viernes, 11 de septiembre de 2015

Misterios en la Peninsula Iberica (La leyenda de la Cruz del Diablo en Cuenca [I])

Cuenca es un municipio perteneciente a la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha y es capital de la provincia homónima.

Los primeros vestigios humanos de Cuenca datan del Paleolitico Superior, en torno al 90.000 a.C. Las principales tribus de la zona parece que fueron en un principio los beribraces y arévacos, llegando luego los olcades que tomaron el control de la mayor parte de la actual provincia y los lobetanos que tenían su capital en Lobentum. Ya en la época romana la serranía conquense, se vio envuelta en varias las Guerras Celtíberas. Si bien en la provincia existieron tres importantes ciudades romanas (Segóbriga, Ercavica y Valeria), la zona de la capital estuvo muy poco poblada, habiéndose hallado tan sólo vestigios de un pequeño asentamiento cercano al puente del Castellar
El esquema poblacional romano se perpetuó a la llegada de las invasiones bárbaras, aunque ya con un declive de los centros urbanos romanos. Es durante la posterior invasión musulmana cuando aparece constancia de poblamiento en el emplazamiento actual de Cuenca. Aunque no está clara su fundación, ya existía en el año 784 la ciudad de Qūnka o Kūnka, favorecida por la base que establecieron los Banu-Di-I-Nun y estaba integrada en la Cora de Santaver.



La Leyenda

La tradición sitúa esta leyenda en el siglo XVIII.
Vivía por estas calles un hermoso muchacho, hijo del oidor de la villa. El joven en edad de efectuar sus correrías, no dejaba una sin probar, y así tomó fama de mentiroso, pendenciero y, además, bravucón; a nada de ello podían dar crédito sus familiares, pues el honorable cargo que desempeñaba el padre era, sin duda, signo de buena estirpe y descendencia.
Pero de cómo fueron las cosas en aquella época nadie lo sabe, el caso es que el muchacho corría una tras otra a todas las doncellas casaderas del lugar y, luego de cortejarlas y conseguir sus propósitos placenteros, las dejaba plantadas, sin más.
Pero un día, conoció a una dama bellísima como la luna y seductora como el diamante; además era forastera y recién llegada a la ciudad. Cuando paseaba por las calles, las mujeres bajaban sus miradas y de reojo miraban qué hombre era el primero en lanzarle una sonrisa, pues la chica dejaba a todo el mundo con la boca abierta por su belleza e irresistible impulso.
Los jóvenes salían a su encuentro para simplemente saludarla e intercambiar un buenos días o buenas tardes, cosa que siempre hacía simpática y risueña. Hasta que un buen día, nuestro apuesto galán decidió lanzarse y presentarse. La hermosa mujer lo correspondió y le dijo que se llamaba Diana. Contento y presuntuoso, se fue con el resto de sus amigotes para vacilar un poco ante ellos de que ya sabía incluso su nombre.
Diana, que tonta no era, también se percató de la belleza del joven, al que con el tiempo fue conociendo mejor, pero viendo sus claras intenciones, le daba largas y largas.
El muchacho cambió, se quedó ensimismado con Diana, estaba totalmente obcecado con ella y con hacerla suya, algo que ella le ponía muy, muy difícil. Éste se lo tomó como todo un reto personal e incluso declinó las ofertas de sus amigos, con los que iba de correrías.
Y una mañana, en vísperas de Todos los Santos, Diana le hizo llegar una carta que el joven leyó sorprendido y de muy buen agrado:

- "Te espero en la puerta de las Angustias. Seré tuya en la Noche de los Difuntos"

Por fin el muchacho iba a conseguirla. Con sus mejores ropas y las fragancias más sublimes que guardaba para las ocasiones especiales, salió a conquistar a esa dama que tan loco lo volvía.
Pero esa noche se fraguó una tormenta. Los truenos retumbaban y el cielo se iluminaba como si de fuego se tratase. Él debía estar a la hora prevista en el lugar donde Diana lo había citado. Y allí, raudo y veloz, cruzó las cuatro calles que lo separaban de la puerta de las Angustias y vio a la bella doncella, ataviada con ropas que parecían de princesa.


fuente: http://misterios.co/2009/10/02/la-leyenda-de-la-cruz-del-diablo-en-cuenca/

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