jueves, 26 de mayo de 2016

Historia de Catalunya (Marca Hispánica [III])

El Imperio carolingio se disgregó pocas décadas después, tras la muerte del hijo de Carlomagno, Luis I el Piadoso o Ludovico Pío. Los tres hijos de éste (Carlos, Lotario y Luis) se repartieron el imperio mediante el Tratado de Verdún (843). La Marca Hispánica correspondió a Carlos, apodado "el Calvo". Además de sus conflictos con sus hermanos, hubo de afrontar las invasiones normandas entre 856 y 861 en su territorio.

La costa mediterránea, cuajada desde antiguo de torres de vigía contra la piratería berberisca, sufre a partir del 858 el ataque de los normandos, que suben por el Ebro desde Tortosa, lo remontan hasta el reino de Navarra, dejando atrás las inexpugnables ciudades de Zaragoza y Tudela, suben luego por su afluente, el río Aragón, hasta encontrarse con el río Arga, el cual también remontan, llegan hasta Pamplona y la saquean, raptando al rey navarro. Y lo mismo hacen en Orihuela, remontando el Segura.

El 16 de junio de 877, Carlos el Calvo firmó la capitular de Quierzy, con la que se pretendía regular la buena marcha del imperio, estableciendo la heredad de los principados y cargos condales. Esta disposición favoreció el proceso de los condados de la Marca Hispánica hacia su independencia de facto a finales del siglo IX.

Inmediatamente después de la conquista carolingia, en los territorios dominados por los francos, se encuentra la mención de unos distritos político-administrativos (Pallars, Ribagorza, Urgell, Barcelona, Girona, Osona, Empuries, Rosello) que reciben el nombre de condado, dentro del cual, como subdivisión, existen otras circunscripciones menores, el "pago" (pagus, en singular), como por ejemplo, Berga o Vallespir.

El origen de estos condados o pagos se remonta a épocas anteriores a los carolingios, tal como lo testimonia la frecuente coincidencia entre sus límites y los de los territorios de antiguas tribus íberas; como ejemplo, el condado de Cerdanya correspondía al pueblo de los ceretanos, el de Osona al de los ausetanos, y el pagus de Berga a los bergistanos o bergusis. En consecuencia estos territorios, forzosamente, deberían haber tenido alguna entidad política-administrativa en tiempos de los romanos y de los visigodos, aunque no se denominasen condados, ni hubiesen estado gobernados por condes en la época de los reyes de Toledo; en la monarquía visigoda, los condes, situados en jerarquía por debajo de los duques, la máxima autoridad provincial, gobernaban solo las ciudades, circunscribiéndose su autoridad exclusivamente al ámbito urbano, a menudo delimitado por murallas, que excluían el distrito rural dependiente de la ciudad. Por consiguiente, para organizar los territorios ganados al sur del Pirineo, los francos no crearon ninguna entidad, sino que se limitaron a conservar las ya establecidas por las tradiciones administrativas de sus pobladores.


Historia de Catalunya (Marca Hispánica [II])

Durante el siglo IX, los condados carolingios se fueron consolidando y sus gobernantes adquirieron una autonomía creciente, a medida que el Imperio carolingio entraba en crisis a causa de las divisiones internas. Algunos de estos condados iniciaron políticas de acercamiento con los estados vecinos musulmanes y mantuvieron buenas relaciones con ellos.

La independencia de los condados occidentales respecto del rey Carlomagno se decidió en el fracaso de la toma de Saraqusta. El interés de Carlomagno en los asuntos hispánicos le movió a apoyar una rebelión en el Vilayato de la Marca Superior de al-Ándalus, de Sulaymán al-Arabi, valí de Barcelona, que pretendía alzarse a emir de Córdoba con el apoyo de los francos, a cambio de entregar al emperador franco la plaza de Saraqusta (Zaragoza).

Carlomagno llegó en el año 778 a las puertas de la ciudad. Sin embargo, una vez allí, el valí de Saraqusta, Husayn se negó a franquear la entrada al ejército carolingio. Debido a la dificultad que supondría un largo asedio a una plaza tan fortificada, con un ejército tan alejado de su centro logístico, desistió.

