Companys fue Ministro de la Marina entre junio y septiembre de 1933. Ocupó la cartera con "desgana y sin interés", desarrollando una labor poco reseñable, con escasos proyectos de ley remitidos al parlamento. La salida de Companys del gobierno fue fruto de la retirada de confianza de Alcalá Zamora a Azaña, tras producirse las elecciones a vocales del Tribunal de Garantías Constitucionales. Los sucesivos gobiernos de Lerroux y Martínez Barrio, en los que participó Esquerra pero no Companys, gestionaron el país hasta la convocatoria de elecciones en noviembre de 1933. Retornado a Barcelona, Companys se volcó de nuevo en la política catalana. En octubre había presidido la clausura del II Congreso Extraordinario de ERC, apareciendo como el sucesor natural de Macià, y en noviembre fue candidato en las elecciones generales, siendo el candidato más votado por la circunscripción de Barcelona-ciudad, si bien lo fue gracias a una argucia de Francesc Cambó, que ordenó el voto de sus fieles a Companys con el objetivo de que sobrepasase el umbral del 40% y no hubiese que repetir las elecciones, según disponía la legislación electoral. De esta forma, aunque Companys fue el candidato más votado, la Lliga obtuvo los 14 de los 15 escaños correspondientes a las mayorías en Barcelona-ciudad. Los resultados en toda España supusieron una rotunda derrota para los partidos republicanos de izquierda (salvo la Esquerra catalana) que prácticamente desaparecían del hemiciclo (13 escaños) y una reducida representación para el PSOE (59 escaños), quedando la CEDA como partido con más diputados (202 escaños), con los radicales (115 escaños) en segundo lugar.
La vida de Companys experimentó también cambios durante 1933. Se separó de su esposa Mercé Micó y se unió sentimentalmente a Carme Ballester, una militante del partido que había formado parte de Estat Catalá
El 25 de diciembre de 1933, apenas constituido el primer gobierno del bienio radical-cedista, encabezado por Alejandro Lerroux, se produjo la muerte de Francesc Macià, que no pudo recuperarse de una operación de apendicitis. Companys aparecía como el sucesor natural del presidente catalán, especialmente tras la expulsión del partido del grupo de L'Opinió, que había tenido lugar en septiembre y cuyos miembros podían haber sido sus rivales a la hora de liderar el partido y el gobierno catalán. La responsabilidad de elegir al nuevo presidente de la Generalitat estaba en manos del Parlament, el cual, reunido en sesión extraordinaria el 31 de diciembre, eligió a Companys presidente con 56 votos favorables y 6 abstenciones, entre ellas la suya y la de los diputados de la Lliga Catalana. Previamente, el grupo parlamentario de Esquerra se había reunido para elegir al candidato de su partido. Además de Companys, otros dos candidatos se barajaron como alternativa: Carles Pi i Sunyer y Humbert Torres. La identificación de Companys como la opción republicana, obrerista y rabassaire fue la que hizo que fuese el elegido. Sin embargo, su elección distó de suscitar el apoyo unánime que sí concitaba la figura de Macià. Los sectores más nacionalistas de su propio partido cuestionaban su trayectoria catalanista, por lo que su apoyo interno no era general. Su vinculación con el anarcosindicalismo suscitaba recelos en tanto que desde los sectores más conservadores de Catalunya se ponía en duda su capacidad. Más aún, en contraste con la figura de Macià, al que se consideraba representante de toda Catalunya, Lluis Companys era visto como un hombre de partido.
La vida de Companys experimentó también cambios durante 1933. Se separó de su esposa Mercé Micó y se unió sentimentalmente a Carme Ballester, una militante del partido que había formado parte de Estat Catalá
El 25 de diciembre de 1933, apenas constituido el primer gobierno del bienio radical-cedista, encabezado por Alejandro Lerroux, se produjo la muerte de Francesc Macià, que no pudo recuperarse de una operación de apendicitis. Companys aparecía como el sucesor natural del presidente catalán, especialmente tras la expulsión del partido del grupo de L'Opinió, que había tenido lugar en septiembre y cuyos miembros podían haber sido sus rivales a la hora de liderar el partido y el gobierno catalán. La responsabilidad de elegir al nuevo presidente de la Generalitat estaba en manos del Parlament, el cual, reunido en sesión extraordinaria el 31 de diciembre, eligió a Companys presidente con 56 votos favorables y 6 abstenciones, entre ellas la suya y la de los diputados de la Lliga Catalana. Previamente, el grupo parlamentario de Esquerra se había reunido para elegir al candidato de su partido. Además de Companys, otros dos candidatos se barajaron como alternativa: Carles Pi i Sunyer y Humbert Torres. La identificación de Companys como la opción republicana, obrerista y rabassaire fue la que hizo que fuese el elegido. Sin embargo, su elección distó de suscitar el apoyo unánime que sí concitaba la figura de Macià. Los sectores más nacionalistas de su propio partido cuestionaban su trayectoria catalanista, por lo que su apoyo interno no era general. Su vinculación con el anarcosindicalismo suscitaba recelos en tanto que desde los sectores más conservadores de Catalunya se ponía en duda su capacidad. Más aún, en contraste con la figura de Macià, al que se consideraba representante de toda Catalunya, Lluis Companys era visto como un hombre de partido.
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