad.

Poco a poco se fue vinculando con muchos hombres de la alta sociedad, algunos de los cuales pasaron a ser sus protectores, y al final de su vida estaba muy bien relacionada, habiéndose hecho con una pequeña fortuna y una hermosa colección de joyas. Pero Carmen era una mujer confiada, por lo que no se recataba en lucir sus alhajas cuando salía a divertirse con los hombres que eran la base de su negocio o con sus amigos. Entre estos últimos estaba Jesús Navarro Manau, un joven apuesto por el que sentía debilidad y que sería uno de sus asesinos. Jesus Navarro Manau, de ambigua sexualidad y muy dado a la "vida alegre", era hijo de Jesús Navarro Gurrea, un delincuente profesional fichado como "espadista", esto es, especialista en abrir puertas y cajas fuertes con llaves falsas, así como por otros actos delictivos. Este último ideó un macabro plan cuyo objetivo no era sólo el de sustraer las joyas de Carmen Broto, sino que ella los condujese a Martínez Penas para robarle también a él. Luego matarían a la joven, la harían desaparecer y sobre ella recaerían las sospechas. El plan incluía emborracharla, golpearla y enterrarla en un huerto de la calle Legalidad, puesto que era habitual que, de tanto en tanto, se marchara de la ciudad sin dar explicaciones a nadie.

Así, la tarde del 10 de enero de 1949, Jesús llama a Carmen y le ofrece una de esas noches de juerga desenfrenada que ambos han vivido ya más de una vez. Carmen acepta encantada y el joven pasa a buscarla en un coche alquilado, junto con su amigo y cómplice Jaime Viñas.

Historia de Catalunya (El Feudalisme en Catalunya [VI])

A pesar de las hostilidades de principios del siglo XI entre Al-Ándalus y el territorio catalán, las relaciones no se rompieron. Las embajadas, los viajes privados y los rescates de cautivos son una prueba, como también lo es el flujo de oro andalusí que llegaba a Barcelona a través de los circuitos comerciales. Además la contratación de mercenarios catalanes en los ejércitos de las taifas, y las soldadas que recibían, debía de contribuir a hacer entrar más oro en el territorio de la Casa de Barcelona.

A partir del siglo XI, la presencia de los condados catalanes en el teatro militar y político de la Península era ya un hecho que marcó las nuevas relaciones politicoeconómicas con el mundo islámico. podemos hacer la cronología:

- De 985 a 1010 continúa la hegemonía islámica, con razzias que quizás son respuesta a la actividad repobladora de los catalanes en tierras cercanas al dominio musulmán.
- De 1010 a 1046 toman dinamismo las expediciones catalanas en territorio musulmán a raíz de las dificultades del califato de Córdoba y las luchas civiles de Al-Ándalus. Los mercenarios catalanes empezaron a reforzar las tropas sarracenas.
- De 1046 a 1090 se desarrolló una nueva etapa de relaciones catalanomusulmanas bajo el signo de las parias: los beneficios obtenidos de las expediciones a Al-Ándalus parece que interesaron más que las conquistas de nuevos territorios. Las garantías de seguridad y protección que ofrecía el nuevo gobierno de Ramon Berenguer I a los reinos de taifas vecinos, con las correspondientes entradas de oro, marcaron la política exterior de la casa condal durante aquellos años.
- A partir de 1090 se mantuvo una relativa estabilización de las fronteras.
El protectorado que ejercieron los condes catalanes sobre sus vecinos sarracenos, con la contrapartida del oro de las parias, continuó y se amplió durante los gobiernos de los herederos de Ramon Berenguer I, Ramon Berenguer II y Berenguer Ramon II.

