viernes, 27 de noviembre de 2015

Asesinos en Serie (Jaime Benjamín Cárdenas Pardo [III])

El jueves 17 de febrero del 2011, Jaime asaltó con cuchillo a un ciudadano peruano, apuñalándolo más de una vez sin quitarle la vida. Esto ocurrió en la ciudad de La Paz, y algunas personas lo vieron y lo denunciaron, gracias a lo cual Jaime fue capturado poco después por la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen.

Algo que llamaba la atención era cómo, hasta el momento de su captura, Jaime había podido delinquir tan a sus anchas. Lo que muchos habrían sospechado, se confirmó cuando el asesino confesó que muchas veces usó las ganancias de sus robos para sobornar a policías y salir bien rápido de la cárcel, además de que dijo tener una "buena amistad" con algunos policías que eran cómplices suyos y recibían una parte del dinero de sus fechorías. Indignantemente, un ejemplo de lo dicho fue que, al menos en cuatro casos, fueron policías quienes proporcionaron a Jaime los encargos de sicario. Aunque esto era impactante para la opinión pública, ni la Fiscalía de la Nación ni el Comando General de la Policía Nacional investigaron quiénes eran esos policías ligados al sicariato…
Por otro lado, Jaime no solamente admitió aquello de lo cual se le acusaba (asesinar a un hombre en Miraflores para robarle una laptop, y matar y violar a dos universitarias en Sucre), sino que confesó haber asesinado a más de 30 personas, ampliando así el número de víctimas estimado. Según dio a entender, en general mataba para robar, otras veces violaba y mataba para no ser delatado, algunas veces para las dos cosas anteriores, y otras porque estaba cumpliendo una misión de sicario. Los asesinatos tuvieron lugar en varias ciudades de Bolivia, como Santa Cruz, La Paz, Miraflores, Cochabamba y Sucre.
Sobre la base de las confesiones y del examen psicológico y psiquiátrico, Jaime fue descrito por los psiquiatras como alguien que era consciente y responsable de lo que hacía, plenamente imputable, catalogable como "asesino en serie confeso" y "psicópata", y dotado de una personalidad agresiva, con un perfil de auténtico depredador que no tiene reparo en matar con tal de conseguir sus objetivos.

El juicio de Jaime se prolongó por más de un año, aunque finalmente, el 6 de diciembre del 2011, lo condenaron a 30 años de prisión por la violación y el asesinato de las universitarias Nairobi Alexis Muñoz de 21 años y Marfa Delgado Roso de 20 años. La misma sentencia, por la misma causa, fue dada al ex policía y cómplice de Jaime, Ever Albis Vera. En cuanto a los otros asesinatos, no se tiene conocimiento de la sentencia, si acaso hubo sentencia…
Por otro lado, un hecho que llamó la atención y que hace dudar sobre el propósito de cambio del asesino, es que durante el juicio se descontroló, tomó una botella plástica que había contenido agua, y se la arrojó con fuerza a la fiscal, amenazándola con vengarse si conseguía escapar de prisión. Ante eso, la Fiscalía consideró brindar resguardo policial a la fiscal asignada por el Ministerio Público



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