Amurao se atrevió a echar un vistazo fuera de su escondite: la
habitación estaba vacía. Salió y se metió bajo la cama de Gloria.
Ella estaba encima, inmóvil, tapada por las sábanas. Se quedó
totalmente quieta, intentando captar el mínimo ruido. Pasaron
unos 45 minutos. Entonces, el hombre volvió a entrar en el
dormitorio. Encendió la luz. No quedaba nadie, aparentemente. Dio
media vuelta y salió. Amurao seguía escondida, nerviosa, sin
atreverse a hacer ningún movimiento, sin hacer el menor ruido,
sin respirar. A las cinco de la mañana sonó un despertador en uno
de los dormitorios. Las chicas solían incorporarse a sus turnos
en el hospital a las seis y media. Hacia las seis se enfrentó a
su miedo: salió de debajo de la cama, consiguió desatar las
ligaduras y se encaminó por el pasillo a su dormitorio.
Allí encontró los cadáveres de Mary Ann y Suzanne Farris. Al Iado yacía Pamela Wilkening. Había sangre por todas partes. Temía descender a la planta baja. Quizás el asesino seguía en la casa. Rompió la ventana de la habitación y saltó a una comisa de sesenta centímetros de ancho que rodeaba todo el edificio, pero desde allí no podía alcanzar la acera; la cornisa estaba a tres metros del suelo. Se arrodilló. En sus manos agarraba con fuerza algunos trozos de cristal roto. Muerta de miedo, empezó a gritar:
- "¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme! ¡Todas están muertas! ¡Soy la única que quedó viva!"
Una vecina, Betty Windmiller, se acercó para averiguar quién causaba el alboroto. Ella y un hombre que estaba paseando a su perro, Robert Hall, avisaron a la policía. El primer agente en llegar al lugar de los hechos fue Daniel Kelly que había estado patrullando la zona durante su turno. Descubrió que la puerta trasera estaba forzada y le faltaba uno de los paneles. Entró en la casa. En el salón se topó con el cuerpo desnudo de una muchacha; alrededor del cuello tenía un trozo de tela fuertemente anudado. Le dio la vuelta al cadáver y reconoció inmediatamente a Gloria Davy; Charlene, la hermana de Gloria, había sido su novia. Gloria estaba desnuda y atada con nudos marineros, con un paño alrededor del cuello y su cabeza colgando del sofá; en sus nalgas había rastros de semen. Halló otros nueve cuerpos en el primer piso. Patricia Matusek estaba en el baño, totalmente desnuda, metida en la tina. Le habían dado fuertes patadas en el estómago y después la habían estrangulado.
Nina Schmale estaba en la habitación junto a las demás; había tanta sangre derramada que apenas se le reconocía. Su vestido estaba levantado hasta el pecho con las mismas ataduras y nudos marineros de iguales características. Pamela Wilkening, de 18 años, estaba amordazada y había sido apuñalada en corazón, cuello y pecho: su cuerpo yacía en medio de un reguero de sangre. Mary Ann tenía tres puñaladas en el pecho, cuello y ojos. Valentina Paison, de 24 años, se hallaba tumbada hacia abajo, con profundos cortes en su garganta y sobre ella, como si de una muñeca se tratase, se lanzó a Merlita Gargullo, apuñalada y también estrangulada. Todas presentaban heridas de cuchillo en el cuello. Gargullo y Schmale habían sido estranguladas, además de apuñaladas.
Allí encontró los cadáveres de Mary Ann y Suzanne Farris. Al Iado yacía Pamela Wilkening. Había sangre por todas partes. Temía descender a la planta baja. Quizás el asesino seguía en la casa. Rompió la ventana de la habitación y saltó a una comisa de sesenta centímetros de ancho que rodeaba todo el edificio, pero desde allí no podía alcanzar la acera; la cornisa estaba a tres metros del suelo. Se arrodilló. En sus manos agarraba con fuerza algunos trozos de cristal roto. Muerta de miedo, empezó a gritar:
- "¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme! ¡Todas están muertas! ¡Soy la única que quedó viva!"
Una vecina, Betty Windmiller, se acercó para averiguar quién causaba el alboroto. Ella y un hombre que estaba paseando a su perro, Robert Hall, avisaron a la policía. El primer agente en llegar al lugar de los hechos fue Daniel Kelly que había estado patrullando la zona durante su turno. Descubrió que la puerta trasera estaba forzada y le faltaba uno de los paneles. Entró en la casa. En el salón se topó con el cuerpo desnudo de una muchacha; alrededor del cuello tenía un trozo de tela fuertemente anudado. Le dio la vuelta al cadáver y reconoció inmediatamente a Gloria Davy; Charlene, la hermana de Gloria, había sido su novia. Gloria estaba desnuda y atada con nudos marineros, con un paño alrededor del cuello y su cabeza colgando del sofá; en sus nalgas había rastros de semen. Halló otros nueve cuerpos en el primer piso. Patricia Matusek estaba en el baño, totalmente desnuda, metida en la tina. Le habían dado fuertes patadas en el estómago y después la habían estrangulado.
Nina Schmale estaba en la habitación junto a las demás; había tanta sangre derramada que apenas se le reconocía. Su vestido estaba levantado hasta el pecho con las mismas ataduras y nudos marineros de iguales características. Pamela Wilkening, de 18 años, estaba amordazada y había sido apuñalada en corazón, cuello y pecho: su cuerpo yacía en medio de un reguero de sangre. Mary Ann tenía tres puñaladas en el pecho, cuello y ojos. Valentina Paison, de 24 años, se hallaba tumbada hacia abajo, con profundos cortes en su garganta y sobre ella, como si de una muñeca se tratase, se lanzó a Merlita Gargullo, apuñalada y también estrangulada. Todas presentaban heridas de cuchillo en el cuello. Gargullo y Schmale habían sido estranguladas, además de apuñaladas.
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