En aquel entonces la gente del barrio consideraba a Yoo como un buen
tipo, e igualmente los policías de la pequeña estación que estaba cerca
(apenas a cincuenta pasos de su apartamento) no sospechaban nada de él y
lo veían con buenos ojos.
En noviembre de ese mismo año (2003),
llamando a los servicios de sexo Yoo conoció a la Sra. Kim, con quien
estableció una relación sentimental y terminó haciendo una propuesta de
matrimonio. Yoo no se lo esperaba pero, muy poco antes de la propuesta,
la Sra. Kim había averiguado sobre su pasado criminal y consecuentemente
rechazó la propuesta matrimonial.
El rechazo de la Sra. Kim fue el inicio
de una nueva pasión en Yoo: el odio por las “prostitutas”. Tan enojado
se sentía por el rechazo que incluso pensó en matar a su ex esposa, pero
no lo hizo para evitar el sufrimiento de su hijo.
Poco después de su fracaso sentimental,
en enero del 2004 Yoo fue detenido por un pequeño robo en un sauna, pero
todo lo que le hicieron fue llevarlo a la comisaría de Sodaemun, donde
los negligentes policías ni siquiera se tomaron la molestia de revisar
sus antecedentes penales, liberándolo en poco tiempo tras darle sus
respectivas amonestaciones.
Tras el rechazo de la Sra. Kim, el odio
predominante en Yoo dejó de ser el odio a los ricos y pasó a ser el odio
hacia las mujeres que trabajaban en el comercio sexual y, al igual que
la Sra. Kim, eran jóvenes y atractivas. Si la chica era fea o vieja no
servía: tenía que ser joven y algo atractiva, tenía que representar a la
Sra. Kim en cierta forma y medida. Ese tipo de mujer pasaría a ser el
modelo de víctima de ahora en adelante. Los ricos ya habían sufrido
bastante, ahora debían pagar las rameras.
Eran abundantes las nuevas víctimas
potenciales de Yoo, ya que Seúl era y es una ciudad en que, según
revelan las investigaciones, el colectivo de las mujeres que venden sexo
no está únicamente conformado por las profesionales permanentes sino
por quienes ocasionalmente se venden, pudiendo estar en esa categoría
estudiantes de secundaria que están ahorrando para comprar el último
modelo de celular, amas de casa que quieren pagar rápido la matrícula
escolar del hijo o la tarjeta de crédito, etc… Yoo solo tendría que
llamarlas y ellas irían donde él, buscando dinero y encontrando una
muerte terrible…
Fue así que, el 6 de febrero del 2004,
Yoo salió de su casa a las siete de la noche, tomó un taxi y se dirigió
hasta el barrio Imoon-dong, abundante en mujeres que ofrecían su "mercadería"
bajo el amparo de la noche. Caminando en el barrio Imoon-dong, Yoo vio
al otro lado de la calle a una mujer de formas atractivas vestida de
manera provocativa y, al ver que la mujer permanecía parada, pensó que
era una prostituta. Entonces Yoo cruzó la amplia calle de cuatro
carriles hasta llegar al restaurante cerca del cual estaba parada la
mujer, en un callejón.
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