Para divertirse, ordenaba que se
organizasen en sus múltiples castillos lujosísimas fiestas y
representaciones teatrales que eran conocidas en toda Europa, pero sus
excesivos gastos pronto empezaron a menguar su fortuna y se vio obligado
a vender varias de sus propiedades.
Preocupado por tales pérdidas, el barón
de Rais se fue aficionando a la Alquimia e hizo que se instalase un
laboratorio en un ala del castillo, donde trabajaba sin apenas dormir
ayudado por alquimistas y magos importados de toda Europa a la búsqueda
de la piedra filosofal, capaz, según la tradición esotérica, de
transformar los metales en oro.
Al cabo de cierto tiempo, su sueño de
oro no acababa de madurar, todo lo contrario, los alquimistas y magos le
costaban una fortuna que lo iba arruinando más y más, hasta que
desengañado despidió a la gran mayoría. Los pocos que quedaron a su
mando no tardaron en persuadirlo que sólo con la ayuda del Diablo podría
conseguir el oro que necesitaba.
Algunas de sus numerosas biografías,
cuentan que Gilles de Rais, llamado Barba Azul, habría hecho testamento
legando parte de sus bienes a Satanás, pero reservándose su vida y su
alma, según la leyenda. En las escrituras del castillo, figura como
titular el mismo Diablo.
Los historiadores opinan que su primer
crimen fue cometido con el propósito de realizar un pacto con éste para
lograr sus favores. Pero tras haberle cortado las muñecas a la víctima,
haberle sacado el corazón, los ojos y la sangre, ni se le apareció el
Diablo ni logró trasformar el metal en oro. Lo único que habría logrado,
sería el haber descubierto su pasión secreta: la tortura, la violación y
el asesinato de niños.
Este personaje sentía una predilección
malsana por los niños y los adolescentes, hasta el punto de que se
atribuyó nada menos que la muerte de 200, tal vez más…
A partir del verano de 1438 comenzaron a desaparecer algunos muchachos
de la misma ciudad de Nantes, de los pueblos de los alrededores, y la
mayor parte, ocurrían cerca de la mansión del barón de Rais. También
hacía entrar en su castillo a algunos de los niños mendigos que pedían
limosna frente al puente levadizo, que eran retenidos contra su voluntad
por sus servidores, violados y desmembrados posteriormente. La sangre y
otros restos se conservaban para propósitos mágicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario