Cuenta la leyenda, que en los tiempos de la Colonia y siendo Virrey Mendoza, llega de España Hernán de Montoya, Conde de Barcelona, y se establece en Cuernavaca en la hacienda "El Paraíso". Allí conoce a una linda mestiza llamada Carmen y se enamora perdidamente de ella. Carmen responde también a sus sentimientos y se casan muy enamorados.
Cerca de ahí en otra hacienda, Rodrigo Hernández jura vengarse de Carmen por haberlo despreciado; entonces, finge ser amigo de Hernán y lo visita con demasiada frecuencia. Hernán y Carmen mientras tanto, eran muy felices, la gente que estaba a su alrededor los quería mucho porque sabían ser buenos patrones y amigos. A ellos les gustaba cultivar y arreglar su jardín, que en poco tiempo se hizo famoso por su hermosura.
Mientras tanto, Rodrigo aprovechaba sus visitas para poner un veneno en la comida de Hernán. Él se fue enfermando y murió sin que nadie supiera qué había pasado. Carmen decidió enterrarlo en el jardín que tanto querían. Esa misma noche, en las orillas de la tumba, creció una flor parecida a un ave, pero su color era gris. Cuentan que cada noche, esa flor se convertía en pájaro y volando iba a la hacienda de Rodrigo y le tocaba en la ventana. Rodrigo se llenaba de terror y al no poder soportar estas apariciones se volvió loco.
Carmen no pudo soportar estar separada de su gran amor, y poco a poco murió de tristeza. La enterraron junto a la tumba de su esposo. Esa noche, la flor color gris cambió a color naranja, llena de vida. En la mañana, todos estaban sorprendidos por esa flor llena de vida y de color. Desde entonces, se le conoce como Ave del paraíso. Le pusieron el nombre de ave por la forma de la flor, y paraíso por la hacienda.
Cerca de ahí en otra hacienda, Rodrigo Hernández jura vengarse de Carmen por haberlo despreciado; entonces, finge ser amigo de Hernán y lo visita con demasiada frecuencia. Hernán y Carmen mientras tanto, eran muy felices, la gente que estaba a su alrededor los quería mucho porque sabían ser buenos patrones y amigos. A ellos les gustaba cultivar y arreglar su jardín, que en poco tiempo se hizo famoso por su hermosura.
Mientras tanto, Rodrigo aprovechaba sus visitas para poner un veneno en la comida de Hernán. Él se fue enfermando y murió sin que nadie supiera qué había pasado. Carmen decidió enterrarlo en el jardín que tanto querían. Esa misma noche, en las orillas de la tumba, creció una flor parecida a un ave, pero su color era gris. Cuentan que cada noche, esa flor se convertía en pájaro y volando iba a la hacienda de Rodrigo y le tocaba en la ventana. Rodrigo se llenaba de terror y al no poder soportar estas apariciones se volvió loco.
Carmen no pudo soportar estar separada de su gran amor, y poco a poco murió de tristeza. La enterraron junto a la tumba de su esposo. Esa noche, la flor color gris cambió a color naranja, llena de vida. En la mañana, todos estaban sorprendidos por esa flor llena de vida y de color. Desde entonces, se le conoce como Ave del paraíso. Le pusieron el nombre de ave por la forma de la flor, y paraíso por la hacienda.
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