La llegada de los almoravides en la Península, llamados por los reinos de taifas precisamente para acabar con la sangría de las parias, cambió, pero, la panorámica de la política peninsular. La derrota de algunos reyes cristianos frenó la expansión territorial de estos e hizo recular fronteras, a la vez que las taifas se liberaban de la servidumbre de las parias. Los almorávides derrotaron a Alfonso VI de Castilla en la batalla de Sagrajas en 1086

Historia de Catalunya (El Feudalisme en Catalunya [V])

Por otra parte, el sector urbano se benefició también de la protección ofrecida por estas asambleas al comercio y a los mercaderes. El mundo del comercio era una pieza importante dentro del engranaje económico del desarrollo urbano, a la vez que aportaba beneficios nada despreciables al clero de las ciudades episcopales, que tenían el control de los mercados (por los impuestos) y de la circulación monetaria (por el derecho de acuñación).
Desde mediados del siglo XI, el conde de Barcelona Ramon Berenguer I (1035-1076) desarrolló una política de restablecimiento de la autoridad basada en el aprovechamiento del potencial económico procedente de los recursos de dominio público que le restaban, de las contribuciones de la comunidad urbana barcelonesa y en el oro de las parias.

Con el oro de las parias, Ramon Berenguer I aseguraba la paz a las taifas fronterizas de Lleida y Tortosa, a la vez que veía multiplicar sus ingresos. Por otro lado, esta nueva orientación y la reanudación de la lucha contra las taifas más lejanas, como la de Zaragoza, abría un camino de posibilidades a la nobleza guerrera, ávida de honores, al fomentar su participación en campañas de conquista de nuevas tierras en el interior peninsular, o al ofrecerle la posibilidad de luchar a sueldo en los ejércitos de las taifas.

Alejado el peligro de la nobleza sediciosa, los condes de Barcelona llegaron a un compromiso con los viejos linajes de condes, vizcondes y veguers que habían ido imponiendo su preeminencia sobre todas las familias catalanas. El compromiso tuvo dos vertientes: en el aspecto socioeconómico, Ramon Berenguer I aceptó como un hecho las usurpaciones de bienes y derechos públicos y la sumisión del campesinado a la nobleza; y en el aspecto político exigió que todos los magnates lo reconocieran como amo natural y señor eminente de todos los castillos.

Así, a mediados del siglo XI, la "Casa de Barcelona" empezó a concentrar el poder soberano de Catalunya y a dirigir en provecho propio la unificación política. Los nobles rebeldes fueron multados y la aristocracia juró fidelidad al conde, el cual dejaba el campesinado al libre arbitraje de la nobleza a cambio de convertirse en el princeps de una nueva sociedad organizada piramidalmente, la sociedad feudal. A la vez, la justicia se convirtió en una herramienta al servicio de los intereses de dominación social del nuevo estamento que se imponía, el militar. A manos de este sector, la justicia fue utilizada para expropiar el campesinado y las sentencias judiciales emanadas de tribunales señoriales consistían a menudo en la imposición de multas, que se convirtieron en una fuente formidable de ingresos para los señores.

La regresión de los tribunales públicos, presididos por el conde y sus jueces, en favor de la justicia privada o feudal condujo a una resolución de conflictos en dos instancias: una justicia inferior ejercida por el señor en su castellanía, con poder de juzgar a los labradores sometidos al régimen señorial; y otra justicia, de cariz superior, ejercida por asambleas de barones para resolver los pleitos entre hombres del mismo estamento, es decir, entre nobles.

Historia de Catalunya (El Feudalisme en Catalunya [IV])

Las resistencias a la haciendalización se manifestaron a diferentes niveles en el campo y en la ciudad. Las más conocidas son las que opuso un sector de la institución eclesiástica a través de las sagreras y las asambleas de "Paz i treva de Deu".

