Su primera víctima después de la liberación sería Blanka Bockova; quien,
además de ser prostituta, laboraba en una carnicería de Praga (allá no
son estigmatizadas las prostitutas) y, según los testimonios, el 14 de
septiembre de 1990 salió a tomar una copa en la Plaza de Wenceslao tras
terminar el trabajo. Ella era una chica sociable que gustaba de conocer
gente nueva y salir, y ese día estuvo con sus amigos en la plaza hasta
eso de las 23:45, hora en la cual fue vista por última vez, según
cuentan, con un desconocido bien vestido que se le había acercado para
hablar y contratar sus servicios.
A la mañana siguiente el cadáver de
Blanka fue hallado en la orilla del río Moldava: no tenía ropa, estaba
boca arriba y cubierto con hojas y ramas, tenía medias grises atadas al
cuello, las piernas abiertas en posición sexualmente provocativa, un
anillo de oro en el dedo, marcas de golpes, puñaladas y
estrangulamiento. Los forenses determinaron que había muerto tan solo
unas horas antes. Cinco semanas después del asesinato de
Blanka, Brunhilde Masser desapareció, siendo vista por última vez el 26
de octubre de 1990.
El 5 de diciembre de ese mismo año, la
prostituta Heidemarie Hammerer desapareció en la turística ciudad de
Bregenz, localizada en la frontera entre Suiza y Alemania. En la víspera
de Año Nuevo su cadáver fue hallado en el bosque por unos turistas:
tenía el vientre cubierto de hojas secas, cargaba puestas sus joyas, las
piernas estaban desnudas y su falda con un trozo de tela cortado y
colocado en su boca a modo de mordaza. Los forenses determinaron que la
chica había sido golpeada y sujetada con esposas o ligaduras. No había
restos de semen (lo que no implica que el agresor no haya tenido sexo
con ella), pero se veían pequeñas fibras de tela roja, fibras que no
encajaban con las prendas y pertenencias de la víctima. Inmediatamente
luego del hallazgo del cadáver, la Oficina Regional de la Policía
Federal de Austria inició una investigación.
Normalmente un asesino serial habría
esperado más; pero, apenas transcurridos cinco días, el cadáver de la
prostituta Brunhilde Masser fue descubierto por excursionistas en el
norte de un solitario bosque de Graz. La difunta mujer yacía desnuda,
recostada sobre el lado derecho, cubierta de hojas, sin los bienes
personales alrededor aunque con las joyas puestas al igual que los
cadáveres anteriores. Tenía las nalgas con mordeduras de animales
carroñeros y estaba en avanzado estado de descomposición, a pesar de lo
cual los forenses consiguieron determinar que ciertos signos del cadáver
manifestaban que la víctima había sido acuchillada y estrangulada con
sus propias medias. La escena claramente presentaba semejanzas con los
casos anteriores, siendo así indicio de que muy probablemente un asesino
serial andaba suelto. Sea como fuere las evidencias no eran abundantes,
al punto de que en el caso de Masser los testimonios se redujeron a
alguien que había visto por los alrededores a un hombre que caminaba
junto a ella y vestía una cazadora de cuero.
No había mucho que hacer, y el 7 de marzo de 1991 la prostituta Elfriede
Schrempf también desapareció, reportándose dos días después del suceso
el acoso de un hombre que llamó dos veces a la familia de Schrempf para
realizar comentarios ofensivos sobre la ocupación de la desaparecida
chica.
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