William Wladimir Cumbajín Bautista nació en Quito (Ecuador) en 1971. En el seno de un hogar pobre,
desestructurado y disfuncional, William perdió a su padre siendo poco
más que un bebé, y fue maltratado durante sus primeros años por su madre
parapléjica, pero alcohólica y drogadicta. Recibió una escolarización
elemental e incompleta, sufrió abandono posteriormente y, a causa de
ello, se vio obligado a vivir en las calles, donde mendigaba o vendía
caramelos y flores en las plazas y portales del centro de Quito.
Pero allí la vida no era nada sencilla:
tenía que dormir en construcciones abandonadas y túneles de las avenidas
del sur de Quito, y juntarse con otros jóvenes para sobrevivir a los
ataques de abusadores, aunque sus pares eran malas compañías que
terminaron por hacerlo caer en las drogas, la violencia, el alcohol y la
delincuencia ocasional, al punto de que casi todas las cosas que tenía
eran robadas, y por ello, antes de que empezara sus asesinatos, tenía
cuatro detenciones por robo a mano armada…
William tenía como espacio delictivo al centro y al sur de Quito, zonas
ambas de gran concurrencia, flujo turístico y actividad comercial; pero,
por la noche, espacios propicios para la delincuencia menor, siendo
habituales los robos de carteras y otros bienes personales.
Por otro lado, de noche también el centro y sur de Quito solían llenarse
de mendigos, que formaban parte del paisaje habitual nocturno y podían
verse tirados junto a los monumentos históricos, durmiendo en cartones o
buscando alguna cosa para comer en medio de los tachos de basura
Pero aquellos no eran los únicos
espacios en que William se movía, pues cerca de las mencionadas zonas
yacían, cerca de poco transitadas autopistas, quebradas no iluminadas y
terrenos baldíos con espeso follaje y altos matorrales, en los que casi
nadie se adentraba, y mendigos y drogadictos empleaban para pernoctar y
delinquir.
Todos esos espacios William los conocía
desde muy temprana edad, y los dominaba a la perfección, sabiéndose no
solamente las rutas más propicias para escapar en caso de que la Policía
se aproximase, sino los movimientos habituales de la poca gente que por
allí moraba u ocasionalmente pasaba
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