En una primera fase de resistencia, el clero se opuso a la arbitrariedad y la ilegalidad de los nobles, evitando la pérdida de control de los castillos de la Iglesia en las zonas fronterizas. Con cuyo objeto, y para evitar caer en la red de vínculos feudales, crearon la figura del "levita-castlan", encargado de defender los intereses de la Iglesia en las zonas de marca o frontera. En cuanto que defensores del patrimonio eclesiástico, y dado que la excomunión era una arma poco eficaz, muchos clérigos participaron en guerras privadas. A la vez para una mejor defensa y para evitar el pillaje de los nobles en rebeldía contra el poder establecido, la Iglesia estableció una alianza con labradores y mercaderes que se manifestó con la difusión de las sagreras y la creación de la treva de Deu.
Las sagreras eran unos espacios de paz más o menos circulares (de un radio de 30 pasas) alrededor de los templos, delimitados por los obispos en el momento de su consagración. La inmunidad territorial de estos espacios se concretaba en el derecho de asilo eclesiástico. Los labradores aprovecharon este espacio de seguridad para construir almacenes donde guardar las cosechas y las herramientas de la explotación, y despacio construyeron casas y masies fomentando el hábitat concentrado.
Las aspiraciones pacifistas encontraron su máximo exponente en las "Asambleas de Pau i treva de Deu", unas instituciones en las cuales confluyeron clérigos y labradores inquietos por la violencia de los feudales. Con estas asambleas se pretendía imponer treguas semanales a los nobles violentos. La asamblea de pau más antigua conocida en Catalunya es la celebrada en Toluges (Rosello) en 1027, que presidió el abad Oliba, donde se proclamó la inviolabilidad del patrimonio eclesiástico, a la vez que se impuso una tregua desde la hora novena del sábado hasta la primera del lunes.1 Este tiempo de paz se amplió sucesivamente en posteriores asambleas.

El objetivo de la Iglesia era poner freno a la violencia, pero no eliminarla, a la vez que aceptaba como un hecho natural, producto de la voluntad divina, el orden establecido: los labradores tenían que trabajar, mientras en los nobles tenían encomendada la misión de gobernar y hacer la guerra. La jerarquía eclesiástica no cuestionaba, pues, el orden señorial del cual ella misma era parte integrante; su objetivo era desnudarlo de tanta violencia física y de tanto desorden. A través de las asambleas de paz, la Iglesia asumió la dirección temporal del país. Rehecho el poder condal durante el siglo XII, la Iglesia cedió a los condes la presidencia de las asambleas, momento en que la paz de Dios se convirtió en paz del conde. Así se preservó la integridad del patrimonio eclesiástico, pero nada impidió que el campesinado quedara sometida a la dominación de los señores de los castillos

Historia de Catalunya (El Feudalisme en Catalunya [III])

La alteración del orden afectó también a la justicia. Los tribunales se convirtieron en el marco de expresión de muchas de las tensiones de la sociedad. Con el crecimiento económico se incrementaron los pleitos, y la justicia se corrompió. Los jueces se dejaban comprar y el "Código de Recesvinto" se convirtió en poco útil, puesto que los tribunales renunciaron en busca de pruebas objetivas y muchos litigios se resolvieron al margen de los tribunales, bien por acuerdos entre las partes o, el más a menudo, por actas de fuerza o pruebas aberrantes, como las ordalías. Estas pruebas eran reservadas a los labradores. La nobleza defendía su derecho en duelo. La Administración de Justicia, al final del siglo X, dejó de ser una institución de derecho público donde todos los hombres libres de la sociedad podían acudir, con ciertas garantías, para arreglar sus conflictos, y se convirtió en una arma privada a manos de la arbitrariedad de los poderosos.
En este nuevo marco algunos sectores de la Iglesia se lanzaron a una serie de prácticas simoníacas y violentas. Como intentos de frenar la situación de crisis moral que sufría la Iglesia debido a la acumulación de riquezas, la vinculación a los poderes temporales y la simonía, surgieron de dentro de la Iglesia movimientos reformadores como el de los del "Orden de Cluny", que se propagó por Catalunya, y el de las comunidades de canónigos de las catedrales. Estas iniciativas dispusieron del apoyo del abad Oliba, que defendía la desvinculación de la institución eclesiástica de la influencia de los laicos.

Estas y otras iniciativas reformadoras pusieron en evidencia el enfrentamiento entre viejas y nuevas estructuras de poder porque después de más de dos siglos de donaciones pietosas, efectuadas a menudo por familias poderosas, el clero había conseguido reunir un patrimonio nada despreciable y, por otro lado, la nobleza feudal, descendente de aquellos linajes, no estaba dispuesta a renunciar a un cierto control y fruición de los bienes familiares legados a la Iglesia. Para esta nobleza, las prácticas simoníacas eran una garantía de control y fruición.

