Raymond Martínez Fernández nació el 17
de diciembre de 1914 en Hawaii, de padres españoles. Cuando Raymond
tenía 3 años sus padres se mudaron a Connecticut (Estados Unidos). Entre
1932 y 1945 Fernández vivió en Orgiva (Granada) lugar donde contrajo
matrimonio con Encarnación Robles y tuvo 4 hijos. Durante la Segunda
Guerra Mundial, Raymond se alistó en el ejército y trabajó en el
Servicio de Inteligencia Británica, allí se destacó por su participación
como espía. Según sus superiores, Raymond era fiel a la causa de los
aliados y cumplía bien sus misiones.
Al terminar la guerra Raymond consiguió
pasaje en un barco con destino a Curaçao, pero durante el viaje una
escotilla de acero le cayó encima de la cabeza fracturando su cráneo y
lastimando su lóbulo frontal. El barco se acopló en diciembre de 1945,
Raymond de inmediato fue llevado al hospital, donde permaneció hasta
marzo de 1946. El accidente afectó la personalidad de Raymond. Antes era
una persona educada y sociable; pero, cuando fue dado de alta del
hospital, se había convertido en un hombre distante y temperamental.
En poco tiempo Fernández compró un
pasaje hacia Alabama y, cuando el barco estaba en el puerto de Mobile,
Raymond robó grandes cantidades de ropa y accesorios de la tienda del
navío. Por este crimen fue arrestado y, al ser interrogado, Fernández
dijo que no sabía por qué lo había hecho. Su declaración no le sirvíó
para librarse de un año de prisión en la penitenciaría de Tallahassee (Florida).
En la cárcel tuvo como compañero de
celda a un haitiano que lo introdujo en el mundo de los rituales de
magia negra y vudú. Fernández comenzó a creer que tenía un poder que lo
hacía irresistible a las mujeres.
Cuando fue liberado se mudó a la casa de
su hermana en Brooklyn (Nueva York). Es en la gran manzana donde empezó
su carrera criminal respondiendo avisos del periódico de mujeres
solitarias que buscaban pareja. Fernández salía y bebía con ellas,
después de esto robaba su dinero y joyas. Por vergüenza la mayoría de
víctimas no informaba a la Policía.
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