En noviembre de 1980 le organizaron un homenaje en el Teatro Romea, donde actuaron, entre otros, Joan Manuel Serrat y Raimon, que no habían coincidido nunca en ningún recital y participaron palabras poetas de todo el Estado. En 1981 aceptó con agrado la Medalla d'Or de la Ciutat de Sabadell de la mano del alcalde Antoni Farrés; dijo a José Ferrater Mora: "Ya sabes que el acto tendrá lugar en Sabadell, mi patria?". Pidió expresamente que la medalla no fuera de oro, por lo que la recibió de marfil. Con la muerte del dictador y la entrada de la democracia se había mostrado especialmente disgustado con la clase política dominante, tanto que en 1982 rechazó la Creu de Sant Jordi. También promovió una de las primeras reivindicaciones de los escritores profesionales, ya que después de años de haber dirigido la dirección literaria de Ediciones Proa, se quedó sin prestación por jubilación. Fue muy crítico con la postura cómoda que había tomado el sector cultural y político después del restablecimiento democrático en Catalunya.
En noviembre de 1985 Joan Oliver se sometió a una operación de la que ya no se recuperaría. Los últimos meses los pasó sin tener interés para gran cosa. Murió en Barcelona el 18 de junio de 1986 y fue enterrado, a escondidas de todos y con la complicidad del médico, en su ciudad natal, Sabadell, siguiendo sus deseos, sin coronas, ni ceremonias, justo cuando faltaban cuatro días para las elecciones generales. La hija se negó que hubiera una capilla ardiente en la Generalitat ni en el Ayuntamiento de Sabadell. El Cementerio de Sabadell hablaron el padre Jordi Limón, el presidente Jordi Pujol y el alcalde Antoni Farrés. Él mismo había redactado la esquela que los diarios publicaron dos días más tarde, que decía "Joan Oliver, escritor [...] No se admiten flores. No se invita personalmente". Murió con un juicio pendiente, acusado de ofensas al honor militar a raíz de una entrevista emitida por TVE que le había hecho Josep María Balcells.
En noviembre de 1985 Joan Oliver se sometió a una operación de la que ya no se recuperaría. Los últimos meses los pasó sin tener interés para gran cosa. Murió en Barcelona el 18 de junio de 1986 y fue enterrado, a escondidas de todos y con la complicidad del médico, en su ciudad natal, Sabadell, siguiendo sus deseos, sin coronas, ni ceremonias, justo cuando faltaban cuatro días para las elecciones generales. La hija se negó que hubiera una capilla ardiente en la Generalitat ni en el Ayuntamiento de Sabadell. El Cementerio de Sabadell hablaron el padre Jordi Limón, el presidente Jordi Pujol y el alcalde Antoni Farrés. Él mismo había redactado la esquela que los diarios publicaron dos días más tarde, que decía "Joan Oliver, escritor [...] No se admiten flores. No se invita personalmente". Murió con un juicio pendiente, acusado de ofensas al honor militar a raíz de una entrevista emitida por TVE que le había hecho Josep María Balcells.
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