martes, 22 de marzo de 2016

Asesinos en Serie (Harold Shipman [III])

Pese a lo anterior Shipman, a quien muchos recuerdan como un estudiante "fascinado por las drogas y los fármacos", siguió estudiando con notas que, si no eran sobresalientes, sí eran suficientemente buenas para darle el título de "Licenciado en Medicina y Cirugía" que consiguió en 1970.
Poco después de graduarse Harold consiguió un trabajo como médico residente en el Pontefract General Infirmary, en Yorkshire. Allí mostró dos facetas distintas. Con los pacientes era muy amable, principalmente con las personas de edad avanzada, ante las que se mostraba no solo como un médico sino hasta cierto punto como un amigo. Por eso lo adoraban sus pacientes. Más su otra faceta, ligada en parte al estrés que le causaba la presión laboral y el mantenimiento de su familia, no era nada agradable, ya que fuera del consultorio era un hombre algo huraño que a veces se ponía agresivo y que solía mostrar cierta arrogancia.
Una de las cosas que a los pacientes les gustaba de Shipman era su "sinceridad" con los diagnósticos. No sospechaban que muchas veces esa sinceridad era la farsa tras la cual se ocultaba un asesino frío e insensible, asesino que el 28 de febrero de 1970, cuando Stephen Dickson lo llamó para preguntarle sobre la salud de su suegro con cáncer, contestó con oculta perversidad lo siguiente:  
- "Yo no le compraría ningún huevo de Pascua"...
Y el doctor tenía razón, y tenía razón porque cuatro días después el anciano suegro de Stephen Dickson moriría, no ya a causa del cáncer sino de una sobredosis de morfina.
Fue también en 1970, durante su periodo de residencia y mientras trabajaba en el área de Ginecología y Obstetricia, cuando Shipman comenzó a consumir morfina aprovechando que la droga era usada para aliviar partos y que por tanto era fácil conseguirla en el área.
En 1971 Shipman acabó su periodo de residencia pero siguió trabajando en el mismo hospital dentro de los servicios de Medicina Interna, Ginecología y Obstetricia y Pediatría.
Después, en 1974 y cuando tenía dos hijos que mantener, Shipman consiguió en Yorkshire un trabajó como médico de familia asociado. El personal con el que trabajó, en una carta-informe sobre Harold Shipman, describió a éste como conflictivo, confrontador, despectivo, capaz de humillar a las personas e innecesariamente grosero, actitud esta última que manifestaba con un adjetivo que tenía "en la punta de la lengua", que evidenciaba su sentimiento de superioridad y que lanzaba con relativa facilidad: "estúpido". Otro aspecto negativo que el personal de trabajó señaló en la carta fue la anarquía jactanciosa que llevaba a Shipman a realizar ciertas prácticas a su manera y en contra del criterio de médicos experimentados en el área, conducta esta que mostraba lo que posteriormente sería visto como el aspecto de mayor relevancia en la motivación de sus asesinatos: la voluntad de control. 


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