Manuel Amat, virrey del Perú, le gusta la ostentación. Y
cuando se enamoró de la actriz Micaela Villegas "la Perritcholi", no se
detuvo ante nada para seducirla: incluso le ofreció la luna, y lo
cumplió construyéndose un paseo con una fuente donde se veía el reflejo de ella. Ambos, él cerca de la sesentena y ella en la raya de los veinte, exhibieron amores,
poder y riqueza a la Lima de mediados del siglo XVIII. Pero catorce años después, el cuento de hadas se acabó. A Manuel Amat le destituyeron, y en 1776 volvió a Catalunya, dejando atrás MichaelaVillegas y su hijo común.
Quizá llegó destronado, pero nunca renunció a mostrar el lujo y la influencia. Y por eso se hizo construir dos palacios: uno en la Rambla de Barcelona y el otro en Gràcia. Uno de los palacios lleva el nombre de la Virreina.
Francesca Fiveller i Bruc, era una joven culta y piadosa de buena, que vía retirada al convento de las Jonqueres a la espera de contraer matrimonio de conveniencia con un sobrino del virrey del Perú.
Aunque era un matrimonio de conveniencia, Maria Francesca era feliz, porque había tenido la ocasión de conocer a su prometido y había quedado tan enamorada que no veía el momento de casarse. Pero el dia de la boda, el novio la dejó plantada en el altar. El padrino de bodas, era el mismo virrey , Manuel Amat. Viendo la humillante situación le dice:
- "Señora, me duele en el alma el menosprecio que mi sobrino le ha hecho, pero para arreglarlo, si quiere, me ofrezco a ser su marido".
Al Virrei, no le representaba ningún problema. La joven aceptó la proposición, aunque el virrey contaba ya 75 años y podía, bien, bien, ser su abuelo. Sin duda pensó que era mejor consolarse con la fortuna del viejo pretendiente y disimular asi la humillación sufrida.
Quizá llegó destronado, pero nunca renunció a mostrar el lujo y la influencia. Y por eso se hizo construir dos palacios: uno en la Rambla de Barcelona y el otro en Gràcia. Uno de los palacios lleva el nombre de la Virreina.
Francesca Fiveller i Bruc, era una joven culta y piadosa de buena, que vía retirada al convento de las Jonqueres a la espera de contraer matrimonio de conveniencia con un sobrino del virrey del Perú.
Aunque era un matrimonio de conveniencia, Maria Francesca era feliz, porque había tenido la ocasión de conocer a su prometido y había quedado tan enamorada que no veía el momento de casarse. Pero el dia de la boda, el novio la dejó plantada en el altar. El padrino de bodas, era el mismo virrey , Manuel Amat. Viendo la humillante situación le dice:
- "Señora, me duele en el alma el menosprecio que mi sobrino le ha hecho, pero para arreglarlo, si quiere, me ofrezco a ser su marido".
Al Virrei, no le representaba ningún problema. La joven aceptó la proposición, aunque el virrey contaba ya 75 años y podía, bien, bien, ser su abuelo. Sin duda pensó que era mejor consolarse con la fortuna del viejo pretendiente y disimular asi la humillación sufrida.
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