miércoles, 24 de agosto de 2016

Literatura Catalana (Vicent Ferrer [III])

Vicent Ferrer fue uno de los antisemitas más nefastos que existieron en la historia de España. Su lema era "bautismo o muerte". De los judíos dijo que eran "animales con rabo y que menstrúan como las mujeres". Afirmaba que "los judíos tienen entre otros el más oculto y abominable oprobio pues les sale de la cara aquel exangue olor y amarillez de su rostro (...) La señal de Caín está puesta sobre ellos y es el olor que exhalan". Fue impulsor del pogromo de 1391 en el barrio judío de Valencia, donde actualmente se ubica la plaza Sant Vicent Ferrer; y en Toledo consiguió la transformación de la Sinagoga Mayor de Toledo en la Iglesia de Santa María la Blanca. Como resultado, bien de sus predicaciones, bien de la violencia de la revuelta antijudía de 1391, una gran cantidad de judíos se convirtieron al cristianismo, originándose a partir de entonces una importante comunidad de cristianos nuevos. Hay autores que niegan que Vicent Ferrer estuviera en Valencia en 1391, y que insisten en que nunca aprobó la violencia, aunque sí que pensaba que aquel quebranto era una buena oportunidad para intensificar la catequesis. Su trabajo se vio facilitado por su conocimiento intenso del hebreo, las tradiciones, y las Escrituras.
Vicent tuvo un trato especial con los convertidos, encargando su formación y educación en el cristianismo a personas seleccionadas, o como el converso musulmán Atmez Hannexa, que tomó el nombre de Vicente cuando se bautizó, del que se preocupó para que él y su familia tuvieran una pensión para su socorro y sustento, y pudiera predicar entre musulmanes y cristianos.
Le pidieron que asistiera al Concilio de Constanza, pero él optó por seguir con su trabajo y continuó predicando por Francia, evitando las zonas en guerra. Recorrió el  Midi-Pyrénées (Francia), la Auvernia, pasando luego a la Bretaña, donde transcurrirán los últimos meses de su vida. Encontrándose gravemente enfermo, decidió partir hacia Valencia. Sufrió una terrible tempestad al salir del puerto de Vannes lo que él interpretó como una señal de Dios para que volviera a Vannes a pasar el resto de sus días. Falleció en Vannes el 5 de abril de 1419. Su sepulcro se halla en la catedral de dicha ciudad. El 29 de junio de 1455 tras votarlo en el consejo de cardenales, Calixto III anunció la canonización de Sant Vicent Ferrer.

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