No obstante, la policía ingenió una trampa para el supuesto
asesino. Solicitaron de la NMU que le ofreciese un trabajo a
bordo de un buque ficticio con destino a Nueva Orleans. A las
15:10 de la tarde, Speck telefoneó a la Unión para ver si había
algún puesto libre y le dijeron que sí. Él contestó que se
pasaría por las oficinas, pero esa tarde no apareció. La llamada
fue localizada; provenía de una posada, el Shipyard Inn, que no
estaba ni a un kilómetro de distancia. Cuando la policía se
presentó en el hotel, el conserje les informó que el tal Speck
acababa de salir después de hacer una llamada.
Richard se pasó el día de taberna en taberna acompañado de su amigo Robert "Red" Gerald, y poco después, en el Ebb Tide, alguien le mencionó el caso de las enfermeras. Gerald recordaba la contestación de Speck:
- "Quien quiera que lo haya hecho tiene que ser un maníaco sexual".
Al atardecer se separaron y Richard dijo que iba a buscar algo de acción a la zona norte de la ciudad. En realidad, le preocupaba el inusual despliegue policial; todos los permisos habían sido revocados nada más cometerse los asesinatos. A Speck le quedaban un par de penas por cumplir en Dalias y no quería atraer las sospechas de los agentes por nada del mundo. Cogió un taxi y se dirigió a otra parte de la ciudad para quitarse de en medio. Ganó otro poco de dinero al billar, se ligó a una prostituta y tomó una habitación.
El Servicio de Guardacostas de Estados Unidos tenía una ficha de Richard Speck. Enviaron su fotografía al hospital y la policía la entremezcló con las de unos cien violadores. Corazón Amurao sufría un estado de shock. Los médicos que la atendían estaban muy preocupados, se mostraban inflexibles e impidieron que los detectives interrogaran a la enferma o le enseñaran las fotos
Tras leer el parte de los patrulleros, los detectives se apresuraron para alcanzar a su hombre, pero les acompañó la mala suerte, ya que Speck había abandonado la fonda quince minutos antes. Entretanto, Corazón Amurao se había repuesto lo suficiente como para identificar a Speck en la fotografía del Servicio de Guardacostas. La policía comprobó los ficheros del FBI en Washington y confirmó que el historial criminal de Speck en Texas era bastante nutrido. A las 19:30, Chicago disponía de una descripción completa del sospechoso, incluyendo sus tatuajes y sus huellas dactilares.
Richard se pasó el día de taberna en taberna acompañado de su amigo Robert "Red" Gerald, y poco después, en el Ebb Tide, alguien le mencionó el caso de las enfermeras. Gerald recordaba la contestación de Speck:
- "Quien quiera que lo haya hecho tiene que ser un maníaco sexual".
Al atardecer se separaron y Richard dijo que iba a buscar algo de acción a la zona norte de la ciudad. En realidad, le preocupaba el inusual despliegue policial; todos los permisos habían sido revocados nada más cometerse los asesinatos. A Speck le quedaban un par de penas por cumplir en Dalias y no quería atraer las sospechas de los agentes por nada del mundo. Cogió un taxi y se dirigió a otra parte de la ciudad para quitarse de en medio. Ganó otro poco de dinero al billar, se ligó a una prostituta y tomó una habitación.
El Servicio de Guardacostas de Estados Unidos tenía una ficha de Richard Speck. Enviaron su fotografía al hospital y la policía la entremezcló con las de unos cien violadores. Corazón Amurao sufría un estado de shock. Los médicos que la atendían estaban muy preocupados, se mostraban inflexibles e impidieron que los detectives interrogaran a la enferma o le enseñaran las fotos
Tras leer el parte de los patrulleros, los detectives se apresuraron para alcanzar a su hombre, pero les acompañó la mala suerte, ya que Speck había abandonado la fonda quince minutos antes. Entretanto, Corazón Amurao se había repuesto lo suficiente como para identificar a Speck en la fotografía del Servicio de Guardacostas. La policía comprobó los ficheros del FBI en Washington y confirmó que el historial criminal de Speck en Texas era bastante nutrido. A las 19:30, Chicago disponía de una descripción completa del sospechoso, incluyendo sus tatuajes y sus huellas dactilares.
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