viernes, 11 de marzo de 2016

Asesino en Serie (Gary Ridgway [III])

Tras su divorcio, Ridgway comenzó a salir con varias mujeres que conoció gracias a Parents Without Partners. En medio de esas citas fue que encontró a Judith Mawson en 1985. Judith lo vio como un hombre con estabilidad laboral (Gary llevaba 15 años pintando camiones), como alguien amable, responsable y estructurado. Ella encontraría en él la pareja perfecta, él la amaría y ambos estarían juntos hasta que el lado oscuro de Ridgway se hiciese público y sus crímenes lo pusiesen en la prisión.
En efecto, antes de casarse Ridgway se tomó la molestia de remodelar la casa, incluyendo una nueva alfombra. Judith, más tradicionalista que Marcia, no se molestó sino que quedó encantada con la madre de Gary. No la veía como una suegra metiche o como un estorbo sino como una suegra preocupada que quería ayudar y, en algunos casos, aconsejar. Por todo esto las cosas marcharon bien por años, ya que Gary fue muy hábil a la hora de no levantar sospecha alguna en Judith sobre su sangriento hobby.
En líneas generales, el método de Gary consistía en contratar a una prostituta, subirla al carro, mostrarle la foto de su hijo para que la prostituta crea que estaba ante una persona buena e incapaz de matar, tener sexo con la prostituta y luego matarla con estrangulamiento. Generalmente mataba a las víctimas en su casa, pero a veces también en el carro o incluso en un lugar apartado como el bosque: si las mataba en casa, tenía sexo con ellas en casa; si las mataba en el carro, tenía sexo con ellas en el carro y, si las mataba en el bosque o en algún otro lugar, era que la chica había aceptado tener sexo en el bosque o el lugar elegido por Gary.
Seguidamente las convencía para ir a su casa, o a cualquier descampado de la zona, mantenían las correspondientes relaciones sexuales, y acto seguido las estrangulaba y apuñalaba en algunos casos, y arrojaba sus cuerpos en cualquier lugar, como si de una mismísima bolsa de basura se trataran.
Sin embargo y al contrario de lo que se pudiera pensar, Gary era un asesino muy meticuloso y bien preparado, ya que no dejaba huellas dactilares, cortaba las uñas a sus víctimas por si aparecían restos de ADN de él en los forcejeos, borraba cualquier rastro que pudiera incriminarlo, y hasta le sacaba las prendas a las prostitutas ya fallecidas, para dificultar de este modo su identificación 


No hay comentarios:

Publicar un comentario