El 15 de agosto de 778, camino de vuelta a su reino por el paso de Roncesvalles, entre el collado de Ibañeta y la hondonada de Valcarlos, Carlomagno con el más poderoso ejército del siglo VIII, tras reducir a ruinas la capital de los vascones, Pamplona, aliados de los Banu Qasi, sufrió una contundente emboscada por partidas de nativos vascones, probablemente instigados por los fieles a los hijos de Sulayman: Aysun y Matruh ben Sulayman al-Arabí, quienes provocaron un descalabro general en la retaguardia del ejército, mandada por su sobrino Roldán, a base de lanzarles rocas y flechas. La Chanson de Roland inmortalizó el evento de la batalla de Roncesvalles.

El valí de Barcelona Sulayman ben al-Arabí, junto a otros valíes contrarios a Abderramán I, buscó la ayuda de Carlomagno para contrarrestar el poder del emirato en 777. El acuerdo no prosperó y Sulayman, que marchaba junto a sus tropas a unirse a las fuerzas rebeldes al emir y al ejército de Carlomagno, fue capturado por éste frente a Saraqusta como traidor. Durante la Batalla de Roncesvalles fue liberado por el ejército combinado de vascones y musulmanes y retornado a Saraqusta. Sulaymán envió a su hijo Matruh a controlar Barcelona y Girona. A la muerte de su padre en 780, Matruh dispuso Barcelona a favor del emirato de Córdoba, al que ayudó sitiando Saraqusta en 781.

Hacia el año 748, Musa ibn Fortún se casó con Oneca y fueron padres, entre otros, de Musa ibn Musa. Oneca había estado casada anteriormente con el vascón Íñigo Jiménez de la Dinastía Jimena y era la madre de Íñigo Arista, que más tarde sería el primer rey de Pamplona, lo cual convertía en hermanastros a Íñigo Arista y Musa II.

En el 785 se entregó sin lucha Girona, fundando Carlomagno el condado de Gerona y estableciendo una primera línea fronteriza a lo largo del río Ter, con fortalezas como la de Roda de Ter.

En 789 el valí Husayn de Saraqusta se subleva de nuevo y toma el control de Saraqusta y Huesca (Wasqa). A la muerte de Matruh en 792, tomó el poder de Barcelona Sadun al-Ruayni. Sadun viajó a Aquisgrán, capital del imperio carolingio, en 797 para solicitar de nuevo ayuda al emperador contra el Emirato de Córdoba, entonces bajo el control de Al-Hakam I. A cambio ofreció Madinat Barshiluna. Carlomagno envió a su hijo Ludovico Pío que, junto a otros nobles, pretendía tomar Barshiluna pacíficamente, ya en otoño de 800. Sadun no cumplió su palabra y se negó a entregar la ciudad, por lo que los francos la atacaron. El asedio fue largo y Sadun escapó en busca de la ayuda de Córdoba. Fue capturado, y tomó el poder Harun, último valí de Madinat Barshiluna. Partidario de seguir defendiéndose del ataque franco, fue destituido por sus allegados y entregado a los francos, probablemente el 3 de abril de 801. Ludovico Pío avanza hasta Tortosa. En 804 y en 810 fracasan dos expediciones para la toma de Tortosa y la contraofensiva islámica le hace retroceder hasta el Llobregat.


Historia de Catalunya (Marca Hispánica [I])

La Marca Hispánica era el territorio comprendido entre la frontera político-militar del Imperio carolingio con Al-Ándalus (al sur de los Pirineos), desde finales del siglo VIII hasta su independencia efectiva en diversos reinos y condados. A diferencia de otras marcas carolingias, la Marca Hispánica no tenía una estructura administrativa unificada propia.

Tras la conquista musulmana de la península ibérica, los carolingios intervinieron en el noreste peninsular a fines del siglo VIII, con el apoyo de la población autóctona de las montañas. La dominación franca se hizo efectiva entonces más al sur tras la conquista de Gerona (785) y Barcelona (801). La llamada "Marca Hispánica" quedó integrada por condados dependientes de los monarcas carolingios a principios del siglo IX. Para gobernar estos territorios, los reyes francos designaron condes, unos de origen franco y otros autóctonos, según criterios de eficacia militar en la defensa de las fronteras y de lealtad y fidelidad a la corona.

