A fines de Diciembre de 1980, Sutcliffe
había efectuado una entrega en Sheffield, lugar que le había agradado,
así que fue cuestión de tiempo para que regresara, y eso fue el 2 de
Enero de 1981, con el firme propósito de asesinar una prostituta de la
localidad. Ese día, un par de amigas dedicadas al “negocio” merodeaban
la zona roja de Sheffield. Sus nombres eran Olivia Reivers y Denise Hall
de 24 y 19 años respectivamente. La primera en encontrarse con
Sutcliffe fue Denise, quien a pesar del buen aspecto del cliente y la
oferta de 10 libras por el servicio, rechazó la propuesta dado que la
mirada del sujeto la había asustado. Olivia Reivers no tuvo la misma
precaución que su amiga y aceptó la oferta sin ningún problema. Como era
la costumbre, la prostituta guía al cliente a un sitio seguro y
tranquilo. Sutcliffe no se pudo excitar de inmediato así que comenzaron a
platicar mientras estaban estacionados a un lado del camino en la
avenida Melbourne.
Justo en esos momentos los oficiales
Robert Ring y Robert Hydes patrullaban la avenida cuando vieron el Rover
color café de Sutcliffe e inmediatamente adivinaron de qué se trataba y
bajaron de su patrulla a investigar a la parejita. Sutcliffe dijo
llamarse Peter Williams y ella dijo ser su novia. Sin embargo el oficial
Ring la reconoció como una prostituta acusada previamente, así que la
hizo entrar a su patrulla. Súbitamente Sutcliffe dijo que necesitaba
orinar y lo dejaron ir hacia un tanque que se ubicaba cerca. En ese
momento Sutcliffe colocó sus armas en una esquina y confío en que los
policías no hubieran escuchado el ruido que provocó su martillo al tocar
el suelo. Mientras tanto los policías solicitaron a la central que se
verificaran el número de las placas del Rover de Sutcliffe. Para su
sorpresa el despachador les indicó que correspondían a un vehículo
Skoda. Confrontado con este hecho Sutcliffe admitió que había robado las
placas en un depósito de autos chatarra y que mintió acerca de su
verdadero nombre porque no deseaba que su esposa se enterara que había
estado con prostitutas. A fin de cuentas ambos fueron detenidos y
puestos en celdas separadas. La esposa de Sutcliffe fue notificada que
su esposo no llegaría esa noche a casa. Como el robo de las placas de
auto correspondía a otra jurisdicción, al día siguiente un oficial iría
por el sospechoso para trasladarlo a la estación de policía de Dewsbury.
Una vez ahí Sutcliffe se deshizo de otra
navaja que guardaba consigo, la escondió en el depósito de agua del
baño. A las 9 de la mañana Sonia fue informada de que Sutcliffe era
interrogado en relación al robo de unas placas. En ese momento los
oficiales notaron que las señas particulares del detenido se parecían en
mucho a las reportadas en el caso del destripador. También se dieron
cuenta que tenía los dientes incisivos separados. Ese detalle era
conocido con más detalle por las fuerzas policiales. Mientras era
observado cuidadosamente Sutcliffe platicaba con los oficiales de su
trabajo como camionero y de como había viajado de aquí y allá incluyendo
áreas donde el destripador había golpeado. A pesar de que su actual
Rover no estaba listado como sospechoso, Sutcliffe cometió el error de
mencionar su viejo Corsica color blanco con techo negro.
Las nuevas directivas establecidas para la pronta captura del
destripador incluían la obligación de reportar a la fuerza de tarea
encargada del caso cualquier incidente sospechoso que involucrara
prostitutas y conductores. Y así se hizo en este caso. Oficiales
encargados de la investigación pronto se presentaron en Dewsbury para
interrogar con más calma a Sutcliffe. Sin embargo cuando el oficial Ring
regresó al día siguiente para trabajar su turno nocturno y fue
informado de que Sutcliffe aún continuaba detenido y que detectives
adscritos al caso del destripador lo vigilaban, adoptó una decisión que
resultaría crucial para resolver el caso. Cuando detuvieron a Sutcliffe y
éste pidió permiso para ir al baño, recordó haber escuchado un sonido y
pensó que tal vez había soltado algo en el lugar. Inmediatamente se
trasladó al lugar y, al alumbrar el lugar donde había supuestamente
orinado Sutcliffe, descubrió un martillo y un cuchillo.
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