De ese modo, tras acabar sus
atrocidades, William, siguiendo el patrón del asesino desorganizado,
dejaba los cadáveres allí, sin preocuparse por borrar evidencias o sacar
de escena al cadáver, tomando las únicas precauciones de asesinar en
lugares apartados y a horas poco concurridas. Bajo ese patrón, dejó
cuerpos en lugares donde luego, con la llegada del día, sus crímenes se
harían visibles. Es decir que, pese a que deseaba evitar ser capturado
al cometer sus crímenes de noche, a la vez deseaba dar a conocer sus
crímenes, al menos según la opinión del criminalista Carlos Echeverría y
el psicólogo Bruno Stornaido. Por esa actitud, los cadáveres
aparecieron cerca de la Universidad Central, en San Roque, en la
quebrada del Río Machángara y en el bosque de Oyacoto.
Primera víctima
El cadáver de esta mendiga (se desconoce
su identidad), de más de 40 años y 1.40 m de estatura, fue encontrado
el 28 de febrero del 2002 cerca de la Facultad de Educación Física de la
Universidad de Quito. William le quitó la vida estrangulándola, pero
antes la violó y la sodomizó tan salvajemente que le causó desgarros, y
además, para torturarla, le hizo cortes en el rostro, la garganta, el
pecho y el abdomen…
Segunda víctima
El cadáver de la indigente Melida
Corella Tamayo, de más de 50 años de edad y apenas 1.50 m de estatura,
fue encontrado el 12 de marzo del 2002 en San Roque, zona del centro de
Quito. William la había violado, le había cortado el rostro, le había
hecho cortes en la zona vaginal para extraerle partes, y, tras
estrangularla con un lazo, la había metido en un saco de nylon.
Tercera víctima
El 23 de abril del 2002, Evelin Morales,
una mujer pobre y alcohólica de 22 años y 1.50 metros de estatura, fue
encontrada muerta en el centro-sur de Quito, en el sector de Collacoto.
Evilin había sido violada y el asesino no solo le había hecho cortes
profundos en la vagina, sino que además le había quitado vísceras
abdominales (que estaban junto al cadáver) después de estrangularla con
un lazo.
Cuarta y quinta víctimas
Betty Rea era una mujer de raza negra,
de 25 años de edad y 1.55 metros de estatura. Betty sufría de epilepsia,
y andaba con su sobrino Jefferson Rea de un año y ocho meses. A ella y
al niño, el monstruo los llevó al sector de Collacoto, donde estranguló a
Jefferson, ató a Betty, la violó y le realizó profundos cortes en la
zona vaginal, dejándola tirada en una extensa agonía que acabó cuando
Betty por fin murió desangrada… Poco después, el 24 de agosto del 2002,
los cadáveres de Betty y Jefferson fueron encontrados.
Sexta víctima
El cadáver de Yadira Rosero, una
indigente de treinta y pico años y 1.65 metros de estatura, fue
encontrado el 15 de septiembre del 2002 en las inmediaciones del río
Machángara, en el centro-sur de Quito. Yadira, al igual que las otras
víctimas, había sido atada, violada, y le habían hecho cortes tanto en
la zona vaginal como anal, siendo su muerte por causa de
estrangulamiento.
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