Desde este punto de vista, ciertos actos de violencia de nobles contra instituciones eclesiásticas se comprenden mejor. Los pleitos entre nobles y clérigos por tierras, rentas, tributos eclesiásticos (diezmos) y herencias menudearon y desembocaron muchas veces en violencia física. La amenaza de excomunión no pudo parar este clima que finalmente encontró solución por la vía de los pactos o acuerdos negociados.

El origen de la jerarquía eclesiástica: obispos, abades y canónigos es el estamento nobiliario, pues unos y otros estaban unidos por vínculos de parentesco o linaje. Además, la Iglesia había perdido poder sobre las instituciones y los estamentos sociales, en parte por la pérdida de la protección que hasta entonces le había ofrecido la autoridad condal, ahora también en crisis. Puesto a la defensiva, la institución eclesiástica pactó una entente con el nuevo poder emergente, el feudal, representado por la aristocracia militar.

Literatura Catalana (Josep Torras i Bages)

Nacio en Les Cabanyes (Barcelona), 12 de septiembre de 1846 - Vic (Barcelona), 7 de febrero de 1916. Obispo y escritor en catalán, fue el principal impulsor del regionalismo catalanista, tradicionalista y católico. Además de a la actividad apostólica, también se dedicó a la labor literaria. Sus documentos pastorales son modelos de doctrina y de literatura. Su obra "La tradició catalana" (1892) constituye un estudio e interpretación de la mentalidad del pueblo catalán a través del estudio y del análisis de sus figuras históricas más representativas. El pensamiento de Torras i Bages se alinea en el ala derecha de los movimientos políticos e intelectuales de la Catalunya de su época. El lema de su obra, "Catalunya será cristiana o no será", ha sido asumido por diversas generaciones del catalanismo político conservador y está esculpido en la fachada del monasterio de Montserrat.
Hizo los primeros estudios en Vilafranca y en 1859 pasó a Barcelona, ​​donde obtuvo el grado de bachiller en artes con el trabajo "Dios y el alma humana". Estudió la carrera de derecho en la Universidad de Barcelona bajo la dirección del vilafranquino Manuel Milá i Fontanals, a la vez que recibía lecciones de filosofía de Francisco Javier Llorens y Barba, de griego de Antoni Bergnes de las Casas, y de retórica de José Coll i Vehí. En 1868 y durante los hechos de la llamada "Revolución de Septiembre" huyó a Francia con su familia. Volvió a Barcelona el año siguiente para licenciarse e inmediatamente doctorarse en derecho civil y canónico con la tesis: "El matrimonio cristiano". También aquel 1869 ingresó en el Seminario Conciliar de Barcelona y el año siguiente pasó al de Vic, donde profundizó en la filosofía tomista de la mano del canónigo Andrés Duran. En 1873 tuvo que volver a huir, esta vez en el Conflent, como consecuencia de los disturbios de la Primera República. Durante este breve exilio tuvo la oportunidad de viajar a Roma con su amigo el canónigo Jaume Collell, y allí fueron recibidos personalmente por el papa beato Pío IX
En 1876 se licenció en teología en el Seminario Conciliar de Valencia y al año siguiente fue sucesivamente ordenado diácono, en Vic, y sacerdote, en Girona. Se trasladó a Barcelona y ejerció una intensa labor tanto pastoral como intelectual. Mientras ejercía de confesor del Seminario y de las monjas de Valldonzella, fue consiliario del "Cercle Artístic de Sant Lluc" y de la "Unió Catalanista" y fundó la Liga Espiritual de la Virgen de Montserrat. Fue construyendo un pensamiento catalanista conservador de profunda raíz cristiana, hasta el punto de convertirse en el máximo exponente de esta corriente, equidistante del carlismo y el integrismo encabezado por Sardá i Salvany y reaccionado ante el Conservadurismo liberal canovista. En 1882 lo eligieron presidente de la comisión encargada de redactar las Bases de Manresa. Fue elegido miembro numerario de la "Real Academia Catalana de les Belles Arts de Sant Jordi" (1896) y de la "Real Academia de Bones Lletres de Barcelona" (1898).

