Al final, la identidad de quienes 
descifrarían los códigos sorprendería a los expertos de la Inteligencia 
Naval, la CIA y el FBI. Entretanto ya el jefe de la Policía de Vallejo, 
Jack E. Stiltz, se había encargado de solicitar públicamente al autor de
 las tres cartas que mandara otra carta con más datos para demostrar que
 él era el asesino. La respuesta fue escalofriante y llegó con prontitud
 el 4 de agosto de 1969, apenas tres días después de las cartas 
dirigidas a los diarios. Allí, en estas nuevas cartas, el asesino 
revelaba que su identidad estaba en los códigos anteriores y daba 
detalles de los crímenes que solo él podía conocer, detalles sobre cuya 
veracidad la Policía tenía certeza, detalles que se habían reservado y 
no habían sacado a la luz… Además, por primera vez el asesino se 
autodenominaba como "Zodiaco", tal y como se ve en este fragmento de la 
carta (de 3 páginas en su totalidad) dentro del cual está incluido el 
inicio: 
- "Estimado director, Zodíaco al habla. Respondiendo a su 
petición de más detalles sobre lo bien que me lo he pasado en Vallejo, 
estaré encantado de darle más material. Por cierto, ¿se está divirtiendo
 la Policía con el mensaje cifrado? Si no, dígales que se animen; cuando
 lo descifren me tendrán. Con respecto al 4 de julio: no abrí la puerta 
del coche, la ventanilla ya estaba bajada. El chico al principio estaba 
en el asiento delantero cuando empecé a disparar. Cuando le disparé por 
primera vez a la cabeza, se echó hacia atrás al mismo tiempo y así me 
estropeó el tiro. Terminó en el asiento de atrás, luego en el suelo 
agitando muy violentamente las piernas; por eso le disparé en la 
rodilla. No me marché del escenario del crimen derrapando a toda 
velocidad como han dicho los periódicos de Vallejo. Me fui lentamente 
para que mi coche no llamara la atención. El hombre que le dijo a la 
Policía que mi coche era marrón, era un negro de unos 40-45 años vestido
 de manera andrajosa. Yo estaba en una cabina telefónica divirtiéndome 
con el poli de Vallejo mientras él pasaba. Cuando colgué el teléfono, el
 puto aparato se puso a sonar y eso hizo que él se fijara en mí y en mi 
coche. Las Navidades pasadas: En ese episodio la Policía se preguntaba 
cómo podía acertar a mis víctimas disparando en la oscuridad. No lo 
dijeron abiertamente, pero lo dieron a entender diciendo que había mucha
 luz esa noche y que yo podía ver siluetas en el horizonte. Una idiotez,
 esa zona está rodeada de colinas y árboles altos. Lo que hice fue pegar
 una linternita fina al cañón de mi pistola. Si se fijan, en el centro 
del rayo de luz, si lo dirigen a una pared o un techo, verán un punto 
oscuro o negro en el centro del círculo de luz a unos siete o quince 
centímetros de distancia. Cuando está pegado al cañón de una pistola, la
 bala da directamente en el centro del punto negro de la luz. Yo sólo 
tuve que acribillar a balazos. No hacía falta destreza". 
Entre 
otras cosas, en la citada carta Zodíaco había escrito que “le tendrían” 
cuando descifrasen el código. No sabía que su código ya había sido 
revelado casi por completo por los Harden, una brillante pareja. Sin 
embargo, lo poco que faltaba por descifrar impedía aún conocer su 
identidad.
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