miércoles, 10 de agosto de 2016

Literatura Catalana (Guillem de Berguedà [II])

Durante siete años no se encuentran referencias del trovador, aunque podemos imaginar su vida de fugitivo, sin amigos que le ayudaran por miedo a las represalias que podían sufrir y quizás también debido, si realmente es verdad lo que indica la Vida del Cançoner, de la costumbre de Berguedà de no respetar esposas, hijas y hermanas; parece que sólo le hizo lado Arnau de Castellbó, con quien Berguedà mantuvo una relación constante y quien ayudó y defendió en varias ocasiones. Aún así, parece que el trovador podía haber reunido en esta época un pequeño grupo de hombres que actuaban fuera de la ley por el territorio catalán. También es de esta época la peregrinación que hizo a Santiago de Compostela.Durante la década de los 80 se vuelve a encontrar documentación sobre el trovador. Así en el testamento de su padre, en 1183, consta como heredero de los castillos de Madrona (conocido como Castell Barcelona), Casserres, Puig-reig, Espinalbet y Montmajor y lo hizo que tenía por Hugo de Mataplana. A través de algunos sirventesos del gran trovador provenzal Bertran de Born, que era buen amigo suyo, conocemos la enemistad que tuvo con el rey Alfons I, aunque en 1185 y siguientes parece que había hecho las paces con el monarca , ya que consta en varias ocasiones en su cortejo, como en la entrevista que el monarca celebró el 14 de abril de 1185 en el castillo de Najac de Roergue con el rey y también trovador Ricardo I Corazón de León, en ese momento duque de Aquitania y conde de Poitiers y más tarde rey de Inglaterra (1189), con el fin de reforzar su alianza contra el Conde de Toulouse.
Del 1187 se conserva el testamento original de Guillem de Berguedà, en que deja el castillo de Puig-reig y el lugar de Fenollet a la orden del Temple, mientras que el resto de posesiones, excepto algunos bienes menores que deberán ir a la orden del Hospital, pasarán a su hermano Berenguer, que deberá dar una cuarta parte a Bernat. Todo ello lo retendrán los frailes del Temple hasta que sean pagadas las deudas que el testador había contraído. Los testamento nos indica, como ya hemos insinuado, el poder feudal y económico del trovador: cinco castillos con caballeros y vasallos y las tierras correspondientes, varios lugares y masías en el Alt y Baix Berguedà, feudos en la Cerdanya, y derechos en Caldes y Sentmenat del Vallès. El documento también nos permite deducir que no se había casado y que no tuvo descendencia directa reconocida.
Una vez firmado el testamento desaparece de la niña real y lo volvemos a saber enemistad con el rey Alfons I, a quien escarnece en un sirventés. El 1190, Guillem de Berguedà ofendido con el rey y odiado por el arzobispo de Tarragona, anuncia en un sirventés dirigido a su amigo Arnau de Castellbó que se dirige a la corte de Alfonso VIII de Castilla, en ese momento aliado al rey de Navarra contra Alfonso de Aragón.
Los últimos años de la vida del trovador se caracterizan por su intervención en las luchas feudales en territorio catalán, principalmente en las que tuvieron el vizconde Arnau de Castellbó y Ponç de Cabrera contra el rey y el obispo y el conde de Urgell. En 1195, su amigo Bertran de Born, que como él había luchado y provocado muchas discordias, manifestó en un poema su arrepentimiento por la vida que había llevado y pedía a Berguedà que reflexionara sobre el pasado y siguiera su ejemplo. Poco caso de estos versos hizo el trovador, que continuó con sus disputas, aún más solo y más perseguido que en otros tiempos, pero al mismo tiempo más amenazador que nunca. Y tan violentamente como vivió murió, asesinado por un soldado que seguramente cumplía las órdenes de alguno de sus enemigos. La muerte ocurrió aproximadamente en 1196.

No hay comentarios:

Publicar un comentario