El territorio ganado a los musulmanes se configuró como la Marca Hispánica, en contraposición a la Marca Superior andalusí, e iba de Pamplona hasta Barcelona. De todos ellos, los que alcanzaron mayor protagonismo fueron los de Pamplona, constituido en el primer cuarto del siglo IX en reino; Aragón, constituido en condado independiente en 809; Urgel, importante sede episcopal y condado con dinastía propia desde 815; y el condado de Barcelona, que con el tiempo se convirtió en hegemónico sobre sus vecinos, los de Ausona y Girona.

La población local de las marcas era diversa, incluyendo grupos montañeses autóctonos, íberos, hispanorromanos, vascones, celtas, bereberes, judíos, árabes y visigodos que fueron conquistados o aliados de los dominadores islámicos o francos. Con el paso del tiempo, los jefes y las poblaciones se hicieron autónomos y reclamaron su independencia. El área y su composición étnica cambiaba según la fortuna de los imperios y las ambiciones feudales de los condes y valíes elegidos para administrar las comarcas. El cambio de manos de un pago era frecuentemente solventado fuera del campo de batalla, mediante una compensación económica.

Áreas geográficas que en distintas épocas han formado parte de la Marca son Barcelona, Besalú, Cerdanya, Conflent, Empurdà, Girona, Jaca, Osona, Pamplona, Pallars, Perelada, Ribagorza, Rosello, Sangüesa, Sobrarbe, Urgell y Vallespir.

Mitologia de los Signos (Piscis)

La constelación de Piscis representa dos peces con las colas unidas nadando en direcciones opuestas.
Según la mitología griega, los dos peces estaban relacionados con Afrodita, la diosa del amor y de la bellza. Ella los ayudó a escapar del terrible tifón que Gaia, la diosa de la tierra, había lanzado a los dioses enfurecida. Afrodita se escondía entre los juncos a orillas del río Éufrates junto a su hijo Eros, cuando los dos peces pasaron nadando y los salvó.
Hay otra leyenda según la cual Eros y Afrodita se convirtieron en peces y desde entonces permanecen unidos.

fuente: https://carta-natal.es


Mitologia de los Signos (Acuario)

La constelación de Acuario representa un hombre que vierte agua de una jarra.
Según la tradición griega, Acuario es el troyano Ganímedes, el más bello de los mortales. Zeus, convirtiéndose en águila, lo raptó y se lo llevó al Monte Olympus, nombrándolo copero de los dioses y asignándole la tarea de satisfacer a los dioses con el néctar divino de su jarra. En compensación por arrebatarle a su hijo, Zeus obsequió al padre de Ganímedes con dos corceles inmortales y un vino dorado.

fuente:  https://carta-natal.es


Mitologia de los Signos (Capricornio)

La constelación de Capricornio representa una cabra con cola de pez.
Simboliza la unión entre la tierra y el agua, lo material y las emociones. Jung escribió "El Sol trepa como una cabra hacia la montaña más alta y es como un pez en las profundidades del océano". A veces la cabra se asocia al Unicornio, símbolo ancestral de un mundo superior al que Capricornio quiere llegar.
Según la mitología antigua, Capricornio hace referencia al dios Pan, hijo de Hermes y a su vez uno de los sátiros (criaturas de apariencia humana con cuernos y patas de carnero y cola de caballo). Fué criado por las ninfas después de que su madre, disgustada por su apariencia, lo abandonara. Pan se ocupaba de cuidar a las ovejas y a las cabras y fué un músico con talento. Su naturaleza libidinosa lo hacía perseguir a las ninfas, que huían aterrorizadas cuando lo veían aparecer.
Cuando la ninfa Syrinx ya no pudo huir de Pan, ésta le suplicó ser convertida en junco, el cual Pan utilizó para construir su famosa flauta. En una ocasión, huyendo del monstruo Typhon, Pan trató de convertirse a sí mismo en pez pero no lo consiguió. Sin embargo, apoyó a Zeus en su batalla contra Typhon y, en agradecimiento, éste lo inmortalizó en forma de constelación.

fuente: https://carta-natal.es