martes, 22 de marzo de 2016

Asesinos en Serie (Harold Shipman [VII])

El juicio de Shipman se inició el 5 de octubre de 1999 y culminó el 31 de enero del 2000 con la sentencia de 15 cadenas perpetuas consecutivas por el asesinato de 15 pacientes con inyecciones de morfina. 
- "Usted ha cometido horrendos crímenes. Asesinó a cada una de sus pacientes con una calculada y helada perversión de su capacidad médica. Usted era, antes que nada, el médico de estas personas", le dijo el juez Forbes a Shipman cuando éste recibía la condena del jurado mientras, sin perder la calma, esbozaba una sonrisa junto a su mujer y sus cuatro hijos
Tiempo después las investigaciones revelaron que Shipman había matado unas 171 mujeres y unos 44 hombres, todas personas de entre 41 y 93 años. Peor aún, investigaciones posteriores revelaron que había matado a unas 300 personas o más, convirtiéndose así en uno de los más prolíficos asesinos seriales de la historia.
 ohn Douglas, criminólogo y perfilador famoso del FBI, afirmó una vez que los asesinos seriales están obsesionados con el control y la manipulación y que, cuando están custodiados y controlados en la cárcel, el suicidio representa su acto final de control.
Ejemplo emblemático de la tesis de John Douglas fue Harold Shipman, quien a sus 57 años y al no tener otra vida sobre cuya continuidad pudiese decidir a excepción de la suya, acabó por usar sus sábanas para colgarse de los barrotes de su prisión el día 13 de enero del 2004. Apenas murió su viuda recibió 100.000 libras esterlinas (unos 150.000 euros) y una pensión vitalicia de 10.000 libras esterlinas anuales. Si Shipman hubiera muerto pasados los sesenta años, su esposa sólo habría recibido 5.000 libras esterlinas anuales, por lo que se ha pensado que este hecho pudo ser parte fundamental de la motivación que tuvo para suicidarse.
La muerte de Shipman fue recibida con alegría por periodistas británicos que alentaron a otros asesinos a seguir el ejemplo de Shipman o incluso, en el caso del periódico The Sun, expresaron su júbilo con el burlón e ingenioso titular de "¡Ship, Ship, Hurra!". Pero la alegría no apareció en todos los rostros en que se esperó que apareciese pues, con la muerte de Shipman, murió también la posibilidad de que éste explicase el porqué de sus asesinatos. Dijo al respecto David Blunkett: "Si usted despierta y recibe una llamada diciéndole que Shipman se ha suicidado, usted piensa ¿será demasiado temprano para abrir una botella? y entonces descubre que muchos están lamentados de este hecho"
Por último y para acentuar aún más el misterio de su muerte, una fuente de la prisión dijo que, la noche antes del suicidio, Shipman había hablado por teléfono con su esposa sin mostrar depresión alguna o planes de suicidio: "no exhibió ningún comportamiento típico de los momentos previos al suicidio", dijo el portavoz.

fuente: http://www.asesinos-en-serie.com

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