miércoles, 20 de julio de 2016

Leyendas en Catalunya ("Les Bruixes" [I])

A mediados del s.XIV y principios del s.XVIII todas las prácticas asociadas a la salud, así como las de la adivinación y la magia amorosa comenzaron a ser temidas por una gran parte de la sociedad rural de la época, cosa que llevaría posteriormente a una persecución que conocemos como la "caça de bruixes".

A estas habilidades la iglesia cristiana (catolicos, prostentantes...) las consideraba superstición y estaban condenadas desde los inicios del crsitianismo. Sin embargo, se reafirmaron considerándose como maléficas. El Tribunal de la Santa inquisición se encargó de fomentar un recelo popular sobre estas antiguas prácticas (de uso común desde siempre), así como para los practicantes que las llevaban a cabo. La artimaña utilizada fue vincular todos y cada uno de los males naturales (granizos, sequías, enfermedades de los animales, hambre, malas cosechas, epidemias… ) a las mujeres que ejercían las prácticas mencionadas con anterioridad. Para crear un mayor temor y desconfianza la iglesia solapó prácticas, practicantes y herejía (podemos recordar que la superstición era herejía hasta ese momento) favorecian a ese practicante gracias a un "Pacto con el Diablo".
A finales de la Edad Media, s.XV, existe un cambio de percepción proveniente de la teología cristiana; hasta entonces todo se basaba en la actitud de San Agustín de Hipona, la cual venía a decir que "Todo lo que sucedía era obra de Dios".

Analizando este pensamiento, todo era gestado por la mano de Dios, lo bueno, pero también lo malo y en este aspecto entrarían: las malas cosechas, enfermedades, epidemias, etc, y todas las desgracias serían un castigo divino por los pecados cometidos.
En esos tiempos, las practicas citadas aún siendo consideradas de peligrosas no dejaban de ser superstición y con una dudosa efectividad en su resultado, pues de ser así, estarían por encina del poder absoluto de Dios.

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