lunes, 21 de septiembre de 2015

El sexo en la Historia (Celtas [I])

La libertad sexual era la misma para los hombres que para las mujeres en la socidad celta. Se admitia la poligamia (hombre casado con varias esposas) como la poliandria (mujer casada con varios hombres). Que estuviese permitido es evidente que no significa que todos los "celtas", la precticaran, sino que estaba permitida legalmente para quien deseara practicarla y siempre debía tener el consentimiento de su "pareja". Estas segundas o terceras parejas firmaban un contrato de concubinato, el cual experiba con algunas de las grandes festividades druidas y su duración era de poco más de un año

El Matrimonio

Entre los Irlandeses y los Galeses la edad nubil de los jovenes empezaba a los doce años para las chicas y a los catorce años pare ellos. A estas Edades se les que consideraban que ya eran responsables de sus actos, cesando la tutela paterna y adquiriendo los derechos para poseer bienes, el varón a esa edad entraba ya en la clientela del jefe y era apto para la vida militar.
Al parecer, los antiguos celtas consideraban a las mujeres más adelantadas en adquirir madurez mental, más aventajadas en adquirir madurez física y más prontamente evolucionadas para tomar responsabilidades sociales y alcanzar antes mayor conciencia espiritual.

Cuando se celebraban estas bodas, todos los parientes de los dos contrayentes estaban presentes, puesto que el acto de abandonar una familia para formar otra, era un hecho de suma importancia para que la familia se abstrajera, había previamente un acercamiento y unos acuerdos entre las familias de los futuros conyuges en los que se fijaba la dote, sin importar la clase social a la que pudieran pertenecer.
En los Celtas era el hombre, que se casaba, quien debía aportar la dote, pero la mujer debía aportar igualmente en las mismas condiciones y cantidad, en caso de viudedad, cualquiera de los desposados que sobreviva al otro, solo podía disponer de su parte, mas el producto o beneficio que hubiesen acumulado en vida.

En Irlanda y Bretaña, ocurría lo mismo, pues el hombre que se desposaba, debía aportar la "Coibche" (dote) o especie de precio simbólico por su futura esposa, en este caso, ésta iba destinada al padre de la pretendida, pero solo si la mujer se casaba por vez primera, si era el segundo matrimonio de esta mujer, el padre únicamente recibía los 2/3 de la dote y el tercio sobrante se lo apropiaba la pretendida, si era su tercera boda, el padre solo recibía la mitad y la novia el resto y así sucesivamente, si el padre ya había fallecido, este derecho recaía en el hermano mayor de la desposada, pero solo tena derecho a la mitad de lo que le hubiera correspondido al padre.

A pesar de casarse, la mujer celta irlandesa no entraba en la familia de su marido, ni perdía su capacidad legal de tener bienes propios, podía litigar en un caso legal, podía ser titular de derechos y demandar a sus deudores como no ocurría en la sociedad romana contemporanea, dentro de estas leyes, por el contrario si su consorte era asesinado, no era la esposa, la beneficiaria de la compensación debida, sino que esta era recibida por la familia de su esposo. En la sociedad germanica tampoco la mujer podía heredar, a causa del conocido privilegio masculino que desembocó en el derecho de primogenitura y en la famosa Ley Sálica, la que excluía del trono a la mujer y sus descendientes.

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