Literatura Catalana (Jaume Collell i Bancells)

Nacio en Vic (Barcelona), el 18 de diciembre de 1846 - Vic (Barcelona), 1 de marzo de 1932. Fue un eclesiástico y escritor catalan. Estudió en el seminario de Vic, del que fue nombrado canónigo en 1880. En 1871 fue proclamado "Mestre en Gai Saber". Gran propagador de los Jocs Florals, presidió los de Barcelona (1887, 1908, 1925). Ya antes de ser ordenado sacerdote (1873), militó en el movimiento catalanista. Publicó "Catalanisme: lo que és i lo que deuria ésser" (1879), y colaboró en la mayoría de los periódicos católicos y conservadores de Catalunya, siendo un periodista polémico. Fundó y dirigió el semanario de Vic: "La Veu del Montserrat" (1878-1902), portavoz del catolicismo moderado catalán. Se opuso fuertemente a las "Normas ortográficas" (1913) del Instituto de Estudios Catalanes y fue un miembro destacado de la "Acadèmia de la Llengua Catalana". Fundó la "Revista Catalana" (1889); dirigió la "Gazeta Montanyesa" de 1905 a 1914, de la que fundó la continuación, la "Gazeta de Vic" (1914). Publicó diversos libros de recuerdos, y las cartas recibidas de Josep Torras i Bages (1926) y Jacinto Verdaguer (1929). Con motivo de los setenta años de periodista le dedicaron un homenaje, y le fue publicada la recopilación "Sembrant arreu" (1927) con el patrocinio de Francesc Cambó. Su obra póstuma es "Efemèrides dels meus 50 anys de sacerdoci" (1938).

Literatura Catalana (Pau Piferrer i Fàbregas)

Nacio en Barcelona, 1818 - 1848), periodista, poeta y prosista catalan. Tuvo una infancia pobre. Estudios de letras y Derecho realizados con gran esfuerzo económico. Colaborador de "El Vapor", "El Guardia Nacional", "Diario de Barcelona" y otros periódicos. Perteneció al grupo de escritores catalanes formado por Manuel Milá i Fontanals, Rubio y Lluch, Joaquín Rubió i Ors y otros, que supieron unir el amor a España y a su lengua con el amor a su región. Milá publicó sus poesías después de su muerte en "Composiciones poéticas de don Pablo Piferrer, don Juan Bautista Carbó y don José Semís y Mensá" (1851). En prosa escribió "Clásicos españoles" (1846), antología destinada al uso de los estudiantes que lleva una "Noticia de todas las épocas de nuestra prosa", donde se relaiza un estudio estilístico de la prosa española hasta Larra; Estudios de crítica (1859) es una colección de artículos publicados en el "Diario de Barcelona" sobre teatro, libros, historia, música y arte. Inició con Francisco Javier Parcerisa "Recuerdos y bellezas de España" con erudición arqueológica y sensibilidad artística. Cultivó asimismo la narración breve de tipo histórico ("El castillo de Monsolíu" y "Cap d'estopa") o de tipo social e imaginario ("Cuento fantástico", 1837). Se conserva también un valioso Epistolario.

Se le ha llamado poeta de alma germánica por su popularismo, la melancolía amorosa, la sencillez expresiva y cierta vaguedad en el ambiente. Admiraba de hecho el Romanticismo alemán, e introdujo la balada y se percibe la influencia de Schiller en la gravedad sentenciosa de sus poemas. Pero hay que destacar también el catalanismo manifiesto en su gusto por el color local y la suma estima en que tenía la poesía catalana popular y trovadoresca. Entre sus poemas destacan "El ermitaño de Montserrat", "Canción de la primavera", "Retorno de la feria", "Alina y el Genio" y "La cascada y la campana", poema simbólico en la que la primera incita a la desesperación y la segunda a la esperanza.