miércoles, 24 de agosto de 2016

Historia de Catalunya (Els Rebomboris del Pa)

Revuelta ocurrida en Barcelona los días 28 de febrero, 1 y 2 de marzo de 1789 (con repercusiones en Vic y en Mataró), motivada por el reiterado encarecimiento del pan.Las malas cosechas de 1787 y del 1788 habían provocado una fuerte subida del precio del trigo durante los meses de enero y febrero de 1789, al tiempo que las variedades más económicas de pan, como el pan moreno, escaseaban y eran de mala calidad. En anunciarse un nuevo aumento de precio a partir del día 1 de marzo, hubo un alboroto popular en Barcelona la noche antes: una multitud descontenta asaltó el pastel y la incendió en buena parte, a la vez que se apoderaba del pan, de la pasta para cocer y del dinero; al mismo tiempo prendió fuego a las barracas de venta de pan y asaltó las casas de los arrendadores de la fabricación de pan. El capitán general, Francisco González y de Bassecourt, conde de El Asalto, envió tropas para reducir los amotinados, pero estos las apedrearon y él tuvo que refugiarse en la Ciudadela ante la actitud amenazadora de la gente, que sólo fue disuadida de quemar la casa de la ciudad por la presencia de la tropa. El orden de los capuchinos intentó apaciguar el alboroto, pero sólo tuvo éxito en parte y con la entrega de dinero a los amotinados. Al día siguiente, 1 de marzo, domingo, se reprodujeron los incidentes: una multitud se presentó en el plan de Palau y reclamó la rebaja del precio del pan, lo que obtuvo por escrito, así como la libertad de los detenidos de la noche anterior. Los disturbios se reprodujeron, pero, por la tarde, con la exigencia de que fueran rebajados los precios de la carne, del vino y del aceite. Ante la negativa, un grupo numeroso penetró en la catedral por la fuerza, insultó el obispo y tocó a rebato. Las autoridades prometieron la reducción de los precios y el obispo renunció a una parte del derecho de golpes, que encarecía la entrada de trigo en la ciudad. Mientras tanto los concejales, la nobleza y los representantes gremiales organizaron patrullas que disolvieron los grupos de la ciudad y detuvieron algunos amotinados, mientras desde la Ciudadela los cañones eran encarados en la ciudad. El 2 de marzo hubo todavía disturbios aislados, pero las patrullas evitaron nuevos incidentes y obligaron a los comerciantes a abrir sus establecimientos. Las campanas de las iglesias fueron privadas de sus badajos durante una semana, para evitar nuevos toques de rebato. La nobleza y los gremios se hicieron cargo del coste de mantener el precio del pan y de mejorar su calidad. La represión del gobierno de Carlos IV fue muy dura: el capitán general fue destituido y sustituido por el conde de Lacy, que impuesto siete penas capitales en Barcelona y otros en Vic y en Mataró; otros amotinados fueron deportados. La dureza de la represión suscitó la repulsa de la ciudad, que pidió el indulto de los condenados a muerte, sin obtenerlo. Muchos barceloneses abandonaron la ciudad el día de la ejecución en señal de desaprobación, lo que desmentiría el carácter exclusivamente plebeyo del alboroto. La ciudad permaneció militarmente ocupada durante varios meses. Se remarcó el origen común de los Rebomboris del Pan con la Revolución Francesa del mismo año, favorecida por la crisis agraria de los años 1787 y 1788, común a todo el occidente europeo.

fuente:  http://www.enciclopedia.cat

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