miércoles, 30 de diciembre de 2015

Leyendas en Catalunya (El Santuario de Nuria)

La historia del Santuario de Núria se forja a caballo entre las leyendas que hablan sobre su origen y los milagros que se le atribuyen. Cuenta la leyenda que unos pastores con la ayuda de sus ani­males, descubrieron una imagen de la Virgen en el lugar donde hoy se levanta el Santuario. A pesar de la insistencia de las máximas autoridades eclesiásticas de la zona en trasladar la imagen a su centro parro­quial, "Ella" deseaba permanecer allí donde fué hallada, por lo que sus devotos se vieron obligados a construirle un templo en aquel mismo lugar. La Virgen tomó el nombre del lugar donde apareció y su festividad se conmemora el 8 de septiembre.

Tambien forma parte de la leyenda la manera en que se supone que llegó Sant Gil hasta el valle, donde tiene una ermita levantada en su honor. Siendo oriundo de Atenas, Sant Gil llegó a Núria procedente de la Provenza, donde había fun­dado un monasterio. Tenía el objetivo de alcanzar la paz y la tranquilidad del ermitaño; pasaba los días entregado a la oración y a la elaboración de sus propios iconos, entre ellos la imagen de la Virgen de Núria. El santo se alojó en una cueva que ahora lleva su nombre, y dedicaba una parte de su tiempo a convivir con los pastores que llevaban el ganado a los prados de aquellas montañas. Con ellos compartía su comida: un poco de grano cocinado en una olla de cobre; cuando la comida estaba a punto, Sant Gil hacía sonar una campana para avisar a los comensales. Pasados cuatro años de su estancia en este idílico paraje, Sant Gil, quizás perseguido por los arrianos, tuvo que huir hacia la Provenza, no sin antes dejar bien escondido su pequeño tesoro: la imagen de la Virgen, una cruz, la campana y la olla, que se han convertido en los símbolos de Núria.
En la Ermita de Sant Gil pasaron los años y el tesoro de San Gil seguía en su escondite; fué en el año 1072, cuando un ángel se apareció en sueños a Amadeo, pidiéndole que fuera a Núria y edificase una capilla para la Virgen, indicándole también el lugar donde se hallaban escondidos los valiosos objetos de Sant Gil. Al llegar a Núria, Amadeo construyó, con la ayuda de los pastores del lugar, un modesto templo y un pequeño refugio para sus feligreses, pero no consiguió encontrar el tesoro. Los pastores acudían a la pequeña capilla dedicada a la Virgen de Núria, buscando protección para ellos y para sus rebaños. Siete años despues de la llegada de Amadeo, uno de los animales de un rebaño, un toro, empezó a golpear una pared de piedra con su pezuña; los pastores que se encontraban en el valle entendieron enseguida que aquello era una señal y se dirigieron hasta donde estaba el animal y, con ayuda de sus herramientas, perforaron el muro de piedra; habían encontrado el tesoro que San Gil habia guardado allí casi 400 años antes: una bella imagen de la Virgen, una cruz, una campa­na y una olla de cobre. En aquel mismo lugar, pasados algunos años, se construyó una ermita dedicada a Sant Gil.



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