Pau Claris i Casademunt, nacio en Barcelona el 1 de enereo de 1596 - Muere en Barcelona el 27 de febrero de 1641. fue
un político y eclesiástico catalán y el 94 presidente de la Generalidad
de Cataluña al inicio de la Guerra de los Segadores. El 16 de enero de 1641, proclamó la República Catalana bajo la protección de Francia.De
familia paterna procedente de Berga (Barcelona), tanto el abuelo (Francesc) como
el padre (Joan) fueron destacados juristas en Barcelona. Su
madre era Petronila Casademunt i Paz era el menor de cuatro hermanos,
de los que destacó también el mayor, Francesc, que fue jurista y
ejerció una fuerte influencia sobre su hermano. La familia de Pau Claris formaba parte de la burguesía administrativa barcelonesa y tuvo un poder económico muy elevado.Hay un gran desconocimiento de los estudios de Pau Claris; sólo sabemos que se doctoró en derecho civil y canónico en la
Universidad de Barcelona y que estudió la carrera en el período
comprendido entre el 1604 y el 1612.Pau Claris fue nombrado "beneficiado eclesiastico" (era un ente jurídico erigido por la autoridad eclesiástica a título vitalicio y que comportaba un oficio espiritual y que proporcionaba a quien la ejercía, durante la Edad Media y el Antiguo Régimen, el derecho a disfrutar de una prebenda o renta [ proveniente de bienes inmuebles, de diezmos, censales, derechos por la administración de sacramentos, etc.) y otros privilegios de carácter judicial, fiscal o militar]) de la sede el 28 de agosto y
canónigo el 25 de septiembre de 1612. Fue destinado a la diócesis de
Urgell.En
1626, Claris fue elegido como representante del "brazo" eclesiástico en
las Corts de Barcelona que se abrieron el 28 de marzo, en medio de una
gran tirantez que provenía ya del 1621 cuando, al morir el Rey de
España, Felipe III , su sucesor no quiso jurar las Constituciones de Catalunya. Los
motivos de disentimiento entre los "brazos" y la monarquía de Felipe IV
fueron sobre todo: la cuestión de los "quintos" (impuesto que consistía en
que las ciudades del Principado pagaban una quinta parte de sus
impuestos anuales a la corona), el problema de la "observancia", Constitución acordada el 1481 que exigía la obligación de cumplir el
derecho catalán a los "oficials reials" y la eterna voluntad de querer
frenar los privilegios de la Inquisición en tierras catalanas. El
brazo eclesiástico no adoptó esta vez una actitud servil, exhausto
económicamente por la presión de los impuestos reales y minado por la
castellanofòbia que provocaban los continuos nombramientos de obispos
castellanos en las diócesis catalanas. El abandono de la sala por parte de los capítulos catedralicios el 3
de mayo, en querer someter una votación para la concesión de 3.300.000
ducados para el rey, provocó la salida inmediata del Felipe IV hacia Madrid.No
fue hasta el 1632 que no se retomaron las corts, aunque con los mismos
diputados que el 1626. En esta ocasión, fue cuando se hizo más evidente
la rebeldía contra la corona española de una brillante generación de
juristas catalanes encabezados por Joan Pere
Fontanella, los cuales arremetieron jurídicamente contra dos nuevos
motivos de enfrentamiento: el derecho de los consejeros a permanecer
cubiertos ante la presencia real y la mecánica de la insaculación, en la
que se disputaba la facultad de los brazos para proveer cargos de la
Generalitat sin la anuencia del rey.
El año 1632, Claris fue nombrado por su "brazo" para tratar el tema de la insaculación y el 15 de julio los estamentos nombraron a dieciocho personas (la Divuitena) que ejercería el auténtico papel de Consell Ejecutiu.El episodio político más destacable de este periodo de la vida de Claris fue, sin duda, los llamados disturbios de Vic. A raíz de una concesión papal al Rey de España del establecimiento de una décima sobre las rentas de la Iglesia en España, que serviría de subsidio a la Corona, estalla el malestar popular en la diócesis de Vic con virulencia, bajo la guía del arcediano Vic doctor Melcior de Palau i Boscá y el apoyo apasionado de dos canónigos de Urgell: Jaume Ferran y Pau Claris. El secuestro de la propiedad eclesiástica de Vic por parte de la Real Audiencia, provocó manifestaciones revolucionarias con libelos difamatorios y amenazas de subversión en el campo, durante la primavera y verano de 1634. A pesar de las presiones del obispo de Girona, el Consejo de Aragón sólo se atrevió a aprisionar un diácono disidente, Pablo Capfort. Finalmente, el conflicto se calmó por la vía de retrasar el pago de la "décima" hasta noviembre.Claris asistió, los años 1630 y 1636 a los concilios eclesiásticos provinciales de Tarragona. En el de 1636, con el apoyo del obispo de Tortosa, el castellano Justino Antolínez de Burgos y de Saavedra, se consiguió aprobar una disposición por la que todas las prédicas en el Principado fueran en catalán.
El año 1632, Claris fue nombrado por su "brazo" para tratar el tema de la insaculación y el 15 de julio los estamentos nombraron a dieciocho personas (la Divuitena) que ejercería el auténtico papel de Consell Ejecutiu.El episodio político más destacable de este periodo de la vida de Claris fue, sin duda, los llamados disturbios de Vic. A raíz de una concesión papal al Rey de España del establecimiento de una décima sobre las rentas de la Iglesia en España, que serviría de subsidio a la Corona, estalla el malestar popular en la diócesis de Vic con virulencia, bajo la guía del arcediano Vic doctor Melcior de Palau i Boscá y el apoyo apasionado de dos canónigos de Urgell: Jaume Ferran y Pau Claris. El secuestro de la propiedad eclesiástica de Vic por parte de la Real Audiencia, provocó manifestaciones revolucionarias con libelos difamatorios y amenazas de subversión en el campo, durante la primavera y verano de 1634. A pesar de las presiones del obispo de Girona, el Consejo de Aragón sólo se atrevió a aprisionar un diácono disidente, Pablo Capfort. Finalmente, el conflicto se calmó por la vía de retrasar el pago de la "décima" hasta noviembre.Claris asistió, los años 1630 y 1636 a los concilios eclesiásticos provinciales de Tarragona. En el de 1636, con el apoyo del obispo de Tortosa, el castellano Justino Antolínez de Burgos y de Saavedra, se consiguió aprobar una disposición por la que todas las prédicas en el Principado fueran en catalán.
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