Este árbol forma parte de la leyenda de Osiris y se la asocia con la inmortalidad. Según esta leyenda Osiris a la vez Dios y Rey, era el heredero del reino de Egipto y representaba el lado bueno, la regeneración y la fertilidad de la tierra, mientras que su hermano Seth representaba la aridez, y el lado oscuro. Osiris se casó con su hermana y diosa Isis y después de cumplir su misión en Egipto fue a proclamar sus enseñanzas en otra tierras dejando a cargo de Egipto a Isis. Pero Seth odiaba a su hermano, por lo que mientras Osiris se encontraba en otras naciones confabuló un plan para librarse de él.
En secreto, obtuvo las medidas exactas del cuerpo de Osiris y fabricó un cofre de madera, ricamente adornado, y en el que encajaba perfectamente el cuerpo de su hermano. Tras el regreso de Osiris, Seth decidió dar un gran banquete en honor a su hermano y, en un momento de la fiesta, Seth ofreció dar el cofre a quien encajara perfectamente en él. Osiris, maravillado por la belleza del cofre, lo probó y viendo que encajaba afirmó: "Encajo y será mío para siempre", a lo que Seth respondió "Tuyo es, hermano, y de hecho lo será para siempre" y cerró la tapa bruscamente, clavándolo y sellándolo con plomo fundido. El cofre fue transportado hasta el Nilo, donde fue arrojado. La caja fue arrastrada por la corriente hasta la costa de la ciudad de Byblos, donde las olas lo lanzaron contra un árbol de acacia, en el que quedó incrustado. El arbusto creció y se convirtió en un grandioso árbol, con el cofre incrustado en su tronco. Pronto se corrió la voz de la grandeza del árbol y el rey de la zona ordenó construir con él un pilar que sujetara el techo de su palacio.
Isis, enterada de la traición de Seth, se propuso encontrar el cadáver de su marido y partió en su busca junto a su hijo Horus. Isis deambuló por toda la Tierra en busca del cuerpo de Osiris, preguntando a todos los que veía, hasta que unos niños que jugaban en la ribera del río, le dijeron hacia adonde había ido el cofre. Isis se ofreció a cuidar al hijo del Rey y como pago solo pidió una cosa: el gran pilar de acacia que sujetaba el palacio. Cuando se lo ofrecieron, Isis lo abrió y tomó el cofre que estaba dentro y, al abrir la caja, encontró el cuerpo de Osiris perfectamente preservado.
Este dios sagrado muere cada año cuando las plantas se marchitan, solo para renacer de nuevo en primavera. Al transcender la muerte y conseguir la vida eterna, Osiris personificaba la promesa de redención en la otra vida. El fin espiritual de los antiguos egipcios era transcender los límites de la persona y juntarse con Osiris y la acacia era el guardián de esta promesa, porque protegía el cuerpo de Osiris mientras su alma abrazaba el universo.
La acacia era considerada sagrada también por los hebreos antiguos; se dice que Moisés usó madera de acacia para construir el Arca de la Alianza (donde se guardaban las tablas de la ley) , el Tabernáculo sagrado, y el altar. También hay una creencia que sostiene que fueron espinas de acacia las que se usaron para la corona de Jesús.
En secreto, obtuvo las medidas exactas del cuerpo de Osiris y fabricó un cofre de madera, ricamente adornado, y en el que encajaba perfectamente el cuerpo de su hermano. Tras el regreso de Osiris, Seth decidió dar un gran banquete en honor a su hermano y, en un momento de la fiesta, Seth ofreció dar el cofre a quien encajara perfectamente en él. Osiris, maravillado por la belleza del cofre, lo probó y viendo que encajaba afirmó: "Encajo y será mío para siempre", a lo que Seth respondió "Tuyo es, hermano, y de hecho lo será para siempre" y cerró la tapa bruscamente, clavándolo y sellándolo con plomo fundido. El cofre fue transportado hasta el Nilo, donde fue arrojado. La caja fue arrastrada por la corriente hasta la costa de la ciudad de Byblos, donde las olas lo lanzaron contra un árbol de acacia, en el que quedó incrustado. El arbusto creció y se convirtió en un grandioso árbol, con el cofre incrustado en su tronco. Pronto se corrió la voz de la grandeza del árbol y el rey de la zona ordenó construir con él un pilar que sujetara el techo de su palacio.
Isis, enterada de la traición de Seth, se propuso encontrar el cadáver de su marido y partió en su busca junto a su hijo Horus. Isis deambuló por toda la Tierra en busca del cuerpo de Osiris, preguntando a todos los que veía, hasta que unos niños que jugaban en la ribera del río, le dijeron hacia adonde había ido el cofre. Isis se ofreció a cuidar al hijo del Rey y como pago solo pidió una cosa: el gran pilar de acacia que sujetaba el palacio. Cuando se lo ofrecieron, Isis lo abrió y tomó el cofre que estaba dentro y, al abrir la caja, encontró el cuerpo de Osiris perfectamente preservado.
Este dios sagrado muere cada año cuando las plantas se marchitan, solo para renacer de nuevo en primavera. Al transcender la muerte y conseguir la vida eterna, Osiris personificaba la promesa de redención en la otra vida. El fin espiritual de los antiguos egipcios era transcender los límites de la persona y juntarse con Osiris y la acacia era el guardián de esta promesa, porque protegía el cuerpo de Osiris mientras su alma abrazaba el universo.
La acacia era considerada sagrada también por los hebreos antiguos; se dice que Moisés usó madera de acacia para construir el Arca de la Alianza (donde se guardaban las tablas de la ley) , el Tabernáculo sagrado, y el altar. También hay una creencia que sostiene que fueron espinas de acacia las que se usaron para la corona de Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario