martes, 12 de julio de 2016

Leyendas en Catalunya (Les "Bruixes" de Altafulla [I])

La ciudad de Altafulla (Tarragona) siempre ha tenido fama de ser un pueblo de "bruixes", aun cuando existe la fundada sospecha de que ese argumento fue invento de los contrabandistas de la época para poder realizar sus tareas con tranquilidad durante la noche. Aunque en el pueblo hay tres casas muy conocidas, a saber, la de "les Bruixetes": Paula del Sol y, especialmente, la de la Xoixeta, una antigua bruja muy popular en el pueblo. De otra parte en la casa Baldrich-Gatell, cuando se reparaban las golfes, en la zona recayente a la vecina Casa Robert, apareció un documento en el que se mencionaba la antigua existencia de un bruixot en aquélla casa.
La popular "Xoixeta" vivió en Altafulla, en una pequeña casa con escalera exterior, sin barandillas, para su acceso a la puerta de entrada. La Xoixeta, sinónimo de bruja, era una mujer que todavía en la década de los sesenta del siglo pasado, era recordada por algun que otro octogenario altafullense como una viejecita que vivía sola y pasaba la mayor parte del día al lado de la puerta con su filosa, un instrumento rudimentario para hilar a mano, consistente en una caña en la que se enrolla el hilado.
Aunque la leyenda de les "Bruixes" de Altafulla hablan que anteriormente existía otra Xoixeta más antigua, que era la bruja principal organizadora de extraños conciliábulos. Dicen que, en cierta ocasión, un joven recién casado, descubrió que su esposa abandonaba el lecho conyugal cuando había luna llena y que no regresaba hasta la madrugada. Una noche, discretamente, la siguió y descubrió que acudía a casa de la Xoixeta. El marido con una vara golpeó no a su esposa sino a su sombra y consiguió que la mujer abandonara para siempre la brujería.
Pero altafulla tiene mucho más misterios, en la parte alta del pueblo, junto a la ermita de Sant Antoni, existe una antigua torre de defensa en la que, parece ser, que se congregaron un sábado por la noche las brujas de Altafulla y las de otros pueblos lejanos, con la intención de destruir el campanario de la iglesia parroquial, toda vez que los toques de las campanas les molestaban e impedían que pudieran lanzar sus maleficios sobre el pueblo, los campos y las barcas de los pescadores. Dicen que fueron tantas las brujas congregadas, que la torre no pudo soportar el peso y quedo en estado de ruina lamentable.

1 comentario:

  1. Me encantó ésta historia, llena de suspenso y magia

    ResponderEliminar