Durante 1917, el PRC había participado en la Asamblea de Parlamentarios, una reunión de la mayoría de los parlamentarios catalanes (salvo los de los partidos dinásticos) que, con las Cortes cerradas, propugnaba la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes, de cara a una nueva organización del Estado que reconociera la autonomía de las regiones. Sin embargo, la disolución de la Asamblea por parte del gobierno y la huelga revolucionaria de 1917 hizo que la conservadora Lliga Regionalista se apartase de sus aliados republicanos. Ante ello, estos se presentaron unidos en la convocatoria de elecciones municipales de noviembre de 1917. Companys resultó elegido concejal por el distrito barcelonés del Raval dentro de una candidatura radical. Sus posturas políticas estaban entonces lejos del catalanismo. Tal como narra el historiador Hilari Raguer, al ser también elegido Manuel Carrasco i Formiguera como concejal en Barcelona, Companys se negó a dejarle pasar alegando que era un separatista y que debía gritar primero "¡Viva España!".
Los años que trascurrieron entre 1917 y 1922 fueron de una extrema violencia social en Barcelona. Fue la época del pistolerismo en los que se enfrentaron, de una parte, los sectores más violentos del anarcosindicalismo, partidarios de la "acción directa" y de otra escuadrones de pistoleros pagados por los empresarios, con la intervención de la represión estatal en apoyo de los patronos. Todo ello se saldó con centenares de muertos, en su mayoría obreros. Ejerció entonces, junto a su amigo Layret, como abogado defensor de numerosos sindicalistas aproximándose al anarcosindicalismo. También retomó una antigua amistad de la infancia con Salvador Seguí, el "El Noi del Sucre", el cual había nacido en Tornabous, pueblo vecino de Tarrós. El padre de Seguí trabajaba para la familia de Companys, y ambos habían compartido juegos infantiles. En 1918, en un ambiente de huelgas generalizado, el gobierno decretó el estado de excepción y, entre otros muchos, Companys permaneció detenido durante varios días. En febrero de 1919 comenzó la huelga de "La Canadiense", que duró casi dos meses y desembocó en una huelga general.
Companys intervino en las negociaciones entre huelguistas y patronos, convencido de la necesidad de establecer alianzas entre el obrerismo anarquista y la izquierda republicana autonomista. Lluis Companys trató de involucrar al gobierno en la negociación y, ante su negativa, intentó que fuese el Ayuntamiento de Barcelona, del que era concejal, el que mediara. La negativa del alcalde hizo que Companys tildara al consistorio de "esquirol", razón por la que fue encarcelado durante un mes. La radicalización y el acercamiento a los postulados obreristas por parte de Companys y Layret se acentuó durante ese año. En septiembre, ambos solicitaron la adhesión del PRC a la III Internacional. Aunque la solicitud nunca se materializó, el movimiento significó que abandonaron el partido los sectores más centristas y nacionalistas.
En diciembre de 1919 y enero de 1920 se produjo un cierre patronal en Barcelona, hecho que marcó el triunfo de la patronal en el conflicto social. En noviembre ese año, el gobernador civil Martínez Anido había ordenado la detención de los dirigentes obreros. Companys, junto a Salvador Seguí, Martí Barrera, Josep Viadiu, entre otros sindicalistas, fue encarcelado. El 30 de noviembre, tres días después de su detención, y con otros treinta y cinco presos, fue deportado al Castillo de la Mola en Mahón (Illes Balears). Layret fue asesinado cuando se disponía a asumir su defensa
Los años que trascurrieron entre 1917 y 1922 fueron de una extrema violencia social en Barcelona. Fue la época del pistolerismo en los que se enfrentaron, de una parte, los sectores más violentos del anarcosindicalismo, partidarios de la "acción directa" y de otra escuadrones de pistoleros pagados por los empresarios, con la intervención de la represión estatal en apoyo de los patronos. Todo ello se saldó con centenares de muertos, en su mayoría obreros. Ejerció entonces, junto a su amigo Layret, como abogado defensor de numerosos sindicalistas aproximándose al anarcosindicalismo. También retomó una antigua amistad de la infancia con Salvador Seguí, el "El Noi del Sucre", el cual había nacido en Tornabous, pueblo vecino de Tarrós. El padre de Seguí trabajaba para la familia de Companys, y ambos habían compartido juegos infantiles. En 1918, en un ambiente de huelgas generalizado, el gobierno decretó el estado de excepción y, entre otros muchos, Companys permaneció detenido durante varios días. En febrero de 1919 comenzó la huelga de "La Canadiense", que duró casi dos meses y desembocó en una huelga general.
Companys intervino en las negociaciones entre huelguistas y patronos, convencido de la necesidad de establecer alianzas entre el obrerismo anarquista y la izquierda republicana autonomista. Lluis Companys trató de involucrar al gobierno en la negociación y, ante su negativa, intentó que fuese el Ayuntamiento de Barcelona, del que era concejal, el que mediara. La negativa del alcalde hizo que Companys tildara al consistorio de "esquirol", razón por la que fue encarcelado durante un mes. La radicalización y el acercamiento a los postulados obreristas por parte de Companys y Layret se acentuó durante ese año. En septiembre, ambos solicitaron la adhesión del PRC a la III Internacional. Aunque la solicitud nunca se materializó, el movimiento significó que abandonaron el partido los sectores más centristas y nacionalistas.
En diciembre de 1919 y enero de 1920 se produjo un cierre patronal en Barcelona, hecho que marcó el triunfo de la patronal en el conflicto social. En noviembre ese año, el gobernador civil Martínez Anido había ordenado la detención de los dirigentes obreros. Companys, junto a Salvador Seguí, Martí Barrera, Josep Viadiu, entre otros sindicalistas, fue encarcelado. El 30 de noviembre, tres días después de su detención, y con otros treinta y cinco presos, fue deportado al Castillo de la Mola en Mahón (Illes Balears). Layret fue asesinado cuando se disponía a asumir su defensa
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