El condado de Pallars [I]
Fue uno de los existentes en el territorio que, durante la primera mitad del siglo IX, algunos cronistas de la corte carolingia denominaron "Gotia"
Este condado se encontraba situado en la cuenca alta del Noguera Pallaresa, entre la cresta del Pirineo y la población de Tremp, incluyendo la Vall d'Àneu, la Vall de Cardós y la Vall Ferrera, así como la ribera izquierda del río Noguera Ribagorzana y la Vall del Flamicell.
En el siglo IX pertenecía a los condes de Toulouse, hasta que en 872 se independizaron de estos. A la muerte de Sunyer I (1010/11) se separó en dos dinastías: los descendientes de Guillem Sunyer regirían el Pallars Sobirá (alto) y los de su hermano Ramón Sunyer, el Pallars Jussá (o bajo). Desde entonces, políticamente se constituyó en dos condados: l' Alt Pallars (sobirà) y el Baix Pallars (iussà)
A principios del siglo IX, el conde Guillem I de Tolosa conquistó los territorios del Pallars y Ribagorza a los árabes, y los incorporó al condado de Tolosa, con el que formó una unidad administrativa. En el Pallars y la Ribagorza, los condes de Tolosa actuaron como un poder prácticamente soberano; así, otorgó unos privilegios a los monasterios de la región muy parecidos a los concedidos por la corte carolingia. Bajo dominio tolosano se fundaron los monasterios de Gerri, en la Vall del Noguera Pallaresa, de Senterada, en el Flamicell, y de Alaó, en la Noguera Ribagorzana. Por su parte, mediante la expedición de un precepto, Carlomagno incluyó el Pallars y la Ribagorza dentro del obispado de Urgell. En el año 806, Guillem I de Tolosa abdicó y se hizo monje; sus sucesores fueron Begón de Tolosa (806-816) y Berenguer de Tolosa (816-835)
El dominio del Pallars y Ribagorza por los condes de Tolosa era rechazado por los clanes aristocráticos locales. De este modo, en el año 833, Aznar Galíndez, conde de Urgell y Cerdanya, se apoderó de estos pagi, sustrayéndolos así al dominio tolosano; gracias a los sentimientos indigenistas, Aznar Galíndez, a pesar de haber perdido Urgell y Cerdanya, concedidos en el año 834 a Sunifred I por Luis "el Piadoso", consiguió resistir en el Pallars y la Ribagorza hasta el año 844, cuando lo expulsó el conde Fredo I de Tolosa.
Fue uno de los existentes en el territorio que, durante la primera mitad del siglo IX, algunos cronistas de la corte carolingia denominaron "Gotia"
Este condado se encontraba situado en la cuenca alta del Noguera Pallaresa, entre la cresta del Pirineo y la población de Tremp, incluyendo la Vall d'Àneu, la Vall de Cardós y la Vall Ferrera, así como la ribera izquierda del río Noguera Ribagorzana y la Vall del Flamicell.
En el siglo IX pertenecía a los condes de Toulouse, hasta que en 872 se independizaron de estos. A la muerte de Sunyer I (1010/11) se separó en dos dinastías: los descendientes de Guillem Sunyer regirían el Pallars Sobirá (alto) y los de su hermano Ramón Sunyer, el Pallars Jussá (o bajo). Desde entonces, políticamente se constituyó en dos condados: l' Alt Pallars (sobirà) y el Baix Pallars (iussà)
A principios del siglo IX, el conde Guillem I de Tolosa conquistó los territorios del Pallars y Ribagorza a los árabes, y los incorporó al condado de Tolosa, con el que formó una unidad administrativa. En el Pallars y la Ribagorza, los condes de Tolosa actuaron como un poder prácticamente soberano; así, otorgó unos privilegios a los monasterios de la región muy parecidos a los concedidos por la corte carolingia. Bajo dominio tolosano se fundaron los monasterios de Gerri, en la Vall del Noguera Pallaresa, de Senterada, en el Flamicell, y de Alaó, en la Noguera Ribagorzana. Por su parte, mediante la expedición de un precepto, Carlomagno incluyó el Pallars y la Ribagorza dentro del obispado de Urgell. En el año 806, Guillem I de Tolosa abdicó y se hizo monje; sus sucesores fueron Begón de Tolosa (806-816) y Berenguer de Tolosa (816-835)
El dominio del Pallars y Ribagorza por los condes de Tolosa era rechazado por los clanes aristocráticos locales. De este modo, en el año 833, Aznar Galíndez, conde de Urgell y Cerdanya, se apoderó de estos pagi, sustrayéndolos así al dominio tolosano; gracias a los sentimientos indigenistas, Aznar Galíndez, a pesar de haber perdido Urgell y Cerdanya, concedidos en el año 834 a Sunifred I por Luis "el Piadoso", consiguió resistir en el Pallars y la Ribagorza hasta el año 844, cuando lo expulsó el conde Fredo I de Tolosa.
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