Casi de inmediato los principales
detectives del caso fueron informados de que había indicios de que se
había capturado al destripador de Yorkshire.
Para no cometer algún error en los
siguientes procedimientos, comenzaron por colectar la evidencia forense
directamente del hogar de Sutcliffe. A las 9.30 a.m. del domingo 4 de
Enero ingresaron los oficiales y recolectaron martillos, navajas y
cuchillos y condujeron a Sonia a los cuarteles de Bradford, donde se le
sometió a un interrogatorio de alrededor de 13 horas seguidas. Un
ejército de oficiales comenzó a recolectar toda la información posible
acerca de los movimientos de Peter durante los 5 años anteriores.
Entrevistaron a compañeros de trabajo, antigüos empleadores y a vecinos.
La evidencia más incriminante fue
aportada por Sonia cuando declaró que Sutcliffe había llegado como a las
10 p.m. el día del ataque de Theresa Sykes, mientras que él decía haber
llegado a las 8 p.m. Esta discrepancia de dos horas, tiempo suficiente
para cometer un crimen como los del destripador, derrumbaba la coartada
de Sutcliffe. El domingo por la mañana Sutcliffe comenzó a perder la
calma que sorprendentemente había mantenido durante las pasadas 40 horas
de encierro. Para ese entonces la Policía ya estaba segura de tener al
hombre correcto en sus manos. Poco antes de las 3 de la tarde, Sutcliffe
fue informado que ya habían encontrado el martillo. Hasta entonces no
admitió ser el destripador de Yorkshire. Luego siguieron mas de 20 horas
de grotescas confesiones, mismas en que el asesino no mostró casi
ninguna emoción salvo cuando llegaron a discutir el caso de Jayne
MacDonald y el de una mujer llamada Joan Harrison de quien el
destripador negó enfáticamente responsabilidad alguna sobre su muerte.
Después de terminar de soltar la sopa, pidió solo una cosa al detective
Oldfield: ser él quien informara de todo a su esposa Sonia.
La solicitud le fue otorgada. Una vez
que estuvo debidamente registrada la confesión de Sutcliffe, la Policía
convocó a una conferencia de prensa a la que asistieron más de 80
reporteros y soltó la noticia acerca de la captura del destripador de
Yorkshire.
Una vez incriminado y ante el juez, Sutcliffe respondió la pregunta más
importante que todo mundo se formulaba hacía desde 5 años ya ¿por qué lo
había hecho? Entonces dijo que en 1967, cuando tenía 20 años y
trabajaba en el cementerio, escuchó una voz cuando cavaba en la tierra.
La voz lo fue guiando hasta una tumba, con una cruz donde estaban unas
palabras escritas en polaco. Ahí la voz le ordenó asesinar prostitutas.
El hecho de que Sutcliffe estuviera loco implicaba que purgaría pena y
tratamiento en una institución mental. Eso implicaba que Sutcliffe no
podría ser juzgado por sus crímenes, porque se invocaría la figura de
responsabilidad limitada. Estudios clínicos posteriores indicaron que
Sutcliffe padecía de esquizofrenia paranoide, pero el juez Justice
Boreham consideró inadmisible que Sutcliffe no fuera debidamente juzgado
por sus asesinatos y no hizo caso ni de la Policía, ni de Sutcliffe ni
de nadie más, porque el acusado fácilmente podía haber mentido. Además
se decía que Sonia le había recomendado hacerse el loco porque así
estaría mucho menos tiempo preso. Así que decidió que Sutcliffe fuera
juzgado por sus actos e instruyó al jurado para que entendieran que era
preciso conocer si Sutcliffe sabía lo que hacía y si era culpable. El
juicio duró únicamente 14 días con el resultado obvio. Los miembros del
jurado consideraron que Sutcliffe no estaba loco, pero que sí era un
asesino sádico, culpable de 13 homicidios.
Por fin tras 5 años de terror, el
público inglés respiraba aliviado. Las familias de las víctimas por fin
encontraron justicia y conocieron al culpable de la desaparición de sus
seres queridos. Para las víctimas que sobrevivieron no fue de gran ayuda
el encarcelamiento de Sutcliffe, que en nada les devolvió la vida que
las cicatrices del ataque les arrebató el día que se cruzaron por el
camino del Destripador de Yorkshire.
El día de hoy Sutcliffe continúa
internado en el hospital de enfermos mentales peligrosos de Broadmoore. A
la fecha ha sido atacado por otros internos y presos 3 veces. El
primero en atacarlo fue James Costello en la prisión de Parkhurst en
1983. El segundo fue Paul Wilson, quien con unos audífonos intentó
ahorcarlo en 1996. Y el tercero Ian Kay, peligroso ladrón y asesino que
intentó clavarle una pluma por el ojo en 1997. A la fecha los familiares
de Sutcliffe intentan moverlo de Broadmoore por razones de seguridad.
También está muy difundido el hecho de que Sutcliffe recibe a la semana
hasta 30 cartas de admiradoras. Hace muy poco tiempo Sonia completó el
trámite de divorcio. Este mismo año fue acusado de entorpecer la
justicia John Humble, conocido como Wearside Jack, quien es
responsabilizado de enviar las cartas y la cinta asegurando ser el
destripador de Yorkshire. En el año 2012 se cumplirán 31 años de
encierro para Sutcliffe, y es posible que alcance libertad condicional.
Aunque eso es poco probable.
fuente: http://asesinatoserial.net/
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