miércoles, 30 de diciembre de 2015

Asesinos en Serie (Gilles de Rais [IV])

Por otro lado, los proveedores no cesaban de amenazar a los padres que reclamaban a sus hijos desaparecidos, y en todas partes se hacía el silencio.
A principios de 1440, llegaron los rumores hasta la corte del duque de Bretaña, quién ordenó abrir una investigación sobre los secuestros y la posible implicación del barón de Rais.
El 13 de septiembre fue detenido en su el pueblo de Machecoul por un grupo de soldados, quienes hallaron en su propiedad los cuerpos despedazados de 50 adolescentes. El duque de Bretaña le hizo compadecer ante la justicia acusado de haber asesinado e inmolado entre 140 y 200 niños en prácticas diabólicas.
Se le infligieron todo tipo de torturas para obligarle a confesar sus crímenes, que se obstinaba a negar pese a las evidencias, pero fue sólo la amenaza de la excomunión lo que le indujo a hacerlo detalladamente.
En octubre, Gilles aceptó voluntariamente todos los cargos que se le imputaban y confesó que había disfrutado mucho con su vicio, a veces cortando él mismo la cabeza de un niño con una daga o un cuchillo, y otras golpeando a los jóvenes hasta la muerte con un palo y besando voluptuosamente los cuerpos muertos, deleitándose sobre aquellos que tenían las cabezas más bellas y los miembros más atractivos. Afirmó ante los magistrados que su mayor placer era sentarse en sus estómagos y ver como agonizaban lentamente, y que en los cargos que se le imputaban no había intervenido nadie más que él, ni había obrado bajo la influencia de otras personas, sino que siguió el dictado de su propia imaginación con el único fin de procurarse placer y deleites carnales.
Al amanecer del 26 de octubre fue llevado a un descampado junto con dos de sus más destacados cómplices para ser ahorcado y quemado en la hoguera. En el patíbulo manifestó públicamente su arrepentimiento, instando a todos los presentes a no seguir su ejemplo y pidiendo humildemente perdón a los padres de las víctimas. Murió aferrándose desesperadamente a su fe cristiana.
Accediendo a las súplicas de algunos de sus parientes, el cuerpo, parcialmente quemado, fue retirado de la hoguera y enterrado en una iglesia de las carmelitas en Nantes. Sus bienes fueron confiscados en beneficio del duque de Bretaña y de la Iglesia.

fuente: http://www.asesinos-en-serie.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario