Josep Puig i Cadafalch, nacio en Mataro el 17 de octubre de 1867 - Muere en Barcelona el 23 de diciembre de 1956. Fue un arquitecto español, uno de los más importantes del modernismo catalán. Estudió Arquitectura y ciencias exactas en Barcelona, y cuando terminó volvió a Mataró, donde asumió el cargo de arquitecto municipal teniendo sólo 24 años de edad. Permaneció en ese puesto durante cinco años, periodo en el que construyó también sus primeros edificios en Mataró.
Posteriormente Puig fue nombrado catedrático en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, en las especialidades de hidráulica y de resistencia de materiales. En 1917 asumió el cargo de Presidente de la Mancomunitat de Catalunya, desde donde elaboró un ambicioso plan de enseñanza y cultura e impulsó las excavaciones arqueológicas de Empuries (Girona). También hizo que se construyeran nuevas carreteras y que se desarrollase la agricultura. En 1923 fue destituido y sustituido por Alfons Sala.
Puig fue discípulo de Lluís Domènech i Montaner, y se le considera el último representante del modernismo y el primero del novecentismo. Según algunos expertos, su obra puede dividirse en estos tres periodos diferentes. En la "manzana de la discordia" del Paseo de Gracia de Barcelona se encuentra la Casa Amatller, con su distinguible perfil escalonado, obra de Josep Puig i Cadafalch. A su derecha, la Casa Batlló, de Gaudí.
- El primer periodo es modernista. El arquitecto utiliza como modelo la casa de campo de la aristocracia catalana, a la cual añade elementos de inspiración nórdica. A este periodo pertenecen edificios como la Casa Amatller, la Casa Martí y, en especial, la Casa de les Punxes o Casa Terradas. Todos estas obras fueron realizadas entre 1895 y 1905.
- El segundo periodo se puede definir como de idealismo racional, una tendencia arquitectónica basada en los gustos de la nueva alta burguesía. Los edificios son diseñados con criterio más racional y práctico. Son representativas de este periodo la Casa Trinxet, la Casa Muntades y la Casa Company.
- El tercer periodo es monumentalista, y se desarrolla paralelamente a la preparación y la celebración de la Exposición Internacional de Barcelona (1929), de la que Puig fue el arquitecto principal. En esta etapa creativa los edificios están inspirados en la arquitectura romana, que no obstante se combina con elementos típicos de Valencia y Andalucía. Las paredes son amarillas, y se utilizan numerosas columnas como elementos estructurales. De todo ello resulta un atractivo estilo neo-barroco.
Puig mostró gran interés por la arquitectura estadounidense, y llegó a diseñar un edificio, la Casa Pich, inspirado en la obra del arquitecto estadounidense Louis Henry Sullivan. Además de su trabajo como arquitecto, realizó una importante labor como historiador especialista en arte y ecribió varios ensayos sobre la arquitectura románica y gótica en Catalunya, así como numerosos libros. Durante la Guerra Civil Española se exilió en París y dio clases magistrales sobre arquitectura e historia en numerosas universidades, lo que le valió el reconocimiento internacional. Puig recibió el título de doctor honoris causa por varias universidades, entre ellas la de París. Al regresar a España se encontró con que el nuevo régimen político no le permitía ejercer de arquitecto, por lo que sólo pudo rehabilitar y restaurar edificios y monumentos históricos. En 1942 fue nombrado presidente del Instituto de Estudios Catalanes, cargo en el que permaneció hasta su muerte. Falleció en su residencia de Barcelona a la edad de 89 años
Posteriormente Puig fue nombrado catedrático en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, en las especialidades de hidráulica y de resistencia de materiales. En 1917 asumió el cargo de Presidente de la Mancomunitat de Catalunya, desde donde elaboró un ambicioso plan de enseñanza y cultura e impulsó las excavaciones arqueológicas de Empuries (Girona). También hizo que se construyeran nuevas carreteras y que se desarrollase la agricultura. En 1923 fue destituido y sustituido por Alfons Sala.
Puig fue discípulo de Lluís Domènech i Montaner, y se le considera el último representante del modernismo y el primero del novecentismo. Según algunos expertos, su obra puede dividirse en estos tres periodos diferentes. En la "manzana de la discordia" del Paseo de Gracia de Barcelona se encuentra la Casa Amatller, con su distinguible perfil escalonado, obra de Josep Puig i Cadafalch. A su derecha, la Casa Batlló, de Gaudí.
- El primer periodo es modernista. El arquitecto utiliza como modelo la casa de campo de la aristocracia catalana, a la cual añade elementos de inspiración nórdica. A este periodo pertenecen edificios como la Casa Amatller, la Casa Martí y, en especial, la Casa de les Punxes o Casa Terradas. Todos estas obras fueron realizadas entre 1895 y 1905.
- El segundo periodo se puede definir como de idealismo racional, una tendencia arquitectónica basada en los gustos de la nueva alta burguesía. Los edificios son diseñados con criterio más racional y práctico. Son representativas de este periodo la Casa Trinxet, la Casa Muntades y la Casa Company.
- El tercer periodo es monumentalista, y se desarrolla paralelamente a la preparación y la celebración de la Exposición Internacional de Barcelona (1929), de la que Puig fue el arquitecto principal. En esta etapa creativa los edificios están inspirados en la arquitectura romana, que no obstante se combina con elementos típicos de Valencia y Andalucía. Las paredes son amarillas, y se utilizan numerosas columnas como elementos estructurales. De todo ello resulta un atractivo estilo neo-barroco.
Puig mostró gran interés por la arquitectura estadounidense, y llegó a diseñar un edificio, la Casa Pich, inspirado en la obra del arquitecto estadounidense Louis Henry Sullivan. Además de su trabajo como arquitecto, realizó una importante labor como historiador especialista en arte y ecribió varios ensayos sobre la arquitectura románica y gótica en Catalunya, así como numerosos libros. Durante la Guerra Civil Española se exilió en París y dio clases magistrales sobre arquitectura e historia en numerosas universidades, lo que le valió el reconocimiento internacional. Puig recibió el título de doctor honoris causa por varias universidades, entre ellas la de París. Al regresar a España se encontró con que el nuevo régimen político no le permitía ejercer de arquitecto, por lo que sólo pudo rehabilitar y restaurar edificios y monumentos históricos. En 1942 fue nombrado presidente del Instituto de Estudios Catalanes, cargo en el que permaneció hasta su muerte. Falleció en su residencia de Barcelona a la edad de 89 años
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