Es uno de los casos, que sigue sin resolverse en el mundo de la crimínología en USA. El "Asesino del Zodiaco" acechó el norte
de California entre diciembre de 1968 y octubre de 1969. En una carta
supuestamente suya confesó asesinar a 37 víctimas, aunque las únicas
víctimas confirmadas fueron cuatro hombres y tres mujeres, víctimas de
las cuales solo dos sobrevivieron para dar evidencias sobre la identidad
aún irresuelta de este brillante asesino que, al igual que "Jack El
Destripador", pasó a la historia por burlar a policías e investigadores.
De este modo, debido a que su identidad
se desconoce, es todavía imposible plantear una biografía del asesino.
Todo lo que se sabe de él es que es un hombre alto, grueso y corpulento,
con anteojos, que tendría entre 20 y 30 años al momento de cometer sus
crímenes. También es sabido que posee una gran inteligencia, que casi
seguramente es un aficionado a asuntos astrológicos, que conoce de
códigos y Criptografía, que tiene un alto grado de egocentrismo y, al
igual que muchos otros asesinos seriales, disfruta obteniendo
protagonismo y sembrando temor en los demás.
Así pues y ya que no hay una historia
biográfica que contar, lo más propicio en el caso de éste asesino será
exponer su pequeña pero magistral carrera criminal, no sin antes
advertir que, las historias que verán sobre los crímenes cometidos por
el Zodíaco, son todas ellas reconstrucciones elaboradas en base a
testimonios y a otros elementos de juicio hallados en el curso de las
investigaciones efectuadas por detectives, policías, criminalistas y
demás expertos.
Fue un 20 de diciembre de 1968 el día en que tuvo lugar el ataque a Betty Lou Jensen de 16 años y David Arthur Faraday de 17.
Al comienzo, Betty y David estaban
juntos en los asientos delanteros del auto de David, estacionados en
algún camino apartado de la carretera conocida como Herman Road ("Este de
Vallejo", California). Era de noche, la calefacción estaba encendida y
los asientos reclinados en ángulo de 45. A unos pocos metros del auto
yacía la puerta 10 de la estación de bombeo del Lago Herman. La única
luz que caía en aquel claro era la luz de la luna, frecuente testigo de
las parejas que iban a aquel lugar para fumar marihuana, beber cerveza y
hacer otras cosas. Pero aquella escapada romántica entró al
preludio de su final cuando a eso de las 23:05 otro coche pasó por la
curva que estaba cerca del auto de David y, en lugar de seguir su
camino, se aparcó a unos dos metros. El conductor de aquel auto vestía
un anorak (un tipo de chaqueta pesada con capucha) oscuro y llevaba
gafas, detalle ciertamente inquietante puesto que era de noche. Pasados
unos minutos, el extraño bajó la ventanilla de su coche y solicitó a
Betty y David que se bajaran del auto. Ambos se negaron a satisfacer la
sospechosa petición y fue entonces cuando el corpulento desconocido
salió de su coche, sacó una pistola de su anorak, se acercó a la pareja
y, tras mirarlos fijamente un momento, comenzó a acecharlos dándole
vueltas al auto. La situación era aterradora, en parte
porque la ventana del copiloto (la de Betty) estaba abierta. Súbitamente
el silencio se quebró cuando el hombre del anorak oscuro rompió la
ventana posterior derecha de un tiro, tras lo cual dio otro tiro más en
la rueda posterior izquierda. Llenos de pánico los jóvenes se apiñaron
del lado del copiloto. El corpulento extraño corrió pero Betty ya había
logrado salir del vehículo, por lo que momentáneamente se limitó a meter
el brazo por la ventana abierta y a ponerle a David la pistola en la
oreja. Entonces apretó el gatillo y la bala atravesó horizontalmente la
cabeza de David, salpicando de sangre todo el coche a la par que Betty
lanzaba un alarido de horror sabiendo que aquel sonido era sinónimo de
muerte
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