miércoles, 23 de marzo de 2016

Asesinos en Serie (Richard Speck [II])


En 1962, teniendo veinte años, se casó con Shirley Annette Malone, de quince, y se cambió el apellido de Lindbergh a Speck. El 2 de julio de ese año, su joven esposa tuvo una hija, Robbie Lynn Speck. El padre estaba muy orgulloso de la pequeña y la trataba bien, pero decía que él no era su padre natural. No obstante, un año después del nacimiento, Speck estaba entre rejas. Speck sufría una hostilidad casi innata hacia las mujeres. En parte se debía a su madre, la mujer que había sustituido al padre que Richard quería con locura por un hombre al que no podía aguantar.El resto de su animosidad hacia las mujeres se lo debía a su ex mujer, Shirley. Speck, por regla general, conseguía mantener controlada su misoginia. Pero quizá le resultara más difícil a él que a los demás, ya que durante un período de su vida había sufrido daños cerebrales debido a una sucesión de accidentes en la cabeza. Esas lesiones le podían haber tornado impulsivo y agresivo. Otros síntomas que favorecían este comportamiento violento eran sus frecuentes y agudos dolores de cabeza, la irritabilidad, su escasa tolerancia respecto a la bebida y las drogas.
Sus problemas de inestabilidad emocional se acentuaban al beber y drogarse. El doctor Ziporyn, un psiquiatra, sintetizó su opinión con una frase rotunda:  
- "El motor de Speck es como el de todos nosotros. Lo que le fallan son los frenos".
Lo que Richard necesitaba controlar urgentemente era su odio hacia las mujeres. Solía decir:  
- "Me gustan las chicas. Yo no haría daño a una mujer".
Pero, de hecho, había herido y maltratado a varias después de atacar a su madre a los dieciocho años. La última vez, a principios de 1966, había asaltado a una prostituta de Dallas, y durante sus numerosos ataques de celos le había pegado a su esposa Shirley.
 En Monmouth, un par de meses antes de que su furia estallara en Chicago, le había enseñado a uno de sus amigotes de copas la foto de Shirley a la vez que le comentaba:  
- "Volveré a Texas para matarla... aunque sea lo último que haga en la vida".
Para Speck sólo había dos tipos de mujeres: la santa, la protectora, la que sólo deseaba lo mejor para él, como su madre, y "las chicas malas", las que se valían de su atractivo para excitarle, para atraerle, para atraparle. Para Speck, Shirley era la reina de las rameras. Al doctor Ziporyn le contó lo siguiente:  
- "Me solía decir que quería que la amara más que a mi madre. Y yo le dije: ‘¡Eso nunca ocurrirá!’ Entonces se volvía loca".

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