martes, 22 de marzo de 2016

Asesinos en Serie (Harold Shipman [II])

Si algo significó un giro en la vida de Shipman eso fue la muerte de su madre, suceso que sin duda alguna inició su obsesión por los fármacos y las drogas y, según se sabe, estuvo vinculado al aspecto psicológico de sus posteriores asesinatos. Todo comenzó cuando un cáncer terminal al pulmón cayó sobre la madre de Shipman. Entonces Harold sabía que su amada madre moriría pronto de forma inexorable, por lo que voluntariamente, en esos agónicos meses en que el cáncer avanzaba, hizo todo lo posible por darle apoyo y pasar tiempo con ella, yendo así rápidamente a casa cada día después de terminar las clases. Una vez en casa Harold le preparaba una taza de té a su madre y charlaba extensamente con ella. Naturalmente esta etapa tuvo la consecuencia de que Harold se aislara aún más de sus compañeros de colegio y de que en general decreciese su vida social. Él lo sabía, pero también sabía que no podía abandonar a la persona que, además de ser su madre, le había inculcado ese sentimiento de ser especial y superior al que tanto se aferró por el resto de sus años.
Sin embargo lo peor de todo fue cuando, tras un periodo inicial en que Harold veía la angustia y el intenso dolor físico de su madre en una época en que no habían bombas para administrar analgésicos, se consiguió a un médico de familia que apareció con algo que hacía desaparecer el dolor en un abrir y cerrar de ojos: la morfina.
Harold se mostró fascinado ante el poder de la morfina y, a través de esos oscuros meses, observó con asombro y horror como, con la ayuda de las mágicas inyecciones de morfina, su madre iba, con el menor dolor posible, adelgazando y convirtiéndose en una frágil criatura huesuda que, ante el avance irreversible de la muerte, no hallaba más consuelo que la efímera victoria sobre la agonía que aquel fármaco le proporcionó hasta que un 21 de junio de 1963, a sus 43 años, el cáncer le cerró de una vez y para siempre sus ojos cansados.
La madre de Harold Shipman había muerto cuando él tenía apenas 17 años. Dos años después Harold intentó cruzar los exámenes de ingreso a la Escuela de Medicina de la Universidad de Leeds. Inicialmente falló, más el impulso propio de su sentimiento de superioridad le hizo volver a intentarlo, esta vez con éxito
Allí en la universidad y ahora que su madre no estaba viva como para intentar regular sus relaciones, Harold se volvió más sociable. Aún así siempre fue poco sociable en relación al promedio, pero ya mucho menos que antes. No obstante siguió siendo una persona jactanciosa que se sentía superior, respecto a lo cual contó un ex compañero de Shipman: 
- "Era como si nos tolerase. Si alguien decía una broma, sonreía con paciencia, pero Fred no quería volver a participar. Parecería gracioso, puesto que luego supe que había sido un buen atleta, por lo que uno pensaría que él debía de ser más un jugador de equipo"
Dentro de la universidad fue también, mientras cursaba el primer año, que Shipman conoció a Pimrose Oxtoby, la hija de un granjero. Ella tenía 16 años cuando él la conoció a sus 19; después, cuando ella ya tenía 17 años y 5 meses de embarazo, ambos se casaron
 
 
 

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