El 4 de enero de 1949, Fernández, Beck y Janet Fay condujeron hasta Long
Island. Después de cenar, Raymond se fue a dormir dejando a las dos
mujeres solas. No se sabe qué sucedió entre ellas, pero así empezó el
odio de Martha hacia su "suplente" en la cama. Esa misma noche, Martha
entró a la habitación y vio a ambos desnudos, entrando en cólera por
celos.
En ese momento Janet comenzó a insultar a
Beck y pronto Fernández le dijo a Martha que calle a la mujer como
pueda. Ante esta situación Marta dijo que "todo se oscureció" y, cuando
recobró la consciencia, vio a Raymond sacudiéndola por los hombros. Le
dijo que había usadoo un martillo para golpear a Janet en la cabeza. La
pareja usó una bufanda para evitar que el suelo se manchara con sangre y
limpiaron la habitación para eliminar pruebas. Al día siguiente
compraron un baúl de madera, donde ocultaron el cadáver, Raymond lo
llevó a la casa de su hermana y la convenció para que lo guarde en su
sótano por unos días. Una semana después, Fernández se llevó el baúl y
lo enterró en el patio de una casa que había alquilado. Durante la
semana siguiente, Raymond y Martha cobraron los cheques de Janet y
escribieron a su familia diciendo que todo estaba bien, y que pronto
sería la señora "Martin". En el apuro, la pareja cometió un grave error,
Janet no sabía usar una máquina de escribir, mucho menos tenía una.
Cuando la familia de Fey recibió la carta, notificaron a la Policía de
inmediato, sin embargo la pareja ya había escapado.
En este tiempo la pareja viajó al Oeste,
a Grand Rapids, Michigan, el hogar de su siguiente víctima. Una joven
viuda llamada Delphine Downing de 41 años de edad que tenía una hija de 2
años, Rainelle. Delphine también conocía a Raymond como "Charles
Martin". A finales de enero se conocieron en el Centro Byron, Dhelpine
estaba sorprendida de conocer a Fernández y no le importó mucho que este
trajera a su "hermana". La viuda veía a Raymond como un buen
pretendiente, debido a sus buenos modales y excelente trato con su hija.
Antes de acabar el mes, estaban teniendo relaciones.
Pero la felicidad de Delphine no duró
mucho, una mañana entró al baño y vio a Raymond sin su peluca y también
la horrible cicatriz en su cabeza; pronto la mujer, histérica, lo acusó
de fraude. Fernández trató de calmarla con su encanto, cuando eso no
funcionó, Martha le recomendó unas pastillas para dormir. Una vez que
Delphine estaba dormida, Rainelle comenzó a llorar mucho y Beck,
desesperada, agarró a la niña por el cuello y la estranguló hasta que se
desmayó.
Los moretones en el cuello de la niña
molestaron a Raymond porque sabía que cuando Delphine la viera llamaría a
la Policía. Con pocas opciones, Fernández buscó la pistola del difunto
esposo y, tras enrollar con un trapo el cañón, la disparó en la cabeza,
matándola instantáneamente. Posteriormente Raymond y Beck envolvieron a
Delphine en una sabana y la llevaron al sótano, Fernández cavó una
profunda tumba y después de depositar el cuerpo la cubrió con cemento.
El horror no terminó en la tumba de
Delphine, pues la magullada niña de dos años lloraba y no comía. Sin
saber qué hacer para calmarla, Raymond le dijo a Martha que se encargue
de la niña. Beck se negó al principio, pero ella ya era un cómplice de
varios asesinatos y fraudes. El poder de Fernández sobre Martha era tan
fuerte que la mujer llenó con agua una bañera de metal en el sótano y
ahogó a la niña.
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